A Segundo Juan Villalobos Guevara, de 53 años, la Policía y el Ministerio Público le seguían los pasos desde febrero pasado, cuando uno de los detenidos por el asesinato del apu Quinto Inuma dijo que Villalobos le había ofrecido mil soles por matar al líder indígena. Luego de eso, se hicieron las pericias a los celulares de los detenidos y aparecieron mensajes sobre cómo se había planificado la muerte del líder. Entonces, Villalobos huyó de su casa, en el centro poblado Leche (Huimbayoc, San Martín), y pasó a estar “no habido”.
Sin embargo, de acuerdo con fuentes policiales, se mantuvo a un informante en la zona, en caso Villalobos decidiera volver. Y, en efecto, Villalobos regresó para pasar las fiestas patrias con su familia. Como el centro poblado no es muy grande, el informante pudo darse cuenta de su llegada y dio aviso a las autoridades. De inmediato, la Tercera Fiscalía Supraprovincial Contra la Criminalidad Organizada solicitó la detención preliminar del sospechoso por siete días y el Noveno Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional dictó la orden.
El 30 de julio, a mediodía, un grupo de policías de la División de Homicidios de la Dirección de Investigación Criminal de Lima y de la División de Homicidios de Tarapoto sorprendió a Villalobos. Lo detuvieron y le requisaron el celular. Luego fue llevado a la comisaría de Tarapoto, donde permanecerá hasta el 1 de agosto. Villalobos será trasladado a Lima para pasar la prueba de control de identidad. “Mientras no pase por esa diligencia no puede declarar nada”, explica Juan José Quispe, abogado de los deudos de Quinto Inuma. “Vamos a ver si quiere hablar porque puede guardar silencio o colaborar con la investigación. No sabemos cuál será la estrategia de su defensa”, agrega. Los deudos de Inuma, que hasta hace poco
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— Convoca (@ConvocaPe) July 31, 2024
1/7 Agentes de la Unidad Especializada de Homicidios de la Policía, detuvieron al presunto autor intelectual del asesinato del líder indígena Quinto Inuma. (Con información de @hugoanteparra) pic.twitter.com/PGeFrUntLQ
El crimen
El apu Quinto Inuma Alvarado fue asesinado el 29 de noviembre del 2023, cuando volvía a su casa, en la Comunidad Nativa Santa Rosillo de Yanayacu (Huimbayoc, San Martín). Días antes, en su calidad de defensor ambiental, Inuma había asistido a un congreso sobre la protección del medio ambiente y la preservación de los territorios.
Durante los últimos años, había encabezado una batalla para enfrentar a los taladores ilegales tal como informó Convoca.pe en un reportaje publicado a inicios de 2023 y por ese motivo había recibido amenazas de muerte. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos le había otorgado incluso medidas intersectoriales de protección, tras evaluar el grave riesgo que corría. Estas, sin embargo, no fueron suficientes. Nunca contó con un personal policial asignado ni se armó una estrategia para que su última movilización fuera segura. El 29 de noviembre del 2023, a eso de las 4 de la tarde, Inuma fue asesinado delante de su familia.
A la fecha, además de Villalobos, hay otros tres detenidos por este crimen: los hermanos Genix y Jerrly Saboya Saboya, y Limber Ríos Ruiz. Fue, precisamente, Genix Saboya quien delató a Villalobos, sindicándolo como el autor intelectual del crimen. A partir de esta delación, es que se inició el operativo que culminó con su detención.
La confesión de Saboya
El relato de Genix Saboya, quien delató a Villalobos, resulta escalofriante. “El año pasado, no recuerdo en qué fecha, Segundo Villalobos Guevara, un maderero conocido que vive en Leche y tiene su bodega, me dijo: Tengo problemas con Quinto. No me deja sacar madera. Estamos buscando a alguien que lo mate. Avísame si te animas, chato. Hazlo: aquí tengo 5 mil soles”. Primero le dije que no, pero pasado el tiempo me animé por la cantidad de dinero. En el mes de noviembre del año pasado me enteré de que Quinto iba a llegar de Santa Rosillo y tres días antes me dirigí a la zona [...] Llegué a casa de mi mamá y ahí conversé con mi tío Venustiano Saboya Pisco. Él ya sabía que yo tenía la idea de matar a Quinto. Yo le había dicho 15 días antes para matarlo juntos. Al inicio mi tío me dijo que no, pero después aceptó. Él también estaba molesto con Quinto”, declaró ante los agentes de Homicidios, según copia del parte policial publicado por el diario Voces de Tarapoto.
Saboya confesó que para matar a Quinto le pidió prestado a su hermano Jerrly Saboya una retrocarga. “Me preguntó para qué era, porque así nomás no la presta. Le dije que iba al monte a cazar. Me la dio y la escondí. No le dije nada de lo que iba a hacer porque no quería involucrarlo”, contó.
Según el confeso asesino, ese mismo día conversó con otro de los detenidos, Límber Ríos, quien también le prestó un arma. “Él me había contado antes que también quería matarlo. Me preguntó si lo iba a hacer o no. Le respondí que aún no lo sabía. Me mostró su pistola, me la entregó y me dijo que después se la diera a Segundo Villalobos”, agregó.
El 29 de noviembre, dice Saboya, fue con su tío a eso de las 7 a.m. al Vado. “(Mi tío) llegó con una escopeta, no sé dónde la consiguió [...] Esperamos todo el día. De pronto tuve la idea de cortar un árbol para que se detenga el río”, contó.
Según su manifestación, esperaron entre los arbustos hasta que escucharon que se acercaba una embarcación y reconocieron al apu Inuma en ella. “Veo a Quinto de espaldas y le disparo a una distancia de 35 metros. Lo tumbo. De ahí viene un disparo, que era de mi tío, y veo que él se va a rematarlo disparándole en la cabeza. Nos quitamos y de ahí nos separamos en el camino”, dijo Saboya.
Inmediatamente después de eso, cuenta, fue a deshacerse del arma y a buscar a Segundo Villalobos para que le pagara los 5 mil soles acordados. Dice que Villalobos se comprometió a hacerle una transferencia, pero que solo llegó a pagarle mil soles, lo que molestó a Saboya. Así que, cuando este fue detenido, delató a su financista.
La desprotección de los líderes amazónicos
Quinto Inuma forma parte de la lamentable lista de líderes amazónicos y defensores ambientales que han sido asesinados en los últimos años. Según Aidesep son más de 30 los dirigentes de comunidades que han perecido a mano de personas vinculadas a actividades criminales como la tala y la minería ilegal.
Como revelamos en un informe de la cobertura especial #EstadoPerú en las zonas donde fueron asesinados, no existen locales policiales cerca de las viviendas o comunidades de las víctimas, sino que las dependencias se encontraban en otros distritos lejanos.
De las 34 muertes documentadas por Aidesep, al menos seis están relacionadas a conflictos con taladores ilegales, mientras que en otros cinco de los casos se sabe que hubo enfrentamientos con el narcotráfico. Además, cuatro de las víctimas se oponían a la minería ilegal, tres a la explotación petrolera y otras tres luchaban contra invasores y traficantes de tierras.