Por: Miguel Gutiérrez R. / Convoca.pe | 21 de setiembre del 2020
Desde 2009, cada vez más personas llegaban al Aeropuerto Internacional de Miami, en Estados Unidos, ingresando bolsas de oro como parte de su equipaje. Y en 2012, cuando el precio mundial de la onza había superado los 1,900 dólares, se hizo común la llegada diaria de dos a tres vuelos con toneladas de ese valioso metal, que era descargado para ser enviado en camiones a las principales refinerías y comercializadoras instaladas estratégicamente en el mismo estado de Florida.
Los altos precios del metal precioso han desencadenado un gran interés de las refinerías del mundo por comprar toda la producción posible de Colombia, Bolivia y, en especial, de Perú. Miami es la principal puerta de entrada del oro en los Estados Unidos.
En julio de 2013, Awni Kaloti, director de Kaloti Metals & Logistics (KML), una de las cinco corporaciones estadounidenses que compite por obtener la producción aurífera de Perú, Bolivia y Colombia declaró, con ocasión de la apertura de una sucursal en Lima, que el negocio seguía creciendo para el beneficio de su compañía instalada en el corazón de las joyerías de Miami. “Tenemos siete u ocho grandes clientes en Perú. Vemos mucho potencial, aunque también mucha competencia”, dijo Kaloti. "Si tenemos una sucursal y les pagamos al momento, entonces ellos podrán expandir su negocio”, añadió.
Aquel entusiasmo se vería opacado ese mismo año, cuando un exauditor de Ernst & Young reveló a la prensa británica que la más grande refinadora en el emirato de Dubái, Kaloti Jewellery Group, la socia comercial de KML y a la cual le enviaba casi todo el oro proveniente de Perú, quebró la ley luego que presionaran a los auditores para que no reportaran que —en 2012— había pagado US$ 5 mil millones al cash por la adquisición de oro, sin exigir la documentación correspondiente.
Estas alarmas se encendieron, además, de forma paralela, en los grandes bancos que eran usados para canalizar el incesante flujo de dinero de los mayoristas del metal precioso, que se proveían de oro de los centros mineros de Perú, en Madre de Dios y Puno. JP Morgan Chase y dos bancos europeos —Standard Chartered Bank (Inglaterra) y Deutsche Bank (Alemania)— comenzaron a reportar como sospechosas las millonarias transacciones efectuadas por Kaloti Jewellery Group (Dubái) y Kaloti Metals & Logistics, del empresario Awni Kaloti.
En febrero de 2013, oficiales de cumplimiento financiero del JP Morgan Chase informaron sobre varias de esas transacciones calificándolas como de "alto riesgo" ante la Unidad de Inteligencia Financiera del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (FinCen), que investiga los datos financieros relacionados a supuestas operaciones de blanqueo de capitales o de terrorismo.
En el Reporte de Actividades Sospechosas (Suspicious Activity Report, SAR), JP Morgan Chase alerta sobre la conducta financiera mostrada por Kaloti Jewellery Group, pero también la relación con su consorciada Kaloti Metals & Logistics (KML), la cual presentaba transferencias a “sociedades pantalla”, así como cuentas bancarias que mostraban como característica “salida y entrada de dinero que fluía a zonas consideradas de alto riesgo”.
El mismo documento secreto señala que KML era titular de “una cuenta de negocios crédito - débito” que tuvo movimientos de más de 369 millones de dólares, y que parecía funcionar "como una cuenta de tránsito añadiendo una capa adicional, aparentemente innecesaria, a los movimientos de los fondos".
Según los ejecutivos del área de debida diligencia de JP Morgan Chase, la mayor parte de los beneficiarios de las operaciones bancarias eran empresas desconocidas, lo cual reducía la transparencia del destino de las sumas de dinero.
Eso no es todo. Además, se identificó un total de 417 millones de dólares que salieron de otras cuentas de KML a compañías en Perú, Bolivia y Surinam. De acuerdo con el documento, de febrero del 2013, parte de ese cuantioso monto ingresó a las cuentas de cuatro empresas que operaban en Perú: NeoMetal Inversiones SAC, Minerales Jeszsa SAC, LR & Gianfran y Corporación del Centro. No se incluye detalles de los montos ni los bancos peruanos que facilitaron ese dinero a estas sociedades comerciales.
Las exportaciones de oro de estas cuatro compañías a Kaloti Metals & Logistics se realizaron entre 2012 y 2013, periodo que coincide con las operaciones sospechosas incluidas en el reporte citado.
Los clientes peruanos de Kaloti
Para contrarrestar los cuestionamientos sobre la procedencia del oro extraído del Perú, el propietario de Kaloti Metals & Logistics, Awni Kaloti, aseguró —en 2016— que los antecedentes de sus proveedores peruanos eran investigados debidamente.
"Queremos tener la certeza de que el metal que estamos adquiriendo (en Perú) es completamente legal. Contamos con una lista detallada de requerimientos que se deben cumplir para hacer negocios (…). Si hay algo que no esté claro o no permita identificar de dónde proviene el oro, el cliente será rechazado", dijo Kaloti a un diario peruano en mayo de 2016.
Sin embargo, los antecedentes de las empresas clientes de Kaloti revisados por Convoca.pe, dejan entrever que el departamento antilavado de la refinería no examinó la nula actividad exportadora de estas compañías antes de aceptar su producción aurífera.
Tal es el caso de LR & Gianfran, constituida en julio de 2008 para realizar asesorías en ventas, que figura en el registro especial de comercializadores de oro del Ministerio de Energía y Minas (Minem). Como exportadora de oro, su actividad se limitó a tres operaciones dirigidas a KML en octubre del 2012, por 2,63 millones de dólares. Después, dejó de vender el metal precioso a la compañía estadounidense.
Ángel Rebatta Ramírez, gerente general de LR & Gianfran cuando se realizaron las exportaciones, había sido investigado en 2006 por el delito de lavado de activos en una fiscalía especializada de Lima, y en 2009 había enfrentado una denuncia por defraudación tributaria. Ángel Rebatta también era dueño de la Sociedad Minera Trece Barras, que compraba oro en bruto a los artesanos de los lavaderos de la región Madre de Dios.
En tanto, Minerales Jeszsa SAC es una sociedad comercial creada en 2011 en la ciudad de Sullana, región Piura, para acopiar oro de mineros artesanales y después exportarlo. Tiene como gerente general a Zsa Zsa Luzmaría Quevedo Valdiviezo.
Con un capital de apenas 6 mil soles (unos 1, 700 dólares), esta empresa acopió y negoció oro con destino a los Estados Unidos por el valor de 2,84 millones de dólares, en varios vuelos realizados entre noviembre y diciembre de 2012, de acuerdo con los registros de exportación. Al año siguiente, 2013, vendió oro por 31,20 millones de dólares a Kaloti Metals & Logistics, un incremento de casi 1,000 %.
Tras el incremento de ventas en el exterior, que sumaron alrededor de 33 millones de dólares, la compañía aumentó su capital a 144 mil soles (40 mil dólares), pero dejó de realizar exportaciones.
Zsa Zsa Quevedo constituyó en 2013 otra empresa, Jeszsa Negocios Generales SAC. Aunque esta empresa figura en el registro especial de comercializadores y procesadores de oro del Ministerio de Energía y Minas, Aduanas no registra exportaciones a su nombre. Meses después la nueva empresa de Zsa Zsa Quevedo terminó envuelta en un incidente en la frontera con Ecuador
El 9 de mayo del 2014, Marlon Quevedo Valdiviezo, hermano de Zsa Zsa Quevedo, fue detenido por agentes de aduanas cuando conducía un Toyota Hummer en compañía de Miguel Águilar Herrera procedente de la ciudad ecuatoriana de Huaquillas. En el interior de la camioneta, en una mochila negra, se halló 200 mil dólares en diez fajos, y con cintillos de papel de bancos ecuatorianos y norteamericanos. Marlon Quevedo afirmó ante los agentes que el dinero se les había entregado en la ciudad fronteriza de Aguas Verdes, región Tumbes, por un amigo cuyo nombre no recordaba, según el parte policial de la detención al cual Convoca.pe tuvo acceso.
En una declaración posterior, Marlon Quevedo señaló que se trataba de un préstamo efectuado a Jeszsa Negocios Generales, la nueva compañía de su hermana. Las versiones contradictorias sobre el origen del dinero motivaron que ambos sujetos fuesen arrestados y se les abriera una investigación en la Fiscalía Antilavado de Tumbes, que meses después fue derivada a la División de lavado de activos de la Policía Nacional. Pese al tiempo transcurrido, las indagaciones se detuvieron. Fuentes policiales consultadas por este medio digital, afirman que el Ministerio Público no ha asignado hasta el momento a ningún fiscal para el caso. La empresa de su hermana no fue incluida formalmente en las indagaciones sobre el origen real del dinero.
Sin embargo, Zsa Zsa Quevedo también fue detenida, pero por otro caso, el 4 de febrero de 2018, y en circunstancias similares. Ella y sus acompañantes fueron intervenidos en la capital peruana cuando se trasladaban en un automóvil. Al revisar el interior del vehículo, la policía encontró un chaleco antibalas y barras de oro valorizadas por encima de los 400 mil dólares.
Zsa Zsa Quevedo estaba acompañada de los hermanos Jesús y José Luis Urbina Rosales. Convoca.pe verificó que ambos tienen una investigación abierta por el delito de minería ilegal en la Fiscalía Provincial Especializada en Medio Ambiente de Sullana, Piura, desde 2017. Además, a partir de 2018, José Urbina registra también una denuncia en su contra por lavado de activos, en la Primera Fiscalía especializada de Lima.
Además de Minerales Jeszsa, NeoMetal Inversiones SAC, la otra empresa cliente de Kaloti también aprovechó la nueva legislación sobre la formalización y promoción de la minería artesanal. Creada en 2010 por Fortunato López Gutiérrez y Carmen Rosa Martínez López, Neometal Inversiones fue inscrita en el registro especial del Minem en mayo de 2012, y en diciembre de ese mismo año exportó 880 mil dólares en oro a KML. En 2013, el volumen de sus exportaciones creció significativamente: 32 millones de dólares en oro, no solo a Estados Unidos sino también a refinerías de Italia y Suiza. Figuró entre las primeras 150 empresas exportadoras del Perú de aquel año, según registros de Aduanas.
En 2014, la compañía dejó de vender el metal precioso y su principal dueño, Fortunato López Gutiérrez, comenzó a ser investigado por la Fiscalía Especializada contra la Criminalidad Organizada del Callao, por el delito de lavado de activos, al pretender enviar al exterior bienes de origen legal, de acuerdo con fuentes del Ministerio Público. Hasta 2019, el empresario Fortunato López tenía un dictamen acusatorio pendiente de resolución en el Poder Judicial.
Ese mismo año también, fue investigado por el delito de terrorismo, al haber supuestamente facilitado explosivos a subversivos, material que solo debió ser destinado para la explotación minera. A la otra accionista, Carmen Martínez López, se le abrió también una indagación preliminar por lavado, en la Primera Fiscalía Superior de lavado de activos y pérdida de dominio.
Hay otras empresas peruanas que fueron clientes de Kaloti Metals & Logistics, cuyas actividades en la actualidad están bajo el escrutinio de las autoridades antilavado.
La cuarta aparece con transacciones reportadas como sospechosas por el JP Morgan Chase. Se trata de Corporación del Centro SAC, una minera creada en 2010 y que exporta en forma sostenida oro a las compañías refinadoras de Estados Unidos y Europa desde 2012.
La empresa, que explota un proyecto en la sierra de La Libertad, “El Toro”, está vinculada —según documentación y correos electrónicos publicados por The National Business Review (NBR) de Nueva Zelanda, en 2018— a Fidel Sánchez Alayo, un ingeniero de minas que junto con su padre Manuel Sánchez Paredes, sus tíos, los hermanos Santos Orlando y Fortunato Wilmer Sánchez Paredes, y su exsocio Jesús Belisario Esteves, enfrentan desde hace diez años un proceso por lavado de activos procedente del tráfico de drogas.
Los reportes de Aduanas indican que Corporación del Centro pasó de exportar 19,49 millones de dólares, en 2012, a 32,25 millones de dólares, en 2013. A diferencia de las otras tres compañías, es la única que se mantiene operativa aunque su razón social ha variado.
Convoca.pe intentó comunicarse con tres de las cuatro empresas peruanas mencionadas en el reporte FinCen, para obtener su versión, mediante los teléfonos y correos electrónicos registrados en el padrón del Ministerio de Energía y Minas, en la Sunat y otras páginas de consulta comercial, incluso a través de sus redes sociales. Sin embargo, no hubo respuesta alguna hasta el cierre de edición.
Además, este medio digital se comunicó con el abogado de Kaloti Metals & Logistics, pero tampoco contestó a los mensajes.
Otras mineras de papel
Hay otras empresas peruanas que fueron clientes de Kaloti Metals & Logistics, y que actualmente tienen actividades bajo el escrutinio de las autoridades antilavado.
En diciembre de 2013, oficiales de Sunat detuvieron el envío de 18 kilogramos de oro, en un almacén del Callao, que tenía como destino Italia. La carga pertenecía a Giovanni Gold SAC, una sociedad que compraba el metal precioso extraído aparentemente de la zona minera de Ananea, en la región Puno.
La incautación se produjo al confirmar que carecía de documentación que acreditara la procedencia legal del oro. La Segunda Fiscalía de lavado de activos había determinado que Giovanni Gold SAC había realizado 24 embarques a compradoras de oro, entre ellas a Kaloti Metals & Logistics, en agosto de 2013.
Gracias al testimonio de un empleado de Giovanni Gold, se conoció que los dueños compraban el oro a mineros artesanales de Ananea agrupados bajo un consorcio, el cual nunca existió formalmente, de acuerdo con verificaciones de la Fiscalía tras una diligencia de inspección en la misma zona.
Los papeles se fraguaron para darle la cobertura de legalidad a la procedencia del oro adquirido y, en otros casos, se empleaban constancias firmadas por un teniente gobernador de Ananea para buscar demostrar que el metal precioso acopiado era extraído de un denuncio minero formal.
Los fiscales comprobaron que el denuncio minero, desde donde supuestamente se extraía el oro, fue abandonado tras la incautación en el Callao, lo que confirmaba que esa mina, sin mayor productividad, sólo empleaba su nombre para legitimar las transacciones.
Una vez que el oro de Giovanni Gold SAC era desembarcado en el Aeropuerto Internacional de Miami, los comercializadores efectuaban el pago a través de su cuenta en el JP Morgan Chase. Según la Fiscalía, el dinero era retirado en su totalidad por el representante de la Giovanni Gold SAC desde la cuenta de un banco local.
Giovanni Ynfantes Acosta, principal accionista de Giovanni Gold, su sobrino y otras cinco personas están siendo investigados por lavar oro ilegal, a través de adquisiciones de bienes. En un primer momento, en la primera etapa de la investigación, el fiscal a cargo del caso evaluó la posibilidad de citar al representante de las empresas que compraron el metal, entre ellas KML, pero el pedido no se concretó.
La Primera Fiscalía Especializada de Lavado de activos prepara la acusación formal contra Giovanni Ynfantes y otros cuatro asociados, por lavado de activos asociado a la minería ilegal al hallarse evidencia de que el dinero recibido de las compañías extranjeras, mediante operaciones hechas a través del JP Morgan Chase y bancos peruanos, fue invertido en propiedades y otros bienes con el objetivo de convertirlos en patrimonio lícito.
Otro cliente peruano de KML fue la Comercializadora de Minerales Rivero, vinculada a la red de compañías que usó Pedro Pérez Miranda, alias ‘Peter Ferrari’, un acopiador procesado por lavado de activos desde 2014.
Tú sabes que yo soy uno de los grandes fuertes captando minería que ahora es ilegal, pero mañana va a hacer formal; y para legalizarla, cómprale hermano, nada más porque hay producción...esa es la idea…". Comunicación interceptada a 'Peter Ferarri', investigado por lavado de activos.
Esta compañía que pertenece a Miguel Rivero Pérez, familiar de 'Peter Ferrari’, fue creada en mayo de 2013 y al mes siguiente comenzó a exportar casi una tonelada de oro, por el valor de 205 millones de dólares, a los Estados Unidos. La compradora fue NTR Metals LLC. Por su parte, Kaloti Metals & Logistics también había ordenado 15 transferencias, por un valor superior a los 10 millones de dólares.
El 20 de marzo de 2015, un equipo especial de la Policía de lavado de activos incautó 58,02 kilogramos de oro en barras, valorizados en 3 millones de dólares, vinculados al grupo de ‘Peter Ferrari’.
El metal precioso hallado en una bóveda de seguridad ubicada en Surco pertenecía a la compañía Minera Sumaj Orkro, que tiene como representante a un familiar de ‘Peter Ferrari'. Este oro tenía como destino KML, de acuerdo con la investigación fiscal.
Convoca.pe accedió a las coordinaciones telefónicas efectuadas por ‘Peter Ferrari’ con sus socios, meses antes de su detención en enero de 2017, como parte del manejo de sus negocios presuntamente ilegales relacionados al producto aurífero.
Una declaración interceptada legalmente el 21 de junio de 2016 con el programa de interceptación telefónica ‘Constelación’, manejada por la Policía Nacional y la DEA (Oficina Antidrogas de EE.UU.), describe cómo se aprovecha el nivel de informalidad e ilegalidad en las zonas de producción minera para abastecer con oro ilegal a las grandes refinerías del mundo. En las siguientes líneas, 'Peter Ferrari' coordina con un tal ‘Omar’, quien sería una de sus personas de confianza para pagar a los proveedores de las mineras de Piura.
‘Peter Ferrari’: Tú sabes que yo soy uno de los grandes fuertes captando minería que ahora es ilegal, pero mañana va a ser formal; y para legalizarla, cómprale hermano, nada más, porque hay producción...esa es la idea….
Omar: ¡Claro!
‘Peter Ferrari’: Se paga los impuestos y qué más, todos ganamos, esa es la idea.
Desde 2019, Peter Ferrari' tiene un pedido de extradición de las autoridades judiciales de los Estados Unidos, que lo acusan de asociación ilícita para cometer lavado de dinero. En junio pasado, en plena pandemia por el COVID-19, el investigado dejó el penal de Cochamarca, en Cerro de Pasco, para seguir el proceso judicial en su contra bajo comparecencia.