En una entrevista telefónica desde Francia, el sismólogo peruano Jean-Paul Ampuero, aseguró a Convoca.pe que el terremoto que tuvo como epicentro Yurimaguas, Loreto, ha sido uno de los más grandes del mundo registrados a esta profundidad: 135 kilómetros tierra adentro. Ampuero, investigador del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) de París, explicó por qué el sismo de Yurimaguas no ha sido tan devastador como otros, por qué debemos seguir alertas y estar preparados para un próximo movimiento telúrico en la capital del Perú, Lima.

Los terremotos siempre están ligados a la Costa porque es donde se encuentran las placas tectónicas Nazca y Sudamericana. ¿Cómo se explica desde la mirada de la ciencia, el terremoto en Yurimaguas, que está en la Amazonía? 

-La placa de Nazca que es la del Océano Pacífico se hunde debajo de la placa Continental, la de América del Sur, al hundirse, lo primero que hace, es tener contacto con la parte que está fuera de la Costa. Ahí es donde se generan los terremotos más grandes, los más conocidos, como el de 2007 en Pisco y en Arequipa en el 2001, pero esa placa se sigue hundiendo, muy profundamente hasta Bolivia. En Brasil sigue habiendo terremotos pero en profundidades muy grandes, de 600 kilómetros. Entonces el terremoto que ocurrió en Yurimaguas es un terremoto de profundidad intermedia, alrededor de 100 kilómetros. Y es la placa que está en camino a seguir hundiéndose y al final terminar al fondo del manto terrestre. 

 

Entonces sí tiene que ver con las placas directamente, no hay otra explicación...

-Exactamente. Es la misma placa que se está hundiendo y eso genera terremotos en  profundidades distintas. Los terremotos superficiales son los más conocidos. Existen los terremotos muy profundos, de 600, 700 kilómetros y los terremotos de profundidad intermedia de entre 100 y 300 kilómetros. 

 

loreto
Desprendimiento de suelo a orillas de un río en Loreto. Foto: Diario Correo

 

También existe la sensación para las  personas que vivimos en la Costa de que los terremotos no afectan a la Selva y que no es común que se produzcan en esa parte del territorio peruano. ¿Con el terremoto en Yurimaguas podemos descartar esta idea y que lo importante es que existan políticas de prevención a escala nacional y no solo en la Costa?

-Sí, hay sismicidad en todos lados, pero a profundidades tales que los daños son mucho menores que si una magnitud 8 hubiera ocurrido en la Costa, frente a Lima. Ya en el 2005 ocurrió un terremoto de magnitud 7.5 muy cerca de Yurimaguas, entonces tampoco es tan raro. Este es uno de los más grandes que se han registrado en el mundo a ese tipo de profundidad. 

 

En este caso, a pesar de que el epicentro fue en una región amazónica del Perú; se sintió en varios países como Colombia, Ecuador y Brasil. ¿Esto tiene ver con la profundidad?

-Exactamente, tiene que ver con la profundidad. Un terremoto superficial como el de Pisco o Arequipa va a enviar ondas que se van a propagar mucho en la superficie, en la corteza de la tierra que es una roca que está muy fracturada y que se comporta como esponja, absorbe mucho de las ondas. En cambio en un sismo más profundo, las ondas se van a propagar por rocas del manto, que son rocas muy competentes, muy sólidas, que atenúan un poco el movimiento. Entonces el movimiento va a llegar con más fuerza y más lejos.

 

Además de que los pocos daños registrados en el terremoto en Yurimaguas se deba a la profundidad, ¿en algo influenció las pocas viviendas que hay en la zona?

-Sí, también tiene ver con eso. El impacto por supuesto depende de la amenaza, del peligro, en este caso la magnitud y profundidad son los factores importantes; pero también de la exposición, es decir, cuánta gente está expuesta a ese peligro y también de la vulnerabilidad, qué tan preparados están esas personas y sus construcciones. Entonces, producto de estos tres factores, se genera el impacto de un sismo. En algunos lugares como en Haití, en el 2010, un terremoto de magnitud 7 causó cientos de miles de muertos, un desastre enorme, porque las construcciones eran demasiado vulnerables a pesar de que la magnitud no era tan grande.

 

¿Podría explicarnos la diferencia entre la duración del terremoto y la duración de la “sacudida” o el movimiento sísmico fuera del lugar del epicentro?

-Lo que hay que distinguir es que lo que nosotros sentimos es la onda cuando ya llegó a la superficie de la Tierra, si pudiéramos sentarnos en la falla misma, a 100 kilómetros de profundidad, lo que veríamos es la falla moverse durante un minuto, en el caso del terremoto de hace 2 días. Las ondas al propagarse, cuando llegan a la superficie, pues ya han rebotado en muchas otras partes de la corteza, llegan con ecos, entonces van a tener una duración que puede ser más larga que la duración del terremoto a 100 kilómetros. Por eso, lo que nosotros sentimos no es sólo la duración del terremoto mismo sino que además de eso todos los rebotes de las ondas y todos los efectos de reverberación del suelo en el que estamos parados. Por ejemplo, si la onda llega a un valle, que es de suelos blandos que rodean los ríos, éstos se van a comportar como un amplificador. Las ondas van a quedarse ahí reverberando como una campana.

 

falla

 

Con el terremoto en Loreto y otros sismos,  existe temor en la población de que venga uno más fuerte. Por otro lado también existe la creencia de que debido a estos sismos, la Tierra se ha podido desfogar y por lo tanto ya no habría peligro de un movimiento más fuerte. Entonces, ¿podemos estar tranquilos o debemos seguir en alerta?

-Tenemos que mantenernos alerta. La magnitud 8 de hace unos días no ha cambiado en nada el peligro frente a Lima por ejemplo. Hay una brecha sísmica en Lima donde sabemos que ya se ha acumulado suficiente energía para generar un terremoto de magnitud 8 o por encima. Y eso podría ocurrir en cualquier momento, mañana o dentro de 30 años, eso no lo podemos decir. Lo que sí sabemos es que ya hay energía suficiente para un gran terremoto.

Ahora la magnitud 4.5 como el sismo del Callao, es “una pulguita” comparado con la magnitud 8. Por cada dos unidades de magnitud, la talla del terremoto se multiplica por 1000. Entonces, esa magnitud 4, no va a liberar casi nada de la energía que se ha acumulado. Es una ilusión eso de pensar que un sismo pequeño va a aliviarnos.

 

lima-terremoto
El último gran terremoto que se sintió en Lima fue el 24 de mayo de 1940 y tuvo una magnitud de 8.4 grados. Foto: Archivo de El Comercio

 

Usted que tiene una especialidad desde la ciencia, ¿cómo ve a nuestra población?, ¿está preparada para afrontar un terremoto?

-Hay esfuerzos con los simulacros, veo que también hay esfuerzos ciudadanos.  La gente está montando aplicaciones en sus teléfonos que alertan o tienen que ver con los terremotos. Se está discutiendo más el tema y eso es parte del trabajo de preparación y así poco a poco uno empieza a identificar sus debilidades y colectivamente empezamos a prepararnos, pero habría que hacer un esfuerzo mucho más organizado y trabajar en muchos frentes: desde el punto de vista del científico con los sistemas de alerta temprana y del punto de vista de los que gestionan riesgos, con los simulacros y hacer que la población realmente participe en eso. Hay que concientizar a los ciudadanos, que tomen la responsabilidad porque está en juego la vida de sus familias. 

 

Sobre Jean Paul Ampuero

Estudió Geofísica en el Institut de Physique du Globe de Paris, donde hizo un doctorado en 2002. En la actualidad, trabaja como investigador en el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IDR) en Francia y en la Universidad de la Costa Azul en Niza. Es profesor en el Instituto de Tecnología de California. Su interés se centra en comprender la física de los terremotos, combinando enfoques teóricos, computacionales y de observación, como él mismo lo explica.