Mishelle tenía tan solo 15 años cuando fue forzada a independizarse junto a su hermana de 8 años. Sus padres se separaron. Su mamá se fue de casa, y su papá, quien trabajaba en provincia dejó de visitarlas. Desde esa edad tuvo que tomar las riendas de un hogar en el que “una niña tenía que criar a otra niña”. “No poder tenerlos a los dos, o sea, que se hayan ido temprano, fue muy, muy complicado”, cuenta Mishelle de la Rosa para Convive.
La mayoría de hogares en el Perú están conformados de diversas maneras: algunas a cargo de un solo padre/madre (monoparentales), otras reconstituidas, etc. Al 2021, un poco más del tercio (39%) de los 9.3 millones de familias peruanas estaban conformadas por una pareja con hijos, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
¿Qué hace que estos tipos de familias no tradicionales puedan presentar dificultades en el desarrollo de los niños y adolescentes que son parte de ellas?
Convive conversó con la psicóloga clínica Laura Osso Lynch, especialista en terapia familiar y de pareja; y el psiquiatra Horacio Vargas Murga, médico especialista en niños y adolescentes, del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Ambos profesionales coinciden en la importancia de las figuras paternas dentro del desarrollo infantil y adolescente de cualquier ser humano.
Para Laura Osso, “los seres humanos somos seres de relación”. “Estamos hechos y diseñados para relacionarnos en todas las dimensiones. Una de ellas, es la del vínculo afectivo, (siendo el más importante), el vínculo afectivo amoroso” comenta. Esto genera que en un hogar existan “dos líneas”: el amor sexual entre los cónyuges, y el amor parento-filial que se transmite de los padres a los hijos. Al respecto, el Dr. Horacio Vargas señala que las figuras parentales amorosas son necesarias ya que permite "que el niño crezca con una buena autoestima, un buen autoconcepto”. Ello generará que replique estas conductas afectivas positivas en su entorno.
La ausencia de un padre puede generar un ciclo de problemas: falta de confianza en el padre o madre que queda, quien a su vez puede transmitir esta desconfianza al niño. Esto tiende a traducirse en falta de responsabilidad afectiva que perjudica no solo a futuras parejas del hijo, sino también a sus futuros hijos. Los traumas por abandono se van replicando. "Todo está concatenado", declara el psiquiatra Luis Matos Retamozo, quien fue entrevistado en el último reportaje acerca de la soledad.
La concepción que el adolescente va formando de sí mismo se ve magullada debido a la carencia parental. En el caso de Mishelle, la ausencia de ambos padres le afectó emocionalmente, pero especialmente la de su madre. “Tuve que aprender a criar a una niña, literalmente, porque mi hermana era una niña [...] En mi mente no estaba esa responsabilidad. Muy aparte de eso, los quehaceres de la casa, la administración del dinero y ese tipo de cosas… Saber medir entre mis horarios, cocinar, lavar ropa […] Sabes que de mamá siempre es bueno un consejo, unas palabras”, comenta la joven que ahora tiene 20 años.
Perder a su padre significó para Mishelle quedarse sin el sustento económico principal del hogar, obligándola a trabajar a temprana edad para mantenerse ella y su hermana. Así pasó a ser parte del 25.3% de los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años que se ven forzados a trabajar (según datos del INEI). Esta situación llegó a tal punto en que Mishelle tuvo que dormir algunas veces en la calle y sus sueños de estudiar en una universidad quedaron truncos. Con frecuencia recuerda la sensación de no tener “a alguien que te proteja”, teniendo que aprender a protegerse “a la mala”.
Sobre ello, los especialistas revelan que la ausencia de cualquiera de los padres afecta de forma distinta dependiendo del sexo del hijo y su perfil psicológico. El doctor Horacio Vargas afirma que el menor tiende a identificarse en primera instancia “con el progenitor del mismo sexo”; mientras que al progenitor del sexo opuesto, lo referencia para “tener vínculos adecuados en relaciones futuras con otras personas”. Por esta razón, “tiene que haber una buena imagen” de ambas figuras. Por su parte, la psicóloga Laura Osso manifiesta que la presencia parental forja “la identidad de género” del niño. Aunque sin caer en estereotipos, puesto que los roles que representan para el niño “se combinan”. “Yo puedo tomar lo mejor de mi padre y lo mejor de mi madre, ambos se complementan [...] el tema no está categóricamente asignado por género”, precisó.
Abrahan Rivera parece haber sufrido algo parcialmente distinto a lo de Mishelle de la Rosa. Él es un joven universitario de 21 años. Nunca conoció a su papá. Toda su vida creció al lado de su madre Milagros. Abrahan cuenta que en su casa “no se trataba mucho el tema”. Él siente que la figura paterna “determina ciertos valores, ciertas normas” que resultan indispensables para la formación de un joven.
“Por largo tiempo yo me sentía mal […] Tenía una envidia sana por los demás. Me pasaba bastante en los días del padre (en tiempos del colegio), porque otros niños estaban con sus papás y uno como niño se pregunta, ¿por qué yo no tengo?”, relata Abrahan para Convive. A diferencia del caso de Mishelle, la carencia del padre le afectó desde el lado disciplinario y moral.
Aunque en el Perú dos tercios de los hogares monoparentales se encuentran liderados por mujeres (según el Grupo de Análisis para el Desarrollo), Laura Osso enfatizó que “hay que desmitificar que todo viene por el lado femenino”, en referencia a la existencia de casos de hogares en donde el único presente es el hombre.
Sea cual sea la carencia, naturalmente el humano busca rellenar el vacío de forma inconsciente. Mishelle advierte que ella desarrolló una dependencia emocional hacia personas que la exponían a manipulaciones y al uso de sustancias. En el caso de Abrahan comenta que sus tíos ayudaron a paliar este bache “existencial”. Pese a ello, reconoce que ha sufrido momentos en donde este intento de reemplazo tenía algunas limitaciones.
“A mis 14 años me surgió la chispa por empezar a estudiar teatro, pero en mi casa era imposible costear un curso. Justamente me acuerdo que le pedí a uno de mis tíos si me podía ayudar a dar ese paso (a través de ayuda económica) para comenzar en el mundo del teatro. Me acuerdo que sus palabras fueron que no, o sea que (aunque) quisiera ayudarme, también tiene una familia, tiene una esposa, hijos… y lo comprendo [...] Me hubiera gustado tener un padre que me diga "tranquilo en un futuro vas a poder lograrlo, vas a poder conseguirlo"", recuerda Abrahan.
Sin embargo, algo importante que el doctor Horacio recomienda es que “este impacto de la ausencia del amado” sea cubierto por todo el núcleo familiar. La clave para poder avanzar en estas situaciones está en la honestidad y la madurez para abordar el caso. El especialista aconseja a los padres sintonizar “con sus intenciones”. “Comprender que no tener un papá o una mamá les puede estar afectando, pero también transmitirles que a pesar de esa limitación pueden salir adelante. Que busquen siempre algún otro familiar que los apoye en su avance por la vida”.
“(Se trata de dar) una explicación lo suficientemente inteligente y protectora para que un niño lo entienda [...] Siempre y cuando el padre sea lo suficientemente maduro y protector para hablarles con la verdad sin victimizarse ni culpabilizar al niño de la ausencia de la madre o del padre, le ofrecerá mejores posibilidades a ese niño de que tenga otras figuras”, aconseja Laura Osso.
Tanto Abrahan como Mishelle aconsejan a otros jóvenes que sufren su misma situación, valorar a quien tienen al lado y cultivar la fuerza de voluntad para avanzar a pesar de las dificultades. La psicóloga Laura Osso reflexiona en que, a pesar de que alguien pueda encontrarse en una situación parecida, “tampoco presagia que sea una catástrofe".
El 58% de hogares peruanos cuenta con menores de edad, según datos del INEI. Es importante saber que de la misma forma en que las familias diversas atraen diferentes retos para una persona, existen alternativas para enfrentar estos retos y lograr un desarrollo integral en el menor. Tal como lo han manifestado los especialistas, es vital que se escuche la voz de los niños para que posteriormente sea utilizado por las instituciones responsables de crear una red sostenible de desarrollo familiar.