Desde hace siete años, la abogada Elizabeth Zevallos forma parte del grupo de madres y padres que han decidido brindarle una mejor crianza a sus hijos. Zevallos recuerda que, cuando su primer hijo tenía dos años, comenzó a tener conductas que, junto con su esposo, no sabían cómo abordar.

Los especialistas de la guardería donde llevaba a su hijo le aconsejaron sentarlo mirando hacia una pared hasta que obedezca. Sin embargo, para Elizabeth eran acciones que iban en contra de sus valores y no lo hizo. Al consultarlo nuevamente en el nido al cual asistía su hijo, le comentaron sobre la disciplina positiva y “fue un match inmediato”, señala.

La abogada recuerda que, en ese entonces, no había la cantidad de información que existe hoy en día. La disciplina positiva, para ella, trata de romper los estereotipos e ir en contra de lo que ya está establecido. Por ello, comenzó a informarse más para aplicarla en su vida y tomó clases, con el fin de convertirse en facilitadora y ayudar a otras familias que quieren seguir este camino.

Según UNICEF, las consecuencias de la disciplina violenta en la vida de niños, niñas y adolescentes perduran para toda la vida y afectan aspectos cognitivos, sociales, conductuales, psicológicos, entre otros. Imagen: UNICEF

Elizabeth resalta que educar en base a la disciplina positiva no tiene resultados inmediatos, pero es esperanzador criar a sus hijos en base a la pertenencia, siendo amable y firme al mismo tiempo. La maternidad sigue siendo un reto y la excusa perfecta para continuar explorando.

La veterinaria Diana Castellanos recuerda que, al terminar su licencia por maternidad, se dio cuenta que era muy difícil estar alejada de su hijo. Su rendimiento en el trabajo era otro y era muy difícil concentrarse. Luego de unos meses, cuando su hijo tenía un año, decidió renunciar.

Diana señala que tenía un conocimiento básico de lo que era la disciplina positiva pero, desde que nació su hijo, buscó la forma de informarse. Cuando renunció a su trabajó, se formó como guía Montessori, una persona que se encarga de crear espacios estimulantes y seguros que fomenten el desarrollo del niño.

UNICEF señala que la disciplina positiva genera una mejor salud mental y física, así como una infancia feliz. Imagen: UNICEF

Luego de años de estudio y capacitaciones, Diana asesora a familias en crianza respetuosa. Es un tema que sigue creciendo, pero considera que aún hace falta mucha difusión. Agrega que es importante ser conscientes de que es un proceso muy profundo y es necesario que los padres lleven terapias psicológicas en el proceso.

“Nuestras madres y nuestros padres hicieron lo mejor que pudieron con los recursos que tuvieron. Nosotras, en estas nuevas generaciones de madres, tenemos muchísimo más recursos”, agrega Diana, quien confiesa que está convencida de que todo comienza por la educación. Ve este estilo de crianza como una revolución porque se está criando a personas sin violencia y sin chantajes.

¿Qué es la disciplina positiva?

Según señala la psicóloga y entrenadora en disciplina positiva, Mariella Vega, este método se basa en el respeto mutuo, es decir, el respeto entre padres e hijos. Uno de los criterios es mantener un enfoque firme y amable al mismo tiempo. “Cuando educamos de manera respetuosa, se cree que somos excesivamente amables”, manifiesta. Sin embargo, aclara que sí existen reglas, pero se dicen desde la amabilidad, desde el entendimiento, desde la calma, desde el trabajo de nuestras propias emociones. 

Vega, directora ejecutiva de la Organización Crianza Positiva, manifiesta que la disciplina positiva se trata principalmente de reconocer la importancia de que el otro, tanto niños como adolescentes, pertenecen y son importantes. Explica que es importante trabajar desde este enfoque, ya que cuando un niño siente que no es importante o que no pertenece, aparece la mala conducta.

Para la psicóloga Vega, esta metodología es efectiva en el tiempo. Destaca que no es factible obtener resultados inmediatos porque los niños se encuentran constantemente aprendiendo. En ese sentido, lo que se busca es que los niños puedan desarrollar habilidades que les permitan actuar como seres que aporten en el futuro.

Además, Vega indica que para aplicar esta metodología se trabaja mucho con los padres, con la finalidad de que comprendan que ellos son un modelo de la conducta que reflejan los niños. Agrega que todo ese trabajo lleva a un proceso personal en el que uno descubre cosas de uno mismo “cómo las actitudes, conductas, reacciones impactan sobre nuestros hijos”. “También descubrimos cómo nuestra crianza impacta en cómo criamos nosotros, cómo nos conectamos con nuestra propia historia”, manifiesta. 

Foto principal: UNICEF