El “Corredor Minero” que atraviesa Tambopata se asemeja a una herida sobre la selva. Dentro de este y en sus alrededores, la minería y la deforestación han cambiado el verde de los árboles por el amarillento vacío de las arenas y las pozas residuales. Con el tiempo, las comunidades nativas que viven en las cercanías han experimentado la pérdida de sus bosques y la contaminación de sus ríos, que son sus principales sustentos para sobrevivir. Mapas, registros de sanciones e informes elaborados por la sociedad civil y el Estado, así lo evidencian: la biodiversidad, las comunidades y la salud hídrica se encuentran bajo amenaza en Madre de Dios, una región que día a día enferma más.
Convoca.pe identificó, basado en los monitoreos satelitales de Global Forest Watch, que entre las comunidades indígenas de Kotsimba, Arazaire, San Jacinto, Shiringayoc y Boca del Inambari de Tambopata, en la región Madre de Dios, se ha registrado la pérdida de 7.536 hectáreas de árboles entre los años 2000 y 2022. Esto se traduce en 75 kilómetros cuadrados devastados, una extensión similar a la del populoso distrito limeño de Ate, que tiene más de 700 mil habitantes.
De hecho, en toda la provincia de Tambopata la pérdida de bosques primarios ha sido creciente y sostenida a través de los años. Alcanzó su pico máximo en 2022, con 11,9 mil hectáreas arrasadas.
La ONG Conservación Amazónica considera que solo entre 2021 y 2023 al menos 5.707 hectáreas fueron eliminadas directamente por la minería ilegal fuera del corredor minero autorizado. Este territorio afectado abarca áreas naturales protegidas como la Reserva Nacional Tambopata, el Parque Nacional Bahuaja Sonene y sus zonas de amortiguamiento, así como los espacios ocupados por las comunidades nativas, donde los mineros ilegales operan con impunidad.
Los efectos derivados de estas amenazas son muy negativos, en especial para los corredores de “conectividad ecológica”, que son rutas críticas utilizadas por especies amenazadas o en peligro de extinción, como el jaguar y el armadillo gigante. Estos corredores están dentro de los bosques de estas comunidades y desempeñan un papel vital en la preservación de la biodiversidad porque ofrecen recursos para la subsistencia de estas especies.
Samuel Otavo, investigador en ecología del paisaje y biodiversidad de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS), explica a Convoca.pe que los efectos de la deforestación en los corredores de conectividad, como los que existen en esta zona, son bastante graves. El investigador comenta que estos abarcan desde la fragmentación del hábitat, al dividir áreas más extensas en pequeñas partes aisladas, hasta la pérdida de biodiversidad, al eliminar entornos naturales.
“La deforestación puede aislar a las poblaciones de especies en diferentes parches de hábitat, lo que reduce la diversidad genética y aumenta el riesgo de consanguinidad dentro de esas poblaciones. Esto puede disminuir la capacidad de las especies para adaptarse a cambios ambientales y aumentar su vulnerabilidad a enfermedades y otros factores estresantes”, menciona el especialista.
En relación a la afectación que sufren las comunidades indígenas en Madre de Dios a causa de esta situación, Otavo recalcó que la pérdida de corredores de conectividad impacta en su vida de distintas maneras.
“Todo ser humano depende de los beneficios de la biodiversidad, más aún las comunidades indígenas, ya que la disponibilidad de recursos naturales tiene un impacto directo en su seguridad alimentaria, salud, bienestar general, y en la capacidad para mantener sus sistemas de conocimiento tradicional y prácticas culturales”, destaca el especialista.
Esta es la situación en la que se encuentran actualmente, cuando la minería ilegal ha vuelto a reactivarse en la zona.
Según información reportada por este medio, entre abril y noviembre del año 2023, la minería ilegal deforestó aproximadamente 239 hectáreas en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata, que colinda con el “Corredor Minero”.
Después del megaoperativo “Mercurio” en 2019, diseñado para desalojar a la minería ilegal de esta zona, los mineros ilegales regresaron a los territorios liberados y las autoridades ahora parecen incapaces de contener la situación. Las cifras así lo demuestran. Por ejemplo, en las proximidades de la comunidad nativa Kotsimba, precisamente en la zona conocida como “La Pampa”, en 2021 se registró, a través de imágenes satelitales, la presencia de 148 dragas ilegales (pequeñas embarcaciones con bombas de succión que remueven el lecho de los ríos para extraer el oro). En 2023 el número de estas naves irregulares se cuadruplicó: se confirmó la existencia de 598.
Sidney Novoa, codesarrollador de la iniciativa de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) y especialista de la ONG Conservación Amazónica, asegura a Convoca.pe que el aumento de minería ilegal en la zona de "La Pampa" "no es más que una consecuencia del descuido del Estado” luego del Operativo Mercurio.
El especialista menciona, además, que entre 2023 y 2024 la situación se ha tornado más preocupante debido a los intentos de reabrir el Registro Integral de Formalización Minera (REINFO), lo cual podría favorecer a la minería ilegal, ya que daría la oportunidad de que los mineros informales existentes y otros que puedan incorporarse, sigan operando en la informalidad sin cumplir con los requisitos de ley.
Pero no solo la deforestación y la actividad extractiva afecta a las comunidades nativas y la biodiversidad de la zona. También lo hacen las malas prácticas forestales y la contaminación de los ríos por metales pesados.
Las malas prácticas forestales en Pariamanu, zona de castañas
Madre de Dios es la región que más produce castañas en el Perú. La Comunidad Nativa Boca Pariamanu, muy cercana al “Corredor Minero” que atraviesa Tambopata, tiene como principales actividades el cultivo de bosques de castaños, el turismo y la agricultura. Es otra de las comunidades que además de sufrir el avance de la tóxica minería de oro ilegal también lucha contra la deforestación. De acuerdo con los últimos datos de Global Forest Watch, Boca Pariamanu perdió 157 hectáreas de bosque entre 2000 y 2022.
Pero no es solo eso. En los últimos años, los bosques de castaña entre los distritos tambopatinos de Tambopata y Las Piedras, donde se encuentra esta comunidad nativa, también han sufrido los impactos de prácticas forestales irresponsables por parte de concesionarios madereros. Así lo evidencian los datos del Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor).
Convoca.pe examinó 141 resoluciones emitidas por esta entidad entre 2011 y 2023 por “extracción no autorizada” de madera en Madre de Dios. La información proviene de la llamada "Lista Roja" de Osinfor, que incluye a todos los concesionarios que han llevado a cabo un "aprovechamiento no autorizado" de los recursos forestales. En las propias palabras de la institución, sus planes de manejo representan un “riesgo inaceptable, importante o moderado para el comercio legal”.
En el análisis realizado a esas 141 resoluciones —que sancionan a un número igual de concesionarios— este medio identificó un total de 360 infracciones dentro de toda la región Madre de Dios. Cabe precisar que un mismo concesionario puede ser sancionado por más de una falta.
En la mencionada zona de Boca Pariamanu fueron sancionados 36 concesionarios por 94 faltas de “extracción no autorizada” de madera en concesiones no maderables de castaña, es decir, en bosques no autorizados para la extracción de madera comercial, sino para la producción de castañas. Recibieron multas por un valor de S/. 732.446 entre 2011 y 2023.
De acuerdo con respuestas proporcionadas por Osinfor a un cuestionario enviado por este medio, las faltas por “extracción no autorizada” se sancionan cuando se encuentra que ha habido desplazamiento de madera fuera del área permitida o aprovechamiento por parte de madereros no autorizados.
La “extracción no autorizada” cometida por los 36 concesionarios de Boca Pariamanu tuvo varias modalidades. Entre las principales se hallan la de “extracción forestal sin autorización o fuera de una zona autorizada” (20 casos); la de “facilitar extracción de madera ilegal” (18) y la de “usar documentación legal para amparar la extracción y posterior comercialización de madera no autorizada” (18).
Julia Urrunaga, directora en Perú de la ONG Environmental Investigation Agency (EIA), destaca que estas prácticas, consistentes en la extracción de recursos forestales en zonas no autorizadas, generan efectos perjudiciales. Subraya que la necesidad de abrir caminos para extraer los recursos forestales más comerciales incide negativamente en el medio ambiente y la biodiversidad pues también se corre el riesgo de sobreexplotación.
"Hay una combinación de elementos. Uno, que se abre una vía o un camino y se vuelve accesible una zona del bosque que antes no era accesible, y que su propia cualidad de remoto lo protegía. Y lo otro es que a la hora de que se extraen las especies maderables de alto valor comercial, muchas veces se usa el argumento de que ese bosque ya no tiene valor en pie [luego de ser explotado]”, dice. Eso “en realidad no es una justificación porque un bosque natural de todas maneras cumple una función ecosistémica y además es un corredor para especies", explica Urrunaga para Convoca.pe.
Finalmente, se tiene que el valor de las sanciones impuestas por Osinfor durante todo este período para la región Madre de Dios asciende a un total de 1.142 UIT. Esta cifra, considerando el valor de la UIT en cada año del periodo examinado, equivale a S/ 4,554,613.38.
El año 2017 fue el que registró la mayor cantidad de sanciones, con un total de 27, y también la mayor cantidad de multas en UIT, superando 1 millón 180 mil soles en multas.
Metales pesados en el agua, las quebradas y los ríos enfermos de Tres Islas
La comunidad nativa Tres Islas, en Tambopata, está compuesta por los pueblos indígenas shipibo y ese eja. Se estima que la habitan 125 familias y también se ubica en las proximidades del “Corredor Minero” que atraviesa Tambopata.
El 3 de marzo de 2016, Juana Payaba Cachique y Sergio Perea Ponce, líderes indígenas de esta comunidad, presentaron una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En esa instancia solicitaron al Estado peruano que garantizara su seguridad, dado que estaban siendo amenazados, y también alertaron de la preocupante situación de contaminación por metales pesados en las fuentes de agua y el suelo, originada por las concesiones mineras en su territorio.
Y no les faltaba razón. Convoca.pe ha logrado identificar tres informes de monitoreo elaborados por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) llevados a cabo en la Comunidad Nativa Tres Islas. Estos documentos revelan la presencia de metales pesados en cuerpos de agua aledaños a esta comunidad. Los monitoreos se realizaron en las quebradas Aguas Negras, Pastora Grande, Chorrera, Palmichal y Playa Alta y los afluentes del Río Madre de Dios que atraviesan por la zona.
El primer estudio se efectuó del 19 al 25 de agosto de 2015, evaluando 13 puntos de monitoreo de agua.
Este informe resalta concentraciones de cadmio que superaron los niveles establecidos como "calidad ambiental para sedimentos en cuerpos de agua dulce", tanto en la quebrada Aguas Negras como en los suelos circundantes, en Tres Islas. Este hallazgo podría estar vinculado con actividades de pequeña minería y minería artesanal, según detalla el documento.
Los dos informes restantes se llevaron a cabo entre el 18 y el 22 de diciembre de 2015, y del 13 al 18 de abril de 2016, evaluando 13 y 11 puntos de monitoreo, respectivamente. Uno de ellos reveló la presencia elevada de mercurio en las aguas.
El segundo informe, de diciembre de 2015, se identificó que el arsénico total superó el valor establecido como "calidad ambiental para sedimentos en cuerpos de agua dulce" en nueve puntos monitoreados, el cobre en 12 puntos, el mercurio en 7 puntos y el zinc en 10 puntos.
En el informe siguiente, en abril de 2016, se encontraron niveles elevados de sustancias como arsénico en siete puntos, fósforo en siete puntos, plomo en dos puntos, selenio en un punto y cobre en dos.
Este medio solicitó al OEFA acceso a estudios más actualizados de monitoreo en cuerpos de agua realizados en la zona, pero hasta el cierre de esta edición no recibió respuesta.
Claudia Vega, quien lidera el programa de mercurio en el Centro de Innovación Científica Amazónica (Cincia), aclara que, aunque no todos los metales pesados presentes en el agua provienen directamente de actividades como la minería, sí existe una conexión evidente en el caso del mercurio.
“Cuando hay minería, los niveles de mercurio aumentan en peces, en aves, en murciélagos, que son como la fauna que está alrededor de esos lugares con minería. Porque si se compara con otros lugares [sin minería], sí vemos una diferencia significativa”, dijo a Convoca.pe la investigadora.
Como se recuerda, ya en 2013 se identificó que el 77,9% de adultos en Madre de Dios tenía niveles de mercurio por encima de los límites permisibles. Y hoy la situación de la minería ilegal es mucho más grave que entonces.
Uno de los estudios más recientes sobre la contaminación de cuerpos de agua en la región de Madre de Dios es un artículo científico llevado a cabo por el Centro de Innovación Científica Amazónica (Cincia) y publicado en agosto de 2023 en la revista Science of The Total Environment.
Esta investigación académica realizó muestreos en 616 peces de 29 especies procedentes de 20 cochas o lagunas en Madre de Dios. Sus conclusiones destacan que el 23,8% de las muestras presentó concentraciones de mercurio que superan los niveles de referencia establecidos por la Organización Mundial de la Salud para una salud ambiental adecuada, que son 2 microgramos de esta sustancia en los organismos. Asimismo, se observó que “las concentraciones de mercurio para los peces eran proporcionales a la intensidad de la extracción de oro en las orillas del lago” (p. 5).
Claudia Vega de Cincia, quien también formó parte del equipo de la investigación, destaca que los niveles de mercurio detectados en los peces podrían representar un riesgo para la salud de los seres humanos que los consumen, ya que es una sustancia altamente nociva para su organismo.
“Sí puede representar un riesgo porque el mercurio es un metal tóxico, está entre las 10 sustancias tóxicas más peligrosas declaradas por la OMS. Entonces sí podría representar un riesgo a la salud dependiendo a cuánto estás expuesto o cuántos peces consumes con niveles altos [de mercurio]. Y en el caso de la Amazonía, las poblaciones amazónicas son las que más consumen pescado”, finaliza la especialista.
La Amazonía de Madre de Dios sigue degradándose todos los días sin que el Estado dé con un remedio efectivo para esta enfermedad.