Por Convoca | 20 de setiembre del 2020
‘FinCEN Files’ no es la filtración más voluminosa en cuestión de archivos analizados que ha liderado el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación en los últimos años, pero sí la que nos abre las puertas para ingresar al universo oscuro de miles de transacciones sospechosas en el sistema financiero que explican la debilidad de la lucha contra el lavado de activos en el mundo.
En el caso de Perú, el equipo de análisis de datos del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) ha logrado determinar por lo menos 66 operaciones financieras con direcciones relacionadas el país que superan los 42 millones de dólares y que figuran en los informes de actividad sospechosa (SAR) que reportan los bancos a la Unidad de Inteligencia Financiera del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, FinCEN (acrónimo en inglés de la Red de Control de Delitos Financieros). Sin embargo, este cálculo es modesto: apenas es una muestra de las millonarias transacciones que despiertan sospecha debido a que existen otras operaciones en la filtración que no han sido consideradas en dicho monto porque no se tiene toda la información de la ruta del dinero.
Las transferencias de dinero hacia y desde el Perú se realizaron entre el 2000 y 2016, de acuerdo con los datos identificados en los SAR tras el procesamiento de más de 200 mil operaciones que analizaron los periodistas de ICIJ y los medios aliados, a partir de los archivos compartidos por BuzzFeed News. Convoca.pe, que forma parte de este esfuerzo colaborativo global, ha analizado estas operaciones y ha detectado que algunas de ellas están vinculadas a empresas y personajes investigados por lavado de dinero, minería ilegal, terrorismo y corrupción en el Perú. Los nombres será revelados en diversos reportajes que publicaremos a partir del 21 de septiembre.
De acuerdo con el análisis de ICIJ, en el que se registran las 66 transacciones con direcciones vinculadas al Perú, más de 42 millones 200 mil dólares llegaron a los clientes de seis bancos (beneficiary bank), entre los que figura Scotiabank Perú con más de US$30 millones, el hoy desaparecido Banco de Comercio con US$ 5.7 millones, el Banco Santander con un poco más de US$3.6 millones, el Banco Continental con US$ 1.9 millones y otras entidades financieras. Estas transacciones se realizaron entre 2000 y 2016.
En los reportes de actividad sospechosa existen dos transacciones que salieron del Perú por un poco más de 105 mil dólares, la primera en 2001 desde el Banco de Comercio y la segunda en 2015 desde el Banco de Crédito del Perú. El monto no es tan significativo si se compara con otras operaciones, pero por lo menos una de ellas es de alto interés público como veremos en los próximos días en Convoca.pe. Hasta el momento, la filtración revela que millonarias transacciones que aparecen en los informes de actividades sospechosas pasaron al menos por siete bancos con instalaciones en Perú, entre 2000 y 2016.
Sobre la investigación global
El medio de comunicación estadounidense BuzzFeed News obtuvo más de 2 mil 100 reportes de actividades financieras sospechosas (SARs por sus siglas en inglés) entregados a la Unidad de Inteligencia Financiera del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (FinCEN, acrónimo en inglés de la Red de Control de Delitos Financieros). Esta información fue compartida con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), y fruto de esta alianza nace el proyecto transfronterizo ‘FinCEN Files’, que reúne a cuatrocientos periodistas de 88 países para investigar el lavado de dinero en el sistema financiero internacional.
Esta filtración de documentos confidenciales representa menos del 0,02% de los más de 12 millones de SARs que entidades financieras enviaron entre 1997 y 2017. Sin embargo, es un primer paso para conocer cómo funciona por dentro el sistema financiero internacional.
Las transacciones sospechosas superan los 2 billones de dólares y fueron canalizados a través de bancos mundialmente conocidos como JP Morgan, HSBC, Standard Chartered Bank, Deutsche Bank y el Bank of New York Mellon. A pesar de que recibieron advertencias, estos bancos continuaron desobedeciendo medidas de control de lavado de dinero y favorecieron el flujo de dinero ilícito para organizaciones criminales, personajes sombríos, y regímenes corruptos.