Por Edwin Montesinos | 30 de septiembre de 2021
Daniel Peña no sabía sobre la leptospirosis hasta que le afectó de cerca. Primero, atacó a un joven de una comunidad nativa con la que trabajaba y, luego, a él mismo. “Es como si hubiera corrido cien kilómetros. Así se sentía mi cuerpo”, relata. Daniel tiene 37 años, vive en Puerto Maldonado, en la región amazónica de Madre de Dios, y es comunicador y relacionista público de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad). Por su trabajo, tiene que movilizarse en balsa por los ríos, para visitar a las poblaciones indígenas.
El año en que enfermó, en 2019, Daniel recuerda que sintió un dolor tan fuerte que lo tumbó en la cama. Después, tuvo fiebre y mareos, que hacían que su visión estuviera borrosa constantemente. En el hospital Santa Rosa, de Puerto Maldonado, le hicieron análisis de sangre para dengue: negativo. Malaria, tampoco. Cuando enviaron sus muestras a Lima, supieron que tenía leptospirosis.
La leptospirosis es una enfermedad infecciosa que se contagia a través del agua contaminada con orina de roedores, perros, vacas, cerdos, caballos y animales silvestres. En la selva del Perú, es considerada una endemia, porque afecta a una región o país en un período determinado, con síntomas muy parecidos a los del Covid-19 —fiebre, dolores de cabeza, dolores musculares, diarrea—, y que también puede complicarse con una insuficiencia respiratoria. Esta zona del país es la más afectada, por sus condiciones ambientales, factores geográficos y servicios de salud precarios.
Daniel sobrevivió a la leptospirosis, pero recuerda que un joven indígena falleció por esta enfermedad. “Tendría entre 20 y 25 años. Llegó con un dolor de espalda fuerte, también. Estuvo tres semanas así y, cuando lo llevaron al hospital Santa Rosa, de Puerto Maldonado, no pudieron salvarlo”, relata.
Los síntomas de la leptospirosis son muy parecidos a los del Covid-19 —fiebre, dolores de cabeza, dolores musculares, diarrea—, y también puede complicarse con una insuficiencia respiratoria".
Lo que le ocurrió a Daniel Peña le pasa a numerosas personas, cada año en el Perú. La leptospirosis se concentra en Loreto, Ayacucho y Madre de Dios. En 2020, estas regiones presentaron el 85% de los casos: 1740, 242 y 148, respectivamente, según el Ministerio de Salud.
Desde 2016, cuatro años antes de que la pandemia del coronavirus impacte al Perú y su sistema de salud, los casos de leptospira confirmados por el Ministerio de Salud han aumentado notoriamente. En 2019, se duplicaron: De mil 64 a 2 mil 172 (un aumento de 104%). Esto sucedió luego de que el presupuesto para el tratamiento y diagnóstico de este tipo de enfermedades bajara progresivamente hasta en 30%, de 2016 a 2018.
El Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC Perú) maneja información más detallada sobre la leptospirosis y cifras mayores que las registradas por el Ministerio de Salud: Los casos notificados alcanzaron los mil 950 el primer semestre de 2021. En 2019, hubo 6 mil 714 casos notificados y 6 mil 171, en 2020.
Tambopata, en Madre de Dios, es la provincia con la mayor cantidad de casos notificados: 868. A pesar de eso, el doctor Carlos Manrique, director de Inteligencia Sanitaria de la Dirección de Salud de esa región, señala que existe un sub reporte de casos: “Tambopata tiene el 60% de la población de todo el departamento. En los establecimientos periféricos, donde hay más casos, solamente toman las muestras y nunca se sabe qué enfermedad fue. Hay un problema de subregistro. [...] Es casi imposible tener un diagnóstico rápido para detectarla. Cuando el médico sospecha, la trata porque hay una forma grave que puede provocar la muerte. Obvian la toma de muestras y, por lo tanto, nunca van a aparecer esos sitios en la estadística”.
Para el doctor Manrique, el subregistro de casos se debe a las limitaciones de acceso a las pruebas de confirmación de la enfermedad: “Tenemos que enviar las muestras a Lima, para que sean confirmadas con una prueba científica, que es de micro aglutinación. El Instituto Nacional de Salud no ha descentralizado la capacidad [para aplicar estas pruebas] en los laboratorios regionales. Por eso, el resultado puede demorar meses. Nosotros no tenemos resultados claros, reales, sobre la situación de la leptospira en nuestra región”, dice.
El bajo nivel de confirmación de casos de leptospira se evidencia en la sala virtual del Centro de Epidemiología. Al 24 de junio de 2021, Madre de Dios ha reportado 1014 casos de leptospirosis en lo que va del año, pero solo dos figuran como confirmados (0,2%). Es la región con más casos reportados, pero con menor porcentaje de confirmados.
Este no es solo un problema de Madre de Dios. En el mapa del Centro de Epidemiología, la leptospirosis es la segunda enfermedad con menor porcentaje de confirmación: 6,1% de casos confirmados (119 casos) de mil 950, en el primer semestre de 2021. Este porcentaje de confirmación solo supera al del Zika: En el mismo período, solo se ha confirmado el 1,3% (un solo caso) de los 79 casos notificados.
Menos presupuesto para más casos
El subregistro de casos no es el único problema con la leptospirosis. El presupuesto que tienen los gobiernos regionales para atender esta enfermedad viene del Programa de Enfermedades Metaxénicas y Zoonosis del Ministerio de Salud. Aquí se incluyen los montos destinados para diagnosticar y tratar las zoonosis, enfermedades transmitidas por animales —leptospirosis, rabia y peste—, y las actividades de prevención, como charlas informativas.
A pesar de que Ayacucho y Madre de Dios figuran entre las regiones con más casos de leptospirosis, han recibido un menor presupuesto para combatir esta enfermedad, con respecto al 2020. El año pasado, Ayacucho recibió 1 millón 6 mil 940 soles y este año, 791 mil 792 soles. Madre de Dios pasó de recibir 895 mil 245 soles a 756 mil 887 soles. En Loreto, el presupuesto aumentó de 1 millón 163 mil 998 soles a 1 966 mil 259 soles.
“Nunca ha sido suficiente el presupuesto que envían al Programa de Enfermedades Metaxénicas y Zoonosis. Madre de Dios tiene una población estimada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y, generalmente, es una población subestimada. (...) La población real es dos, hasta tres veces mayor. Estamos atendiendo hasta cuatro veces una población que no está considerada en los recursos”, explica Carlos Manrique, director de Inteligencia Sanitaria de la Dirección Regional de Salud de Madre de Dios.
Los funcionarios de las direcciones de salud de las principales regiones afectadas sostienen que la leptospirosis es un tema multisectorial y que el bajo presupuesto es una dificultad y, más aún, con el impacto del Covid-19. “La prioridad es responder a la pandemia, lo que ha generado este tipo de cambios [en el presupuesto]”, declaró a Convoca.pe la directora de epidemiología de la Dirección Regional de Salud de Ayacucho, Else Mayu Quispe.
Al poco presupuesto se suma el bajo nivel de ejecución de este. Loreto es la quinta región con más presupuesto para el diagnóstico y tratamiento de zoonosis, con 1 millón 966 mil 259 soles. Sin embargo, es la cuarta región con menor ejecución del presupuesto, con 25,6% de ejecución, al 17 de mayo de 2021.
Ayacucho y Madre de Dios están en el puesto 16 y 17 en el ranking de ejecución del presupuesto 2021, respectivamente. Comparada con Loreto, Ayacucho presenta una ejecución mayor, de 26,9%, pero con un presupuesto mucho menor, de 791 mil 792 soles. Aunque Madre de Dios tiene una ejecución mayor, del 36,7%, su presupuesto es de 756 mil 887 soles, menor que el de Ayacucho.
Cada región tiene sus factores de riesgo
La lucha contra la leptospirosis no solo requiere de presupuesto. Los funcionarios y expertos entrevistados por Convoca.pe reconocen que es un tema que involucra a varios sectores y tiene que ver con diversos aspectos. En cada región afectada hay factores de riesgo particulares.
En Loreto, “hay humedad permanente, sobre todo, en lugares aledaños a los ríos y donde éstos crecen. Ahí es dónde las bacterias de la leptospira permanecen activas”, comenta el doctor Carlos Álvarez, director de epidemiología de la Dirección Regional de Salud de Loreto.
En Ayacucho, la directora de epidemiología de la Dirección Regional de Salud, Else Mayu Quispe, advierte que las condiciones de saneamiento ambiental no son las más adecuadas, y que las conductas de higiene, el desconocimiento y la crianza de animales domésticos favorecen el contagio de la leptospira, sobre todo, en Huanta y La Mar, provincias ubicadas en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), con un clima de selva alta.
En Madre de Dios, el doctor Carlos Manrique, director de Inteligencia Sanitaria de la Dirección Regional de Salud, informa que sólo el 50% de la población de la capital accede a agua tratada. “El resto, tiene agua por horas y debe almacenarla. Fuera de la capital, no tienen agua garantizada para consumo humano real. Es entubada, a medio tratar”, precisa.
El estado de las calles en la periferia de Madre de Dios agrava el problema. “Las calles no están asfaltadas. Se inundan con facilidad, con las lluvias permanentes. Para salir y entrar a sus domicilios o centro de estudios, las personas tienen que pasar por esas zonas y no todos usan botas. La acumulación de basura también atrae a roedores y otros animales [causantes de la transmisión de la leptospira]”, destaca el doctor Manrique.
Las víctimas perfectas
Hay grupos de personas más propensos a contagiarse por esta enfermedad. Juan Carlos Celis no solo es el presidente del Comité de Expertos Covid-19 del gobierno regional de Loreto y atiende la crisis de la pandemia sino también ve casos de leptospirosis, como jefe de infectología del Hospital Regional de Loreto. El doctor explicó a Convoca.pe que la población más afectada es el adulto joven trabajador, el económicamente activo, que vive en zonas periféricas, aunque también considera que siempre “hay de todo”.
Hay ciertos factores de riesgo asociados al contagio de esta enfermedad, según revela el estudio de “Prevalencia de Leptospirosis y factores de riesgo en personas con antecedentes de fiebre en la provincia de Manu, Madre de Dios, Perú”, elaborado en diciembre de 2003 por el Instituto Nacional de Salud, la Oficina General de Epidemiología, el Ministerio de Salud, la Dirección Regional de Salud Madre de Dios, entre otras instituciones, y publicado en la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública.
“Encontramos que aquellos pobladores que tienen techo de plástico y paja en su vivienda están en mayor riesgo de adquirir la enfermedad pues, normalmente, en los techos hay roedores y, en la época de lluvias, el agua se filtra, posiblemente con orina de roedores, contaminando las áreas donde transitan las personas”, señala el estudio, que concluye que la infraestructura inadecuada es un factor de riesgo asociado a la infección por esta enfermedad.
El estudio realizado en Madre de Dios resalta otro factor de riesgo que los funcionarios entrevistados por Convoca.pe también señalaron: los oficios o trabajos. “Otra forma de ingreso sería por la piel, la cual está relacionada con la actividad [económica] de la población que, constantemente sufre abrasiones, haciendo que la vía de ingreso para las leptospiras sea más fácil. Hallazgos similares se obtuvieron en brotes relacionados con estas actividades laborales y otros de recreación”, detalla la investigación.
"Como gran parte de la población se dedica a la minería, se expone más a la intemperie. Hay gente que trabaja sumergida en agua y las condiciones laborales son precarias", advierte el doctor Carlos Manrique, de la Dirección Regional de Salud de Madre de Dios, mientras que el doctor Juan Carlos Celis, del Hospital Regional de Loreto, destaca que ha visto contagios entre trabajadores de limpieza y de camales, así como en veterinarios.
Sin armas para combatir una endemia
Desde 2015, los casos de leptospirosis han aumentado, a nivel nacional. Este año hay reportes de personas contagiadas en San Martín, Cusco, Piura y Ucayali. Los expertos de las regiones coinciden en que para combatir la enfermedad se requiere aumentar el presupuesto, un trabajo de varios sectores y no solo enfocarse en el diagnóstico y tratamiento.
En Loreto, el doctor Juan Carlos Celis, del Hospital Regional de Loreto, destaca que hay pocas campañas informativas sobre esta enfermedad, que tiene que ver con el cuidado personal, pero también con el saneamiento urbano y rural, mientras que el doctor Carlos Álvarez, de la Dirección Regional de Salud de Loreto, opina que, más que un tema de salud, “es un tema social”.
El doctor José Luis Bustamante, vocero del Ministerio de Salud sobre las zoonosis y coordinador de la Estrategia Sanitaria Nacional de Zoonosis, reconoce la importancia de la Comisión Multisectorial Permanente de Zoonosis de Prevención y Control de Enfermedades Zoonóticas, integrada por representantes de los ministerios de Agricultura y Riego, de Salud, de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, de Educación y de Pesquería. En este grupo de trabajo, se tratan las diversas zoonosis, pero se viene priorizando la rabia.
Sin embargo, en esta comisión no está incluida la autoridad de saneamiento, como es el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, una ausencia que los funcionarios de los gobiernos regionales han hecho notar reiteradamente. Convoca.pe intentó contactar sin éxito a representantes de este ministerio, en repetidas ocasiones, para conocer la situación de este problema en las regiones y la posibilidad de que solicite ser considerado en la comisión multisectorial.
Alejandro Llanos, especialista en enfermedades infecciosas y tropicales y coordinador del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt, de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, dice que se requiere, además, mayor inversión en investigación, capacitación del personal médico y promover la producción de fármacos para tratar las zoonosis. “Se necesita mucha investigación: saber cómo se da la transmisión, por qué las personas van cambiando, y el desarrollo de vacunas contra la leptospira. Hay mucha tecnología que puede utilizarse, pero tiene que invertirse en investigación. 30 mil soles o 40 mil soles es muy poco dinero para tener un programa grande”, opina.
Endemias como la leptospirosis subsisten desde antes de la pandemia del Covid-19. Desde 2001, los casos y brotes han sido cada vez más comunes. Veinte años después subsisten las condiciones que favorecen el contagio de esta enfermedad y la dependencia de Lima para confirmar el diagnóstico. Las armas para enfrentar esta endemia en el Perú no son suficientes.