La muerte no era esto

 

Antes de la pandemia del COVID-18, podíamos despedirnos de nuestros familiares con ceremonias que ayudaban a procesar el dolor. Ahora, los protocolos sanitarios impiden acercarse al que se va. Miles han partido en el Perú, más de un millón en el mundo. En el año 2020 todo ha cambiado. Convoca.pe buscó ocho testimonios para saber cómo miran hoy la muerte estas personas, desde sus diversas experiencias, profesiones y oficios. Todos coinciden en algo: el nuevo coronavirus ha transformado nuestra forma de decir adiós.

 

Un albañil que trabaja en un cementerio le tiene más miedo a los vivos que a las muertos. Hasta que llega el coronavirus y le arrebata a uno de sus amigos. Entonces, entiende de qué se trata el fin de la vida. Una guardiana del mismo camposanto extraña que la gente se abrace, pues era lo que permitía transmitir las condolencias a los deudos. Un sepulturero del cementerio El Ángel echa de menos la comida, la orquesta y la cerveza que caracterizaban las visitas póstumas en la era pre-COVID-19.

Estos son algunos de los testimonios que presenta Convoca.pe en un año que fue golpeado por la pandemia del COVID-19 y que ha tenido un carácter especial por ser un hecho nunca antes visto. No sólo porque las despedidas se han transformado radicalmente por los protocolos sanitarios, sino también porque en la historia reciente la muerte no se había convertido en un hecho tan cotidiano.

El recuerdo más cercano que tenemos los peruanos de la muerte, como el pan de cada día, son las dos décadas de terrorismo, entre 1980 y el 2000, cuando Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru tenían en secuestrado al país, y vivíamos en sobresalto por las imágenes de campesinos brutalmente asesinados, coches bomba y perros colgados en los postes. La Comisión de la Verdad y Reconciliación aseguró que la estimación más probable de víctimas fatales en esas dos décadas era de 69 mil 280 personas. “Estas cifras superan el número de pérdidas humanas sufridas por el Perú en todas las guerras externas y guerras civiles ocurridas en sus 182 años de vida independiente”, remarcó en sus conclusiones el informe final de dicho grupo de trabajo.


Sin embargo, desde el 19 de marzo de 2020, cuando murió la primera persona en el Perú por el COVID-19, la cantidad de fallecidos ha aumentado sin parar hasta llegar a los 35 mil 966 del 30 de noviembre pasado, equivalente al 49% de las muertes durante el terrorismo. En sólo nueve meses, el país ha perdido casi la mitad de las personas que perdió en dos décadas.


Los peruanos no somos las únicas víctimas. Hasta el 30 de octubre último, en todo el mundo habían muerto 1 millón 183 mil 861 personas por el virus SARS-CoV-2. En Estados Unidos, el país donde el COVID-19 se ha expandido con mayor violencia, han fallecido 232 mil 896 personas, cuatro veces la cantidad de estadounidenses que murieron en la guerra de Vietnam. Un agente patógeno puede ser mucho más letal que un conflicto bélico.


En el 2020 muchos peruanos han conocido por primera vez el rostro de la muerte. Los testimonios que presentamos a continuación ayudarán a entender cómo ha cambiado la ceremonia del adiós.

 

Tiene 74 años y ha pasado 34 construyendo nichos y pabellones en los que descansan quienes han dado el último suspiro. Su vieja proximidad con la muerte lo curtió hasta que vino la pandemia del coronavirus y le arrebató un compañero de trabajo. Eso hizo que afloraran sentimientos escondidos.

 

Su trabajo era mantener limpio el camposanto, regar las flores y recibir a los familiares para darles el pésame. Jamás pensó que un día le darían las condolencias a ella: su prima hermana cayó con el Covid-19. Esta mujer de 59 años añora los abrazos que no se pueden dar en estos tiempos de pandemia.

 

Rezando a la virgen de guadalupe por la salud del covid
Créditos: Agencia Andina
El recuerdo más cercano que tenemos los peruanos de la muerte como el pan de cada día son las dos décadas de terrorismo, entre 1980 y el 2000. En solo siete meses el país ha perdido casi la mitad de personas que perdió en 20 años. En la historia reciente la muerte no se había convertido en un hecho tan cotidiano, que ha cambiado la forma de despedirnos de nuestros seres queridos y, a la vez, de mantenerlos vivos.

 

Desde el fallecimiento de su padre, nada volvió a ser igual en la vida de Milagros. Levantó un pequeño altar para estar conectada con él y es ahí a donde vuelve una y otra vez para sentir su compañía y salir fortalecida.

 

Administra los dos cementerios más importantes de Lima: El Ángel y Prebístero Maestro. Aún permanece en su memoria la imagen del primer entierro en tiempos de COVID-19, aquél féretro avanzando en soledad que cambió su modo de ver la vida.

 

sepultando en el cementerio
Créditos: Agencia Andina
El 22 de octubre el Gobierno, a través del Ministerio de Salud, anunció el cierre de los cementerios durante los días sábado 31 de octubre y domingo 1 de noviembre por el coronavirus.

 

Como estudiosa del duelo, esta magíster en Estudios Teóricos de Psicoanálisis explica que la pandemia ha cambiado la ceremonia del adiós. Las despedidas muchas veces ya no son posibles, los familiares deben procesar la pérdida rápido. Los espacios para recordar al que se fue y socializar el dolor no existen. ¿El resultado? Se hace difícil aceptar la partida.

Acompaña a las personas en el dolor de haber perdido a sus seres queridos desde el coaching sistémico. Como experto en Psicología explica que el proceso de duelo ha cambiado y que la virtualidad nos ha quitado la conexión del abrazo que todos los seres humanos necesitamos cuando perdemos un ser querido.

 

enterrando a persona con covid
Créditos: Omar Lucas
Desde el 19 de marzo pasado, cuando murió la primera persona en el Perú a causa del COVID-19, la cantidad de fallecidos ha aumentado sin parar hasta llegar a los 34 mil 362 el 30 de octubre pasado. 

 

Lleva más de diez años dedicada a la investigación de violaciones a los derechos humanos en México, por lo que conoce muy de cerca el impacto que tiene la muerte en las almas de las personas. Durante la pandemia, tuvo que acompañar a los familiares de las víctimas de COVID-19 a los hospitales y morgues. Año a año realizaba la cobertura del Día de Muertos, una de las celebraciones mexicanas más importantes, que este año será diferente, según lo describe Turati.

 

En el Día de los Muertos, recuerda este hombre de 62 años, la gente llegaba al camposanto con comida, orquesta y cerveza. Al caer la tarde, las personas no querían irse. Era como si no quisieran dejar solos a sus muertos. Sin embargo, este año no será así porque las puertas del cementerio permanecerán cerradas.

 

familiar llorando en el cementerio
Créditos: Martín Mejía
El pasado 11 de octubre, el Colegio Médico del Perú (CMP) reportó que al menos uno de cada 200 médicos activos durante la pandemia del COVID-19 perdió la vida.

 

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Coordinación y edición: Karla Velezmoro y Milagros Salazar Herrera. Reporteras: Sonia Tello Santibañez, Milagros Salazar, Karla Velezmoro. Edición de texto: Ghiovani Hinojosa. Diseño e Ilustraciones: Francisco Fernández. Desarrollo: Elvis Rivera Cotrina. Editor de Audiencias: Antonio Manco. Foto de portada: Pilar Olivares.