Automóviles de lujo se alinean en el estacionamiento del exclusivo centro comercial Mandarin Plaza en Kiev, capital de Ucrania, mientras que sus propietarios adinerados presumen de su riqueza en sus tiendas de joyas y ropa de diseño.
Pero escondido en sus pisos superiores, protegido por guardias armados y bajo la constante vigilancia de las cámaras de seguridad, se vende un producto muy diferente.
Sentados codo a codo bajo luces fluorescentes, un ejército multilingüe de empleados del centro de llamadas vende sueños de hacerse rico rápidamente en todo el mundo en forma de criptomonedas e inversiones en acciones para una compañía llamada Milton Group, presuntamente controlada por un hombre georgiano-israelí con vínculos con anteriores y actuales funcionarios y ministros en Albania, Ucrania y Georgia.
Toda esta operación ha quedado al descubierto debido a un conjunto de documentos entregados al diario sueco Dagens Nyheter por un informante del interior del centro de llamadas, y compartidos con OCCRP, que a su vez ha reunido a periodistas de 21 países del mundo y decenas de medios de comunicación como Convoca.pe para exponer el funcionamiento interno de una estafa fabricada desde un centro de llamadas que aprovecha el poder de las redes sociales para operar a escala global.
Armados con una lista de más de 1.000 personas que fueron blanco del centro de llamadas, los periodistas hablaron con más de 180 víctimas, revelando un rastro de vidas arruinadas desde el Círculo Polar Ártico de Suecia hasta la Amazonía ecuatoriana y diversos países de América Latina como el Perú, pasando por pequeñas ciudades industriales en los Balcanes y en las principales ciudades del mundo como Londres y Sydney.
Las historias fueron sorprendentemente similares. Muchas víctimas entraron en contacto con la estafa por primera vez a través de anuncios de Facebook que prometían ganancias extraordinarias de las inversiones. Después de ingresar sus datos de contacto para obtener más información, las víctimas serían inundadas con llamadas de ventas. Harían una pequeña “inversión” que rápidamente arrojaría ganancias impresionantes, pero falsas. Las solicitudes para retirar todos los fondos completos nunca fueron atendidas.
Los más afectados fueron tomados como presa por los especialistas en “retención" del centro de llamadas, cuyo trabajo consistía en inventarse nuevas formas de extraer más dinero de las víctimas, a menudo a través de una gran presión psicológica. Algunos fueron hostigados para obtener grandes préstamos, amenazados con cartas falsas de reguladores financieros del Reino Unido exigiendo impuestos, o contactados por abogados falsos que ofrecían ayudarlos a recuperar su dinero, a cambio de una tarifa. En los casos más extremos, los especialistas en retención de Milton Group convencerían a las víctimas de instalar un software en sus computadores que les permitiera a los estafadores controlarlos de forma remota y robar más dinero en el proceso. Las pérdidas para algunos excedieron los 200.000 dólares.
Las víctimas, engañadas por nombres y direcciones extranjeras, y promesas de altísimas ganancias, creían que estaban hablando por teléfono con un negocio de inversión legítimo con sede en Europa occidental. No sospechaban de que las personas al otro extremo de la línea eran en su mayoría jóvenes ucranianos o inmigrantes de Oriente Medio y África en Kiev que vivían en Ucrania.
Algunos trataron de reportar sus pérdidas a la policía en sus países, pero los cuerpos de seguridad no lograron atar cabos. Las unidades de delitos cibernéticos en varios países afectados por el centro de llamadas de Milton Group, incluidos España e Italia, le dijeron a OCCRP y a sus socios que este tipo de fraudes transfronterizos estaban en su radar, pero que son difíciles de detectar, a menudo no se denuncian y requieren de la cooperación entre los cuerpos de seguridad que rara vez es la prioridad para delitos menores.
Sin embargo, la policía sueca ha abierto una investigación sobre Milton Group con base en la extensa evidencia del informante, y ha estado en contacto con Europol para obtener ayuda en la realización de un investigación transfronteriza.
"Todo lo que hace esta empresa es falso", dijo Alexey, el informante. (Su nombre real no puede utilizarse por su propia seguridad, ya que está cooperando con la policía). "Simplemente le roban dinero a la gente", agregó.
El informante señaló que al personal se le dijo que el centro de Kiev recibió alrededor de 65 millones de euros en ventas en 2019, un récord de Milton Group. Para celebrarlo, los líderes de la compañía organizaron una extravagante fiesta de Año Nuevo en torno a la novela "The Great Gatsby", sobre un artista contrabandista y estafador de Jazz-Age. Bajo las luces de neón, cientos de empleados de Milton vieron actuar a contorsionistas y a bailarines de fuego, y se les otorgaron premios que incluían automóviles por su arte de vender.
Al parecer la empresa también está vinculada a otros centros de llamadas en Albania, Georgia y Macedonia del Norte que emplean a cientos de personas más.
Si bien es imposible determinar que cada inversión que pasó por el centro de Kiev fue fraudulenta, los reporteros de DN y de la red de OCCRP hablaron con más de 180 víctimas de la base de datos de clientes de la empresa Milton, quienes confirmaron que habían perdido su dinero en estafas de inversión. Algunos mantuvieron la esperanza de poder retirar sus "ganancias" o pudieron retirar algunos fondos, probablemente en un intento por incentivar nuevas inversiones. Entre ellos, aparecían decenas de ciudadanos de Perú y de otros cinco países de América Latina.
Toda esta operación ha quedado al descubierto debido a un conjunto de documentos entregados al diario sueco Dagens Nyheter por un informante del interior del centro de llamadas, y compartidos con OCCRP, que a su vez ha reunido a periodistas de 21 países del mundo y decenas de medios de comunicación como Convoca.pe para exponer el funcionamiento interno de una estafa fabricada desde un centro de llamadas que aprovecha el poder de las redes sociales para operar a escala global".
Las supuestas inversiones se realizaron mediante la transferencia de fondos a través de Western Union, transferencias bancarias y criptomonedas, por las cuales los vendedores de Milton recibieron un bono, si las podían obtener, ya que son especialmente difíciles de rastrear. Muchas de las transferencias de banco a banco se enviaron a través de cuentas privadas de personas con una compañía financiera del Reino Unido, con instrucciones claras de no indicar que el dinero era para invertir.
En muchos casos identificados por OCCRP, los pagos en línea con tarjeta de crédito fueron manejados por una compañía con sede en Chipre llamada Naspay, que se autodenomina como un "portal de pago de última generación" y es propiedad de David Todua, el mismo hombre georgiano-israelí, que el informante le dijo a la policía era la persona detrás de Milton Group. Todua niega enérgicamente tener cualquier "posición formal o informal" en la compañía, aunque admitió haber asistido a la fiesta de Año Nuevo de Milton Group como invitado. También dijo que Naspay no procesa pagos, sino que simplemente "transfiere información" entre sitios web que aceptan pagos de instituciones financieras. OCCRP no encontró evidencia de que Todua sea propietario de Milton.
Después de sus inversiones iniciales, a algunas víctimas se les dijo que debían pagar tarifas adicionales en efectivo a personas en países remotos como Colombia y Uganda en lugar de a las cuentas bancarias de la compañía.
Leif Nixon, un experto en criptomonedas sueco que ayuda a la policía a investigar delitos relacionados con bitcoin, analizó las direcciones de bitcoin utilizadas por Milton Group para aceptar pagos de sus clientes. Dijo que la configuración no parecía ser la de un operador legítimo e identificó varios indicios de que el dinero de los clientes no se estaba invirtiendo según lo prometido, incluido el hecho de que a muchas personas diferentes se les dijo que enviaran sus bitcoins a las mismas direcciones, que además representan un número reducido. Los clientes también recibieron diferentes direcciones cada vez que hicieron un pago.
"Es como abrir una cuenta bancaria, pero no obtienes un número de cuenta; en cambio, por cada depósito que realices obtendrás un número de cuenta diferente ”, explicó Nixon.
Básicamente, dijo, 5.9 millones de dólares en bitcoins de siete direcciones de Milton Group desaparecieron en plataformas de intercambios de criptomonedas de Asia Oriental en 2019.
"No veo por qué una operación legítima haría este tipo de transacciones", dijo Nixon. "No tiene ningún sentido".
Un centro creado "para robar"
El personal del centro de llamadas sabía muy bien que su trabajo consistía en robar, dice el informante. Alexey le dijo a DN que en uno de sus primeros días en Milton, la gerente de ventas bromeó diciendo que incluso cuando ella tenía tan solo seis años, ella soñaba con ser una "hija de puta y robar el dinero de la gente".
En una sesión de capacitación para el nuevo personal en un centro de llamadas de Tbilisi vinculado a Milton Group, a la que asistió un reportero encubierto el mes pasado, una instructora explicó que el objetivo de la compañía era que los clientes "perdieran su dinero de manera realista". Al preguntarle por qué, ella se rió: "Es ingenuo preguntar, para ser honesta. Cuando ellos pierden el dinero, éste se queda con nosotros".
Una base de datos interna de clientes, revisada por los periodistas, está llena de improperios sobre “joder” a los clientes sin dinero, así como resaltan sus vulnerabilidades y cómo podrían ser un mejor blanco. En una nota de octubre de 2019, un miembro del personal de Milton escribió sobre una mujer sueca de 67 años: "Vendió su casa para pagar, sin dinero, llorando".
La mujer sueca, contactada por Dagens Nyheter, en una zona rural del centro de Suecia, le dijo a los periodistas que el personal de Milton la engañó para que invirtiera más de 100.000 dólares y solicitó préstamos en su nombre.
Ella, como muchas otras víctimas, inicialmente fue tentada por la ilusión de que estaba obteniendo grandes rendimientos: "Te hipnotizan y te lavan el cerebro", dijo.
Pero cuando quiso retirar sus supuestas ganancias, "ellos desaparecieron". Hoy en día ella no puede comprar comida ni pagar el alquiler. "No tengo nada por lo que vivir", narró.
Mientras las inversiones falsas de Milton Group han llevado a sus víctimas a la ruina financiera, el panorama es muy diferente para la presunta gerencia de la empresa.
Una revisión de sus perfiles de redes sociales muestra que tienen una inclinación por los autos caros, las vacaciones en el extranjero y las armas. Algunos de ellos también tienen conexiones de alto nivel.
El CEO de Milton Group es Jacob Keselman, quien se declara a sí mismo "El lobo de Kiev" en su cuenta de Instagram, en alusión a "El lobo de Wall Street", la película de Hollywood sobre un famoso estafador de acciones baratas. Sus perfiles en las redes sociales están repletos de fotos de autos de lujo, vacaciones en el extranjero y el arma ocasional. En una foto se le ve trabajando en una habitación con una vista espectacular de la Torre Eiffel. Él escribe: "El que ama su trabajo es realmente feliz".
OCCRP no pudo obtener información oficial sobre el origen nacional de Keselman, pero en su perfil de LinkedIn escribe que su idioma nativo es el ruso, asistió a la universidad en Kiev e hizo dos trabajos en ventas en Israel antes de unirse a Milton Group.
Contactado para obtener su comentario, Keselman negó que Milton Group haya estafado a alguien: "Ya sabes cómo está funcionando, la inversión y las marcas de divisas...muchos clientes pierden dinero porque no entienden cómo está funcionando", dijo. Luego afirmó que Milton sólo brindaba soporte de TI (Tecnología de la Información) a las empresas que vendían inversiones. No respondió a las preguntas de seguimiento.
David Todua es un ciudadano israelí de 38 años nacido en Georgia que fue presentado como el "padre" de Milton Group en la fiesta de Año Nuevo de la compañía, aunque no hay documentos oficiales que lo conecten con el centro de llamadas fraudulento. En el papel, Milton Group es propiedad de otro georgiano, Dadivadze Irakli, aunque OCCRP no pudo rastrear ninguna información sobre él.
Sin embargo, Todua es un visitante frecuente de la oficina en Mandarin Plazas, donde según Alexey, el informante, el personal lo conocía como uno de los propietarios de Milton Group.
Alexey dijo que vio a Todua allí al menos seis veces, incluida una vez en noviembre de 2019, cuando felicitó al personal por su desempeño y dijo que Milton había producido 50 millones de dólares ese año hasta la fecha. El informante dijo que él siempre estaba acompañado de múltiples guardaespaldas. También es propietario de Naspay, una plataforma de pago con sede en Chipre a través de la cual Milton procesa muchas de sus "inversiones".
En la fiesta de Año Nuevo de la empresa, Todua fue llamado al escenario por Keselman, el CEO, y le mostró un pastel con tres velas, que representaban los tres años que Milton Group había estado en funcionamiento.
"En diciembre, la compañía cumplió tres años", dijo Keselman. “Somos niños grandes, y nuestro padre está orgulloso de nosotros, mientras que nosotros estamos orgullosos de él. Y en primer lugar, queremos agradecerte, David. Y queremos darte un pastel, porque ¿qué cumpleaños es sin un pastel? Y David apagará la vela hoy.”
Todua le dijo a OCCRP que había estado en la fiesta de Año Nuevo de la firma como invitado de Keselman, pero negó tener algún papel en la compañía. "No soy padre de ninguna compañía, soy un orgulloso padre de 5 hijos", dijo.
El "padre" de Milton Group
En Instagram, se hace llamar "David_Todua_007" y posa con una Kalashnikov dorada, dispara con un rifle de francotirador, celebra cumpleaños con una torre de champán y publica fotos de autos de lujo estacionados afuera de su casa. "Cazar es uno de mis pasatiempos", dijo a OCCRP.
También tiene vínculos comerciales con un sorprendente número de políticos de varios países, incluidos ministros y otras figuras del partido Movimiento Nacional Unido, que gobernó Georgia bajo el presidente Mikheil Saakashvili durante casi una década hasta 2012. Saakashvili luego se convirtió en ciudadano ucraniano y forjó un carrera política en el país.
Poco se sabe sobre la vida de Todua en Israel, a donde emigró con su familia en 1993, pero registros judiciales y publicaciones en sus cuentas de redes sociales muestran que vivió hasta hace poco en una villa cerca de Tel Aviv. Hoy vive en Chipre.
Aunque la familia de David Todua dejó Georgia para irse a Israel cuando tenía solo 11 años, como adulto tiene vínculos con un sorprendente número de prominentes figuras políticas de su país de origen.
En particular, su socio comercial en dos compañías ucranianas es Davit Kezerashvili, un ex ministro de defensa y ex jefe de la policía financiera de Georgia bajo Saakashvili.
Todua y Kezerashivili son copropietarios de Project Partners, una empresa de bienes raíces y construcción que tiene su sede en un edificio de oficinas vecino en Kiev que Milton Group. Su cabeza es Gia Getsadze, ex viceministro de justicia de Georgia y Ucrania.
Project Partners, a su vez, es copropietario de una empresa de construcción de sistemas de agua e ingeniería civil con otro ex funcionario georgiano, Petre Tsiskarishvili, un ministro de agricultura de Saakashvili y líder de su partido del Movimiento Nacional Unido.
Kezerashvili fue acusado en 2013 de aceptar unos 12 millones de dólares en sobornos para hacer la vista gorda al contrabando masivo de alcohol desde Ucrania a Georgia. Finalmente fue absuelto de los cargos, que según él estaban motivados políticamente, pero continúa viviendo fuera de Georgia.
El sobrino de Kezerashvili y su ex asesor comercial también están vinculados con Todua, aunque OCCRP no ha encontrado evidencia de que el ex ministro esté involucrado en el centro de llamadas. (En un correo electrónico, dijo que nunca había oído hablar de Milton Group y que no tenía conocimiento de sus actividades, pero confirmó que era un socio comercial de Todua).
En Albania, que cuenta con un centro de llamadas de 400 personas que también parece estar vinculado a Milton Group, la compañía que lo opera es propiedad del asesor oficial del ministro de defensa del país, quien también es un ex socio comercial del hermano del primer ministro Edi Rama.
Así funcionaba el centro de llamadas
El centro de llamadas de Kyiv de Milton Group no parece inusual a primera vista: cientos de vendedores con teléfonos se sientan uno al lado del otro, con los auriculares puestos, utilizando modernos teléfonos y sistemas de gestión de clientes.
Los trabajadores realizan hasta 300 llamadas al día a clientes en todo el mundo, en un intento por alcanzar sus objetivos de ventas mensuales y obtener bonos.
El centro está dividido en diferentes departamentos de ventas por idioma, incluyendo: ruso, inglés, italiano y español, cada uno dirigido a sus propias áreas del mundo. Los vendedores usan los llamados "nombres artísticos" para generar confianza con la persona que está al otro lado de la llamada: un hombre senegalés en el departamento en alemán se conoce con el nombre de "Todd Kaiser", mientras que una mujer ucraniana cuyo nombre real es Daria se hace llamar "Diana Swan" o "Kira Lively".
Pero las imágenes encubiertas del interior del Mandarin Plaza, así como los documentos internos filtrados, revelan que Milton no era un centro de llamadas común y corriente.
Está protegido por corpulentos guardias y los teléfonos móviles personales están prohibidos, según el informante.
En las paredes, junto a carteles de autos deportivos, una pizarra blanca establece los objetivos mensuales de los vendedores: 40.000 dólares para el mercado ruso; 60.000 dólares para el español y 100.000 dólares para quienes trabajan en el departamento de habla inglesa.
Los empleados del departamento de ventas reciben un conjunto de notas que explican exactamente cómo dirigirse a los "clientes" por nacionalidad.
Los escandinavos, dicen las notas, son en su mayoría "personas mayores y realmente necesitan alguien con quien hablar".
A las personas del Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, por otro lado, les gusta creer que lo saben todo y están seguros de que sus países son los mejores del mundo, por lo que se recomienda a los empleados del centro de llamadas que los llenen de entusiasmo.
"La única forma de Manejar [sic] a esas personas es no discutir con ellas sobre la dirección que tomen y hacerlos sentir que son inteligentes", explican las notas.
"Luego hable con ellos acerca de cuán importante el mercado financiero se ha convertido debido a grandes países como Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda".
"Nunca te arrepentirás de esta decisión", es otra línea sugerida para persuadir a los clientes.
Aquellos que son blanco de Milton Group se les ofrece la oportunidad de invertir en criptomonedas, acciones o monedas extranjeras, a través de una variedad de diferentes "marcas", las cuales todas tienen nombres genéricos y sitios web similares, y se sacan de la rotación con el tiempo. Recientemente, las marcas de Milton Group han incluido CryptoMB, Cryptobase y VetoroBanc. Todas han sido sujeto de advertencias recientes de los reguladores en el Reino Unido, Italia y España.
La relación precisa entre el centro de llamadas y las marcas que comercializan no siempre es clara. Las marcas a veces no están asociadas con ninguna entidad legal, y cuando lo están, se esconden detrás del secreto offshore. CryptoMB y VetoroBanc, según sus sitios web, son manejadas por empresas offshore en las Islas Marshall y San Vicente y las Granadinas, respectivamente, mientras que OCCRP no pudo encontrar evidencia de que Cryptobase estuviera vinculada a ninguna compañía específica.
Alexey, el informante, dijo a los periodistas que el supuesto VetoroBanc fue creado completamente dentro de Milton siendo el nombre elegido por el gerente de retención italiano porque sonaba "como uno de los bancos italianos". El sitio web de VetoroBanc utiliza imágenes de archivo para su personal, que parecen haber sido sacadas de Internet. "Sylvia Moreno", una supuesta analista de mercado, es de hecho una pediatra estadounidense.
La venta de emociones
Alexey explicó que el personal no tenía experiencia específica en la venta de productos financieros, pero se les enseñó cuidadosamente a vender "emociones". "No importa qué emociones, positivas o negativas: puedes vender esos productos falsos si la gente realmente está pensando en eso", explicó.
A los clientes se les mostraban a menudo enormes ganancias para alentarlos a invertir más fondos, pero el dinero siempre eran sólo números en una pantalla, explicó el informante. El único momento en que se permitió que las víctimas recibieran parte de sus fondos fue para incentivar una inversión aún mayor.
Los inversionistas más prometedores y vulnerables pasaron al "equipo de retención", donde trabajan los mejores vendedores.
Su trabajo es "exprimir el dinero de los clientes hasta el último centavo", explicó Alexey, llevándolos a pedir prestado dinero y vender sus automóviles y apartamentos. En una ocasión, dijo, una mujer rusa embarazada fue convencida de entregar los pequeños ahorros que había reunido para su bebé.
El estafador más prolífico e ingenioso de Milton Group es un hombre del equipo de retención quien le dice a los posibles inversionistas que se llama "William Bradley".
De hecho, es un joven iraní que utiliza imágenes del conocido vendedor estadounidense y orador motivacional Marc Wayshak, quien se autodenomina "estratega de ventas de Estados Unidos", para disfrazar su identidad en las videollamadas.
OCCRP no pudo verificar su nombre real, pero en el trabajo y en las redes sociales se hace llamar "Hamze" y habla Farsi con fluidez. Alexey afirmó que recibe 450.000 dólares al mes.
La base de datos interna de clientes del centro de llamadas rastrea cuánto ha "invertido" cada cliente, así como la posibilidad de extraer más dinero de ellos. Los comentarios vistos por OCCRP están mezclados con blasfemias y detalles de las vulnerabilidades de los clientes. Uno dice: "Vi 800 euros en su banco y está enfermo, tiene un problema y me dijo que quería que alguien lo follara y le dije que Foster [otro operador del centro de llamadas] lo follaría". Otro dice: "Follar todos los meses por al menos 1000 EUR. Recibe pensión el día 20 / trabaja todos los martes".
De otro hombre, un empleado del centro de llamadas escribió: “Un hombre muy viejo / lo presioné para obtener el pago de la comisión, con la esperanza de que pueda resolverlo hoy, debe volver a llamar a las 3p.m. hora de Suecia".
Un mes después, aparece otra nota: “Está en la casa de su amigo porque no tiene dinero para comer. Llamarlo el lunes, perdió 400 K”.
Ese cliente era Östen Morian, de 75 años, un carpintero retirado que vive cerca del Círculo Polar Ártico en el remoto norte de Suecia.
Contactado por DN, Morian confirmó que había perdido alrededor de 400.000 coronas suecas (alrededor de 41.000 dólares) por los estafadores.
Al final, obtuvo préstamos con un interés anual del 39% para pagar a Milton Group, dejándolo muy endeudado. "No sé qué puedo hacer”, dijo. "Esperar a morir solamente".
Los estafados en Perú
Las personas que fueron engañadas son de diversos países del mundo, cientos se concentran en América Latina.
Convoca.pe identificó que las redes de esta estafa también llegaron al Perú y entrevistó a dos de las víctimas de estos fraudes financieros que confiaron en obtener astronómicas ganancias con inversiones mínimas pero que nunca más volvieron a ver el dinero que ingresaron a esas empresas fantasma.
Una de las estafadas con las criptomonedas fue Etty Córdova, una chiclayana de 32 años que trabajadora independiente, quien cayó en esa red de supuestas inversiones. Etty comentó a Convoca.pe que en diciembre de 2018 ingresó sus datos en una web que ofrecía astronómicas ganancias por su inversión. Un mes después, en enero de 2019, recibió la llamada de Ana Flores, quien se presentó como asesora de la empresa CryptoMB Ltd., y según refiere la víctima tenía "un dejo español".
La supuesta asesora Ana Flores le indicó que "ella le podía hacer ganar lo que quisiera", pero que tenía que depositarle el 10% de lo que quería ganar". Días después Etty Córdova se convenció de invertir y depositó 1000 dólares en una cuenta de un tal Eduardo Coz, quien sería un trabajador de la compañía de Ana Flores en España.
Etty Córdova se entusiasmó al ver en la página de la empresa que su dinero había crecido hasta casi 16 mil dólares y cuando le comunicó a Ana Flores que iba a solicitar retirar el dinero que había ganado, la supuesta asesora le envió una solicitud de salida de capital y le dijo que en dos días salía el dinero, pero hasta la fecha no ha vuelto a tener noticias de su eventual asesora ni de su dinero.
Pasaron tres meses desde la estafa, hasta que en abril del 2019, Etty Cordova volvió a recibir una llamada, pero esta vez de una persona que se presentó como Roger Gauss, quien le dijo que Ana estaba estafando a la empresa CriptoMb y que ya estaban en juicio para recuperar su dinero y que Gauss sería su nuevo asesor. En un inicio no creyó, pero que, al ver que su inversión en la empresa estaba en 16 mil dólares, meses después se animó a aumentar la inversión, con lo que sus 16 mil se convirtieron, al menos en la pantalla de su computadora, en 30 mil dólares.
Etty Córdova explicó a Convoca.pe que fue invirtiendo poco a poco en esa empresa y al buscar retirar su dinero el 1 de mayo de 2019, Roger Gauss le envió una solicitud de reembolso que iba a traspasar a un supuesto gerente del conocido banco 'BBVA', cuyo documento estaba firmado por 'Javier Balbín Buckley', quien era un supuesto gerente de clientes y banca de esa entidad financiera, lo que le daba un marco de supuesta regularidad.
Días después, cerca al 7 de mayo de ese mismo año, recibió otra comunicación de un supuesto abogado chileno que se identificó como Néstor Colleman del estudio financiero 'Consultance', que acusó al asesor Roger Gauss de ser un estafador y le ofreció sus servicios a Etty Córdova para recuperar su dinero por lo que le pedía una comisión del 5% de la cantidad demandada, es decir 1500 dólares.
Córdova indicó que desconfió de ese supuesto abogado que le envió una carta poder para que demandara a Roger Gauss, por ello acudió a una notaría donde le indicaron que ese documento era falso. Cuatro meses después volvió a comunicarse el asesor Roger Guss a quien Etty Córdova le exigió que le devolviera los 5 mil dólares que invirtió en total, pero hasta el momento no ha vuelvo a recuperar su inversión ni sus supuestas ganancias.
Etty Córdova narró a Convoca.pe que a raíz de esta estafa se encuentra endeudada con los bancos y aún está regularizando su deuda.
La historia de un albañil cajamarquino
Otro de los peruanos víctimas de la estafa financiera es Julio Rodríguez Mantilla, un albañil cajamarquino de 52 años, quien contó a Convoca.pe que en 2018 recibió la llamada de una persona que se presentó como Emilio Herrera, de nacionalidad ecuatoriana, quien le señaló ser un asesor financieron que le ofreció invertir en una empresa llamada FxNobel que se dedicaba al comercio de materias primas.
Rodríguez indicó que, desde el 2018 hasta la fecha, ha invertido en esa empresa más de 2 mil 500 dólares y que en los reportes que le llegaba a través de correo electrónico aparecía que su inversión supuestamente había crecido en 5 mil 116 dólares. Pero la cuenta está paralizada y no puede realizar ninguna transacción.
"Mayormente está paralizada (la cuenta). No hay ningún movimiento. Yo sigo llamando, pero los señores no contestan, no contestan", relató Julio Rodríguez. Además, comentó que el primer contacto que tuvo con estos supuestos asesores de inversión se dio a través de llamadas insistentes a su teléfono. Al principio, él no mostró interés, pero ante tanta insistencia lo convencieron de invertir con un monto pequeño.
En este tiempo apareció otro personaje que se presentó como Óscar', otro supuesto asesor de nacionalidad mexicana, que lo convenció de hacer nuevas inversiones y con el pasar de las semanas le indicaba que su inversión en criptomonedas estaba creciendo, según las cifras que Julio Rodríguez veía en la pantalla del sitio web de la empresa.
Julio comentó a este medio que, cuando buscó retirar los supuestos tres mil dólares que aproximadamente tenía registrado en FxNobel.com, los asesores le pidieron que hiciera un último depósito de 150 dólares de comisión para el desembolso, pero al no lograr hacer el pago y al volver a comunicarse con la empresa evitaron responderle.
Tiempo después apareció un nuevo 'asesor' que se presentó como 'Esteban Sabina', quien le dijo que su inversión había crecido hasta 10,080 dólares y le preguntó si quería continuar o retirar a lo que Rodríguez respondió: "Quiero retirar". Al igual que a Etty Córdova, le enviaron unos formularios para desembolso de dinero, pero le indicaron que además debía depositar una comisión del 20% del monto acumulado.
"Entonces, le digo que yo no tenía dinero, pero pasaron 15 días y 'Esteban Sabina' me dice que la compañía acepta pagar la mitad y que yo pagaría la otra mitad cuando reciba el dinero", contó Julio Rodríguez, quien hizo el depósito de 500 dólares entre noviembre y diciembre de 2019 a una cuenta en un banco de España que, según recuerda, se llamaba ABC.
Días después recibió una llamada de un supuesto funcionario del banco ABC que le informó que para hacer el depósito tenía que depositar los 1000 dólares, cosa que hizo y le prometieron que a más tardar en 24 horas tendría el dinero en su cuenta. Han pasado tres meses desde que Julio pagó la comisión y aún no recibe los más de 10 mil dólares que veía en la pantalla de su computadora.
El albañil Julio Rodríguez señaló a Convoca.pe que esa estafa lo ha afectado a nivel económico y emocional. "Yo me siento deprimido. Fue solamente un engaño", confesó dijo el albañil. quien agregó que está buscando los medios para poder pagar al banco y evitar un embargo de sus bienes.
Mientras eso pasaba en Perú y en otros países de América Latina, los personajes detrás de la estafa echaban a andar la operación a costa de miles de afectados como lograron reconstruir los periodistas de OCCRP y de otros medios aliados.
Bancos falsos, reguladores y "el guvernador”
Era la víspera de Año Nuevo de 2019, y "William Bradley" estaba celebrando al reportarse con uno de sus clientes más lucrativos, según las imágenes encubiertas obtenidas por el informante.
"Estoy muy feliz de conocerte en este año y realmente quiero tener un hermoso año en 2020 y hacer que todos nuestros negocios sean más grandes", dijo. "Te lo digo desde el fondo de mi corazón ... Deseo que descanses bien y comiences este año con la hermosa energía que tienes".
Después de que Bradley colgó, su tono cambió. Cuando el informante le preguntó si lo había "follado dos veces", Bradley presumió: "Más de seis veces, siete veces de comisión".
Agregó que su táctica para seguir extrayendo más dinero de la víctima era convencerlo de que sus pérdidas eran su culpa y que necesitaba arreglarlo.
Reporteros de DN y el socio de OCCRP Investigace.cz rastrearon al hombre en el otro extremo de la línea. Vive en un pequeño pueblo de República Checa, tiene más de 50 años y trabaja en TI.
A pesar de esto, por petición de "William Bradley", aceptó instalar el programa TeamViewer, un producto de software disponible comercialmente que permite el acceso remoto a los computadores y fue utilizado frecuentemente por el centro de llamadas para "ayudar" a los clientes con transferencias bancarias y solicitudes de préstamos.
También instaló un complemento (plug-in) para el navegador Google Chrome que permite insertar código en las páginas web. El registro de sus actividades muestra que se utilizó para simular la transferencia de 317,476.00 dólares de una de las marcas de Milton, Cryptobase, a Blockchain, un operador legítimo de bitcoin.
Desde que realizó su primera inversión en noviembre de 2019, el hombre checo perdió más de 200.000 dólares. Pidió permanecer en el anonimato porque no le había contado a su esposa sobre sus masivas pérdidas.
“Invertí en esto para obtener dinero para la pensión y para mi hija. Estaba buscando una buena inversión”, dijo. "Pero esta fue una mala forma que elegí".
Con el fin de que las víctimas se demoren en darse cuenta de que su dinero se ha perdido, el equipo de retención de Milton Group despliega una serie de otras estafas, que incluyen lo que se conoce internamente como "llamada del banquero", "llamada del servicio de impuestos" y una "llamada de un oficial de lavado de dinero", según Alexey. Varios miembros del equipo de retención son reclutados para hacerse pasar por estos funcionarios.
Las llamadas telefónicas amenazantes luego son respaldadas por cartas falsas de organismos como el servicio de impuestos del Reino Unido o su organismo regulador financiero, la Autoridad de Conducta Financiera, o de bancos genuinos como Barclays y Nordea.
Los ejemplos proporcionados a los periodistas por las víctimas están llenos de errores ortográficos, incluidas las frecuentes afirmaciones de que las cartas están "CONFIRMADAS POR EL GUVERNADOR" de varios países o bancos.
Una de las víctimas más afectadas fue una refugiada iraní en Noruega, quien fue contactada por un hombre que supuestamente era un representante de ventas para una compañía llamada CryptoMB. De hecho era "William Bradley".
La solicitante de asilo perdió más de 1.6 millones de coronas noruegas (alrededor de 170.000 dólares), pero cuando denunció la pérdida a la policía, le dijeron que la denuncia se estaba cerrando porque "no había un motivo razonable para investigar la existencia de un delito penal".
Bradley luego se hizo pasar por un abogado de habla persa llamado Amir Akbari que se estaba poniendo en contacto para ayudarla a recuperar los fondos, según documentos obtenidos por el periódico noruego VG.
"William Bradley" aparece en varios informes policiales suecos presentados por víctimas y obtenidos por DN, pero todos también fueron cerrados con poca investigación. "El carácter internacional del crimen ... hace que sea difícil de investigar", dijo a DN Patrick Lillqvist, jefe del departamento de fraude de la policía de Estocolmo.
No fue solo el departamento de habla inglesa el que utilizó estas técnicas agresivas.
En Puyo, una ciudad en la selva amazónica de Ecuador, un hombre llamado Alex estaba navegando en un sitio de redes sociales a fines de 2018 cuando su interés se despertó con un anuncio que ofrecía la oportunidad de "ganar dinero rápido".
Después de ingresar su información de contacto, recibió una llamada de un hombre que se hacía llamar "Jorge Alvarado" y pretendía ser un asesor de ventas para una plataforma de intercambio de criptomonedas? llamada CryptoMB.
Pidió prestados miles de dólares a miembros de su familia para seguir haciendo inversiones y luego para pagar deudas fiscales falsas que el personal de CryptoMB le dijo de que debía. En un momento, se le informó en una carta falsificada de HM Revenue & Customs que, debía pagar un impuesto del Reino Unido para poder retirar sus ganancias de CryptoMB.
"Al cabo de unos días mi señora me puteaba, casi me manda pateando de la casa”, dijo Alex al socio de OCCRP Plan-V.
"Me comuniqué con HB Customers [HM & Revenue Customs], pero esos desgraciados hablan inglés y no entienden nada", dijo.
El rastro del dinero
Los periodistas no pudieron encontrar evidencia de que el dinero supuestamente invertido por alguno de los “clientes” de Milton Group haya sido utilizado alguna vez como se prometió.
En cambio, los pagos en efectivo se enviaron a través de compañías como Western Union a individuos en una variedad de países, incluidos Colombia y Uganda.
Las transferencias de banco a banco se realizaron a través de Clear Junction Ltd, una empresa regulada en el Reino Unido propiedad del ciudadano israelí Dmitri Kats. (En una respuesta por escrito, Kats dijo que Clear Junction "lleva a cabo todas las verificaciones necesarias requeridas por la legislación del Reino Unido, así como según las mejores prácticas de la industria financiera y nuestros estrictos procedimientos internos". Dijo que no podía comentar sobre si Milton Group era un cliente, debido a los requisitos de confidencialidad).
Se les dijo a las víctimas que depositaran su dinero en las cuentas de Clear Junction a nombre de personas, mientras que el personal del centro de llamadas recibió instrucciones de asegurarse de que no se mencionaran términos como "cripto", "inversión" o "marca" en los documentos de transferencia.
Un técnico eléctrico de 55 años de la pequeña ciudad de Bor, en el este de Serbia, quedó con una deuda enorme después de ser estafado por una de las marcas de Milton, CryptoMB, según entrevistas realizadas por el centro asociado de OCCRP en Serbia, KRIK.
Inicialmente compró alrededor de 100 dólares de lo que creía que era la criptomoneda Jubiter, y vio que su inversión se disparó a 300 dólares o 400 dólares, al menos en pantalla. Esto lo llevó a invertir más.
"Pude haber invertido alrededor de 1.000 dólares [total] con ellos, y gané dinero: allí decía más de 20.000 dólares", dijo. "El problema es cuando hay que retirar el dinero, ahí es cuando comienza el problema".
Cuando su "ganancia" alcanzó los 23.000 dólares, trató de retirar dinero, pero se vio afectado por los honorarios de abogados ficticios. Desesperado por redimir sus ganancias, pagó a los falsos abogados pidiendo préstamos.
En un momento recibió una llamada telefónica de CryptoMB alegando que la compañía había colapsado y había sido tomada por el gobierno del Reino Unido. Se requirió otro pago de 250 dólares, pero esta vez le dijeron que debía enviarse a Colombia.
Se lo envió a una mujer allí a través de Western Union según las instrucciones, pero nunca recibió nada de su dinero.
"Me siento terrible. Me siento catastrófico ¿Cómo puedo decírtelo?", respondió. "Tomé un préstamo en el banco para poder dar ese dinero, y ahora estoy endeudado y no tengo dinero". ¿Cómo puedo sentirme [sino] patético y miserable?”.
La investigación llamada 'Fraud Factory' ha sido posible gracias a la colaboración de los siguientes medios de comunicación:
- Dagens Nyheter (Suecia): Axel Björklund, Mattias Carlsson
- OCCRP: Daniela Castro, Lindita Cela, Amra Džonlić (research), Sergiu Ipatii (fact-checking), Lawrence Marzouk, Julia Wallace
- Aristegui Noticias (México): Juan Omar Fierro
- Convoca.pe (Perú): Carmen Alvarado
- Direkt36 (Hungaria): Zsuzsanna Wirth, Gergo Saling
- El Confidencial (España): Marcos García Rey
- investigace.cz (República Checa): Pavla Holcová, Lukáš Nechvátal
- Investigatívne Centrum Jána Kuciaka (Eslovaquia): Daniel Antoni
- IRPI (Italia): Matteo Civillini, Lorenzo Bodrero, Lorenzo Bagnoli
- Helsingin Sanomat (Finlandia): Anssi Miettinen, Pauliina Siniauer, Elina Kervinen
- The Guardian (Australia): Ben Butler
- The Guardian (Reino Unido): Hilary Osborne
- KRIK (Serbia): Jelena Radivojević
- La Nacion (Argentina): Ivan Ruiz
- McClatchy/Miami Herald (EE.UU.): Kevin G. Hall and Shirsho Dasgupta
- Oštro (Eslovania, Croacia): Klara Škrinjar, Mašenjka Bačić, Matej Zwitter, Anuška Delić
- Plan V (Ecuador): Susana Moran
- Politiken (Dinamarca): Carl Emil Arnfred, Michael Olsen, Jonas Pröschold
- Revista Semana (Colombia): Sophia Gomez
- RISE Project (Rumania): Attila Biro
- Siena.lt (Lituania): Miglė Krancevičiūtė, Šarūnas Černiauskas
- Studio Monitori (Georgia): Nino Zuriashvili, Nino Ramishvili and Nino Tsverava
- Times of Israel (Israel): Simona Weinglass
- VG (Noruega): Synnøve Åsebø, Sofie Amalie Fraser, Ola Haram
*Este reportaje fue escrito y traducido por los periodistas de OCCRP y medios aliados, y editado por Convoca.pe para incluir los casos que fueron recogidos en Perú por Carmen Alvarado para este medio digital.