A lo largo de la campaña electoral, un tema central ha sido el efecto del modelo económico en la reducción de la pobreza en el país, una situación que se ha agravado a raíz del impacto de la pandemia y que los candidatos presidenciales de la segunda vuelta se han comprometido a combatir. Según el informe técnico del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) Evolución de la Pobreza Monetaria 2009 - 2020*, publicado el último viernes 14 de mayo, la pobreza monetaria alcanzó a un 30,1% de la población peruana el 2020, lo que implicó un aumento de 3 millones 330 mil personas en comparación al 2019.
Si bien las cifras son un indicador importante, resulta necesario conocer cómo se mide la pobreza en el país, cuándo se considera pobre a una persona y cuándo deja de serlo, y cuál es la situación de quienes, por distintos motivos, entran y salen de los estándares oficiales sobre la pobreza. Ama Llulla revisó el tema y preparó este explicador para tener en claro algunos conceptos básicos.
En principio, en el Perú se mide la pobreza monetaria, que se establece según el gasto mensual per cápita de los hogares. Para calcularla, el INEI utiliza dos grandes umbrales: la línea de pobreza total, que incluye a todas las personas cuyos gastos están por debajo de lo mínimo necesario para cubrir gastos en alimentación y servicios, y la línea de pobreza extrema, que incluye a casos todavía más graves en los que ni siquiera se pueden cubrir las necesidades de alimentos. Asimismo, cabe precisar que el grupo de los pobres extremos está incluido dentro del bolsón de los pobres totales
La pobreza extrema
La línea de pobreza extrema equivale al valor monetario de la Canasta Básica de Alimentos (CBA), que es un conjunto de productos que se actualiza cada año según los hábitos de consumo de siete grupos geográficos del Perú: Costa urbana, Costa rural, Sierra urbana, Sierra rural, Selva urbana, Selva rural y Lima Metropolitana. Cada grupo tiene una CBA con productos distintos, y de diferente valor monetario.
Los productos se seleccionan tomando en cuenta factores como el sexo, la edad, el lugar de residencia, las necesidades alimentarias y las actividades que realiza la población de cada grupo. Por ejemplo, hay productos que están incluidos en las CBA de todos los conglomerados, como el pan francés, el arroz, el pollo, la leche evaporada, el yogurt, los huevos o el aceite vegetal. Sin embargo, productos como la carne de cordero o la quinua entera están incluidos solamente en las CBA de la Sierra urbana y la Sierra rural.
Ahora bien, de acuerdo con el informe técnico del INEI, el valor de la CBA en el 2020 fue de S/191. Sin embargo, ese valor monetario es un promedio nacional, según explicó a la red Ama Llulla el economista José Rodríguez González, miembro del Comité Asesor de Medición de la Pobreza del INEI, una instancia que desde el 2007 acompaña y brinda sugerencias y recomendaciones al Instituto en sus estudios relacionados a la pobreza.
“Dado que estamos determinando cuánto dinero se requiere para comprar una canasta básica de alimentos, se tienen que tomar en cuenta las características y diversidad de cada grupo”, indicó el especialista.
En el informe del INEI, por ejemplo, se detalla que en el 2020 el valor de la CBA en Lima fue de S/ 228, mientras que en la Selva rural fue de S/ 153.
Al respecto, Rodríguez explicó que se considera como pobres extremos a aquellas personas que integran hogares cuyos gastos mensuales per cápita no cubren el costo de la canasta básica de alimentos. Por ejemplo, si una persona que vive en la Selva rural no alcanza un gasto mensual de S/ 153, “implica que no está gastando lo que se requeriría para comprar una canasta que satisface sus necesidades alimentarias”, y, por ende, pertenece al grupo de la pobreza extrema.
A nivel nacional, el INEI calculó que en el 2020 la pobreza extrema afectó a un 5,1% de la población del Perú, equivalente a 1 millón 664 mil personas. Es decir, 732 mil peruanos pobres extremos más que en el 2019.
La pobreza total
La línea de pobreza total es la suma de los montos de la Canasta Básica de Alimentos (S/ 191, en promedio a nivel nacional) y de la denominada Canasta de Bienes y Servicios, que está compuesta por gastos no alimentarios, es decir el dinero que necesita una persona para cubrir necesidades básicas de salud, transporte, educación, esparcimiento, alquiler de vivienda, combustible, comunicaciones, calzado, etc.
En el 2020, se estableció que la línea de pobreza total a nivel del Perú fue de S/ 360. Sin embargo, esta varía en los siete grupos geográficos del territorio, al igual que la línea de pobreza extrema. Por ejemplo, en Lima, la línea de pobreza total en el 2020 fue de S/ 449, mientras que en la Selva rural alcanzó los S/ 253.
Asimismo, cabe señalar que la línea de pobreza total, expresada en un monto en soles, ha tenido un aumento sostenido desde el 2009, según los datos del INEI.
El economista José Rodríguez, docente en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), explicó a la red Ama Llulla que los gastos no alimentarios se calculan en base a los hábitos de un grupo de la población que supera la línea de pobreza extrema, pero que no registra altos ingresos.
“Se observa cuál es su comportamiento típico, y con esa información se extrapola cuánto, adicionalmente a lo que se gasta en alimentos, se requeriría para gastar en otros bienes que, en general, se consideran importantes para las personas”, indicó Rodríguez. Además, agregó que como la población estudiada pertenece a “un segmento de no muy altos ingresos, no se recoge [información de] gastos en bienes suntuarios”.
Según el INEI, la línea de pobreza total “constituye el valor mínimo mensual necesario [en soles] que requiere una persona para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias”. Por ende, se considera como pobres a aquellas personas que integren hogares cuyos gastos mensuales per cápita en dichas necesidades no superen la línea de pobreza total.
De acuerdo con el informe del INEI, en el 2020 hubo un incremento de 3 millones 330 mil personas pobres en el Perú, en comparación al 2019.
Brecha y vulnerabilidad
Existe un indicador para determinar “qué tan pobres son los pobres”, denominado como Brecha de Pobreza. A una consulta de Ama Llulla, el economista Jhonatan Clausen, director de investigaciones del Instituto de Desarrollo Humano de América Latina de la PUCP, explicó que este indicador mide “cuánto le falta a las personas que ya son pobres monetarias para alcanzar [es decir, superar] la línea de pobreza total”. Es decir, cuánto le falta a los pobres para dejar de serlo.
En su informe técnico, el INEI estableció que la brecha de pobreza en el 2020 fue de 7,8%. Según Clausen, “esto significa que, en promedio, a las personas pobres les falta un 7,8% del monto de la línea de pobreza total [que, a nivel nacional, fue de S/ 360 en el 2020] para poder superarla”. Es decir, un monto promedio estimado de S/ 28.
Cabe precisar que la medición de la brecha de pobreza se hace únicamente dentro del grupo de personas que ya son pobres, y que no abarca ningún dato sobre las personas que se ubiquen por encima de la línea de pobreza total.
Otro punto a tomar en cuenta es el de aquellas personas propensas a “entrar” y “salir” de la pobreza monetaria. Es decir, aquellas que, por ejemplo, durante un mes sí alcanzaron a cubrir sus gastos alimentarios y no alimentarios —línea de pobreza total—, pero que no pudieron hacerlo el mes siguiente.
Esta población está en condición de vulnerabilidad monetaria, que se caracteriza por una alta probabilidad de caer en pobreza monetaria ante los ciclos negativos de la economía o incluso frente a eventos individuales, como el tratamiento de una enfermedad que genere gastos o la pérdida del empleo.
En diciembre del 2020, el INEI publicó el informe técnico Perú: Estimación de la Vulnerabilidad Económica a la Pobreza Monetaria. Según los datos, en el 2019 un 34% de la población total del Perú se encontraba en situación de vulnerabilidad monetaria, lo que equivale a un aproximado de 10 millones de personas.
Para graficar la vulnerabilidad monetaria, el economista José Rodríguez puso un ejemplo: Imagine a una persona que vive sola y que tiene un sueldo fijo de S/ 500 al mes, de los que gasta S/ 400 en sus gastos alimentarios y no alimentarios. De acuerdo con los indicadores de medición en el Perú, no se le considera pobre. “Aunque esté cerca, no está debajo de la línea de pobreza”, explicó Rodríguez.
Ahora imagine a un padre de dos hijos que hace trabajos de electricidad y gasfitería, y cuyos ingresos dependen de la cantidad de clientes que consiga en el mes. En marzo del 2020, por ejemplo, cubrió los gastos alimentarios y no alimentarios de él y sus dos hijos, por lo que no era pobre. Sin embargo, con la llegada de la pandemia y la inmovilización social, sus ingresos se redujeron drásticamente y no pudo cubrir los gastos, razón por la cual pasó a integrar el grupo de la pobreza total.
El punto clave, explicó Rodríguez, se encuentra en la estabilidad de los ingresos. “Si tu ingreso es predecible, tienes un contrato o la actividad que realizas no tiene riesgo de desaparecer como posibilidad laboral, estarás permanentemente por encima de la [línea de] pobreza; el problema está en la gente que tiene ingresos bajos y variables. Si se afecta su ingreso, tarde o temprano eso golpea su gasto, y pueden caer en la pobreza”, sintetizó el especialista.
En base a la medición de la pobreza monetaria en el Perú, el INEI también calcula la incidencia en determinados grupos demográficos. Por ejemplo, en el 2020 la pobreza afectó a una mayor proporción de la población infantil y adolescente a nivel nacional, en comparación con los grupos del resto de edades. Asimismo, según el informe técnico, la pobreza afectó a un 38,4% de la población que tiene como lengua materna el quechua, el aimara o las lenguas amazónicas.
Estos indicadores se suman a otros como las características educativas de los pobres, el acceso a seguros de salud, la participación en las actividades económicas, la composición de la familia, las características de la vivienda, etc. Vistos en conjunto, ayudan a perfilar mejor el rostro de la pobreza en el Perú.
*Se basa en la Encuesta Nacional de Hogares 2020, que recogió información durante todo el año pasado. Se trabajó en base a una muestra programada de más de 37 mil hogares, que se dividieron en 12 grupos homogéneos. Cada grupo fue entrevistado durante un mes del 2020, y a cada hogar se le entrevistó solo una vez.