En marzo de 2024 Patricia Chirinos, congresista de Avanza País y entusiasta promotora de la vacancia presidencial contra Pedro Castillo se pronunció sobre el allanamiento a la vivienda de la presidenta Dina Boluarte, quien estaba siendo investigada por el “caso Rolex”. “Este extraño allanamiento es innecesario y más parece ser parte de un show mediático para desviar la atención”, señaló Chirinos en ese momento, criticando a los fiscales que estaban detrás del caso.
Mientras las evidencias y los vínculos con el gobernador regional, Wilfredo Oscorima, quien le entregó los relojes de lujo y otras joyas, eran más notorias y se pedían acciones políticas contra Boluarte Zegarra, la legisladora Chirinos guardó un prudente silencio. Meses antes, las muertes en protesta tampoco supusieron para la legisladora -y otros congresistas afines- motivos suficientes para plantear una vacancia presidencial.
Más de medio año después y en medio de nuevas denuncias que vinculan a la mandataria con la presunta protección al prófugo líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, la congresista Chirinos ha retornado a la actividad que la caracterizó en los últimos años: los pedidos de vacancia. “Más dudas que certezas. ¡La vacancia es inevitable!”, puntualizó la representante del Callao luego de conocerse las declaraciones del chofer del “cofre”, el vehículo presidencial que fue visto cerca del último lugar conocido donde se tenía ubicado a Cerrón.
Cambio de planes
¿Qué cambió en estas semanas para que el discurso de un sector de los aliados de Boluarte se dirija ahora a un posible pedido de vacancia? La cercanía del próximo proceso electoral es un elemento que no debe descartarse para entender este resurgimiento de la posible salida de Boluarte en un espacio donde el congreso no se vea perjudicado.
Para la analista política Giovanna Peñaflor el escenario ha cambiado. “Un gobierno repudiado por la población es un aliado peligroso cerca de las elecciones. Nadie va a querer aparecer como sostén del actual régimen”, señala.
En efecto, las recientes encuestas sitúan la popularidad presidencial en apenas un 8% o 9%, mientras que las cifras de desaprobación superan la barrera del 90%. Solo para hacer una comparación cercana, el gobierno de Pedro Castillo terminó con un porcentaje de desaprobación de 72% meses antes del fallido autogolpe del 7 de diciembre de 2022.
Los números de Boluarte van a terminar siendo, según Peñaflor, “algo costoso para quienes se han beneficiado, de una manera u otra, de la subsistencia del gobierno de Dina Boluarte”.
La próxima elección presidencial, cuya convocatoria debe realizarse el próximo año, pero cuya campaña ya calienta desde hace algunos días, se convierte en un escenario donde líderes políticos que tientan la presidencia de la República y congresistas que buscan ser reelectos como senadores empiezan a desmarcarse de Boluarte.
El fin de semana pasado, Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre -partido por el cual postuló Boluarte como candidata a la vicepresidencia- brindó declaraciones por escrito a un programa periodístico donde firmó un plazo para Boluarte Zegarra en Palacio de Gobierno.
“Su salida está prevista entre abril y julio del próximo año. Si es inteligente, debe preparar su sucesión en el poder", escribió Cerrón a la vez que calificó a Dina Boluarte como “un títere de la derecha”. Esto caló en Palacio de Gobierno, pues la mandataria respondió el último miércoles 30 de octubre.
Enfundada en una casaca de la Fuerza Aérea, la presidenta se dirigió -sin mencionarlo- a su otrora aliado político “Nuestro Gobierno, tampoco [se rinde]. Continuamos firmes, fuertes, unidos, así no les guste a algunos, que incluso se atreven a ponernos fecha de caducidad. Creo que es al revés: la fecha de caducidad es de ellos, que ya no tienen presencia política”, precisó.
Pero ¿es posible que Boluarte deje Palacio de Gobierno o que las fuerzas políticas cambien de estrategia? Actualmente Perú Libre forma parte de la Mesa Directiva del Congreso dirigida por Eduardo Salhuana de Alianza Para el Progreso (APP) y que también es conformada por el fujimorismo.
El titular del Congreso ha desestimado que pueda prosperar un pedido de vacancia. “No hay votos necesarios”, señaló en declaraciones a la prensa. Por su parte la primera vicepresidenta del Parlamento, la fujimorista Patricia Juárez también ha mostrado su rechazo a la vacancia. En ese camino, Cerrón y su bancada, junto a las bancadas Socialista y de Juntos Por el Perú, podrían quedarse solas en su intento de vacar a Boluarte. Un panorama similar al de mayo de 2024 cuando tres mociones de vacancia -por los casos “Rolex” y “Waykis en la sombra”- cayeron en “saco roto” al no ser admitidas a debate
Para Peñaflor, el escenario de la vacancia “es perfectamente posible [pero] no depende de sus deseos ni de sus amenazas [de Vladimir Cerrón]” sin embargo insiste que el tema electoral puede ser una variable de cambio: “Una vez convocadas las próximas elecciones, la permanencia de Dina Boluarte en el poder deja de tener beneficio para muchos, pero no estoy segura de que ese sea el caso de Cerrón, quien es prófugo de la justicia”, señala.
El escenario de la anulación de la “muerte cruzada”
Si los congresistas apelan a la figura de la vacancia, saben que pueden contar con una protección legal para evitar una caída. El artículo 134 de la Constitución Política del Perú establece que “No puede disolverse el Congreso en el último año de su mandato”, año final que empieza en julio de 2025. Para noviembre de ese año debería convocarse al proceso electoral, sin embargo la campaña va a estar en pleno auge meses antes.
Es en ese espacio temporal donde los actuales congresistas y líderes políticos que hasta hoy respaldan a Boluarte, pese a los muertos en protestas y las denuncias de corrupción en su contra, podrían empezar a evaluar la necesidad de alejarse de esa figura de aliados del gobierno, además el escudo de la no disolución los pone en un papel expectante.