• Antes de ser proclamado como León XIV, Robert Prevost mostró a través de su cuenta de X su rechazo a la severa política migratoria del gobierno de Donald Trump. Su trabajo pastoral en la ciudad de Chiclayo demuestra que su postura a favor de la migración no es coyuntural. Por el contrario, tiene décadas de trabajo a favor de esa población vulnerable.

  • Como Obispo en el 2018, impulsó la creación de la Comisión de Movilidad Humana y Trata de Personas en la Diócesis de Chiclayo que brinda ayuda a migrantes venezolanos. Testimonios recogidos por Convoca, resaltan su labor en acciones que incluyen aspectos vitales como el acceso a la salud, educación y regularización migratoria.

  • Personas que trabajaron directamente con él recuerdan en este artículo que la afinidad del actual Sumo Pontífice con los migrantes se debe a que él mismo se siente un migrante más. Su legado continúa a través de una red de voluntarios que trabajan con el foco de impulsar a los inmigrantes en Lambayeque.

El 13 de febrero, dos meses antes de convertirse en León XIV, Robert Francis Prevost compartió desde su cuenta de X una carta que escribió el Papa Francisco donde condenaba la severa política migratoria en Estados Unidos. En ese momento, Francisco cuestionó con énfasis la deportación por parte del gobierno de Donald Trump de personas que han huido de sus lugares de origen debido a la pobreza o razones políticas.

Pero no es el único registro en redes de la postura de León XIV contra de la política anti inmigratoria de EE.UU, su país de nacimiento. Ni bien se convirtió en Papa, se hizo viral un tuit que compartió el último 3 de febrero donde replicaba un artículo del National Catholic Reporter, que en inglés titulaba sobre el vicepresidente de EE.UU.: “J.D. Vance se equivoca, Jesús no nos pide que clasifiquemos nuestro amor por los demás”. El artículo cuestionó a Vance por considerar que un sector de estadounidenses prioriza el “amor” y cuidado por los migrantes por sobre sus connacionales. 

Sin embargo, la posición del flamante Papa sobre la inmigración no es coyuntural con la administración de Trump. En su historia de trabajo en la ciudad de Chiclayo en el Perú, deja en evidencia el perfil de Prevost frente a las necesidades de quienes salen de sus países para comenzar desde cero. En este informe compartimos testimonios recogidos por Convoca de personas, incluyendo a migrantes de la comunidad venezolana en Chiclayo, quienes han trabajado de cerca con el ahora Sumo Pontífice y lo describen como un religioso que, como misionero, demuestra con acciones el compromiso con los inmigrantes y, quien más de una vez se describió así mismo como “un migrante más”. 

Desde Brasil, su ahora país de residencia, Betty María Gonzales Velaides, una inmigrante venezolana que vivió en el Perú entre 2018 y 2023, muestra a través de una videollamada un certificado a su nombre de julio de 2021 firmado por Robert Prevost, entonces Obispo de Chiclayo. Betty, de 55 años, fue una de las lideresas que trabajó de la mano con el ahora líder de la Iglesia Católica para mejorar la vida de los migrantes venezolanos en Lambayeque, especialmente en los distritos de Ciudad Eten y Puerto Eten donde tiene jurisdicción la Diócesis de Chiclayo. 

“Es un hombre muy preocupado con el tema de los migrantes. Hacía llamados a varias instituciones para que se unieran a esa lucha y nos aconsejaba para ayudarnos unos a otros. Nos dijo que los integrantes de la comunidad venezolana teníamos que tener identidad dentro del Perú para que no fuéramos irregulares, Éramos un poco más de 2000 venezolanos en Chiclayo y empezó a gestionar las cartas de refugio. En el 2019, empezamos a recibir esas cartas y nos dio mucha tranquilidad. Su palabra y su lema era siempre caminar juntos bajo la sinodalidad y proteger nuestra casa común”, recuerda Betty.

Ella hace referencia al trabajo de la Comisión de Movilidad Humana y Trata de Personas de la Diócesis de Chiclayo creada en el 2018 por el entonces obispo Prevost. El trabajo de esta comisión a favor de los migrantes incluye el servicio de alojamiento temporal, alimentación, cuidado de la salud mental, bienestar emocional y espiritual, compra de medicamentos, acceso al Sistema Integral de Salud (SIS), regularización migratoria, educación, empleo, etc.

La comisión fue una respuesta ante la crisis migratoria en Perú a pedido del Papa Francisco durante la Jornada Mundial del Migrante 2018 y sus preceptos son: acoger, proteger, promover e integrar. 

“A lo largo de nuestro trabajo como voluntarias y conociéndolo a él de cerca, puedo decir que el entonces Obispo ha dejado una huella profunda en los corazones de miles de migrantes no sólo por su compromiso con la fe sino por su incansable labor humanitaria en momentos de necesidad, su presencia siempre fue como ese faro de esperanza especialmente para los migrantes y refugiados que llegaron al Perú en búsqueda de una vida digna”, menciona Betania Rodríguez, inmigrante venezolana en el Perú desde 2019.

Certificado de Betty María Gonzales Velaides firmado por Robert Prevost, entonces Obispo de Chiclayo.

Certificado de Betty María Gonzales Velaides firmado por Robert Prevost, entonces Obispo de Chiclayo. Foto: Archivo Personal Betty Gonzáles.

 

“A lo largo de nuestro trabajo como voluntarias y conociéndolo a él de cerca, puedo decir que el entonces obispo ha dejado una huella profunda en los corazones de miles de migrantes no sólo por su compromiso con la fe sino por su incansable labor humanitaria en momentos de necesidad, su presencia siempre fue como ese faro de esperanza especialmente para los migrantes y refugiados que llegaron al Perú en búsqueda de una vida digna”.

“Yo mismo soy migrante. Yo no nací en el Perú”

Betania Rodríguez tiene 43 años, es venezolana, docente de profesión e inició su trabajo de voluntaria a través del reforzamiento escolar a la comunidad migrante en Puerto Eten. Relata que el actual León XIV no se quedaba solo en promesas sino pasaba a la acción. Se preocupó de crear espacios de oración y contención emocional. Prevost llegó a Chiclayo en 2014 y coincidió con la crisis migratoria venezolana al Perú, momentos que, menciona Betania, eran muy difíciles para ellos y que se agravó cuando empezó la pandemia en 2020. “Su mensaje ha sido siempre claro: la dignidad humana no tiene fronteras”, añadió.

Para el año 2020, gracias a la gestión del entonces Obispo, lograron el respaldo de organizaciones de la sociedad civil e iniciaron un trabajo en conjunto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Save The Children, la Cooperación Alemana, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Hebrew Inmigrant Aid Society (HIAS), Nic Maish y Color Esperanza. Los entrevistados coinciden en que el papel de Cáritas Chiclayo y el Centro Esperanza también fueron fundamentales.

 

Betania Rodríguez (en el extremo izquierdo de la imagen) es venezolana, docente y trabaja como voluntaria en el reforzamiento escolar de la comunidad migrante. Foto: Archivo personal Betania Rodríguez.

Betania Rodríguez (en el extremo izquierdo de la imagen) es venezolana, docente y trabaja como voluntaria en el reforzamiento escolar de la comunidad migrante. Foto: Archivo personal Betania Rodríguez.

 

José Gregorio Ceiba Muñoz, tiene 52 años, era oficial de policía en su natal Barquisimeto y llegó al Perú en 2019. Dice que su destino no era el Perú sino Colombia pero se lanzó a nuestro país en un arrebato de fe en un hombre que le prometió trabajo. Sin ese capricho del destino, ironiza, no habría conocido al ahora Papa. Se integró como voluntario a la comisión creada por Prevost que tiene como enfoque que no solo los migrantes recibieran ayuda sino promover en ellos emprendimientos, enseñarles oficios e integrarlos como parte del Perú forjando comunidad. 

Ceiba comparte una de las mayores lecciones que aprendió de Prevost. Comenta que en el marco de la celebración por el Día del Migrante en el año 2023, antes que Robert Prevost viajara a Roma ante el llamado del Papa Francisco. Hizo mención en su liturgia a un extracto de la Biblia: “Jesús también fue migrante. Tenemos que caminar de la mano con el migrante. Yo mismo soy migrante. Yo no nací en el Perú”, dijo el Papa según recuerda Ceiba. “Esas cosas nos inspiran y nos da mucha esperanza que seguir haciendo un buen papel. Esas palabras me impactaron mucho, qué iba imaginar que a quien estaba escuchando sería el futuro Papa, hoy una de las personas más poderosas del mundo”, dijo Ceiba. 

Gracias al impulso y con la supervisión del entonces Obispo se creó en Puerto Eten el comedor del migrante y una casa de acogida. 

“Jesús también fue migrante. Tenemos caminar de la mano con el migrante. Yo mismo soy migrante. Yo no nací en el Perú”, dijo el Papa según recuerda Ceiba. “Esas cosas nos inspiran y nos da mucha esperanza que seguir haciendo un buen papel. Esas palabras me impactaron mucho, qué iba imaginar que a quien estaba escuchando sería el futuro Papa, hoy una de las personas más poderosas del mundo”.

“Él sabe en carne propia lo que significa llegar a un lugar donde nadie te conocen”

Tanto Betania como Betty fueron fundadoras de la Asociación de Venezolanos residentes en Chiclayo (ASOVENCHI) inscrita en Registros Públicos que continúa el trabajo que nació gracias al actual Papa. Es un trabajo ad honorem que alternan con otras ocupaciones y que tiene como objetivo trabajar a favor de un aproximado de 80 familias en Puerto Eten y unos 2000 venezolanos en toda Chiclayo.  

La periodista e investigadora peruana, Jesús León Ángeles, quien también tiene una experiencia de trabajo cercano con el actual Papa León XIV, recuerda que durante la pandemia del COVID 19, Prevost hizo una cruzada para reunir fondos y crear una planta de oxígeno y lo consiguió. Gracias a eso mucha gente pudo salvarse.  

“Él se involucra mucho con los migrantes porque él llegó de Chicago también al Perú y porque en su condición de misionero está habituado de ir de un lado a otro. Él sabe en carne propia lo que significa llegar a un lugar donde nadie te conoce y por eso su identificación”, mencionó León. Ese compromiso, explica Jesús, es lo que ha marcado el recuerdo de la población de Chiclayo, que sigue festejando su proclamación como Papa. 

“Su entrega a este servicio, su cercanía con los más vulnerables y su llamado a la fraternidad entre Perú y Venezuela sigue inspirando a muchos a vivir con fe. Gratitud inmensa al Papa León por abrirnos las puertas de su corazón a la comunidad migrante. Le pediría que nunca nos olvide porque nosotros siempre lo tendremos presentes en nuestros corazones”, finalizó la educadora Betania.

Jesús León (al extremo derecho de la imagen) junto al entonces Obispo de Chiclayo, Robert Prevost, hoy Papa León XIV. Foto: Archivo Personal Jesús León.

Jesús León (al extremo derecho de la imagen) junto al entonces Obispo de Chiclayo, Robert Prevost, hoy Papa León XIV. Foto: Archivo Personal Jesús León.

“Él se involucra mucho con los migrantes porque él llegó de Chicago también al Perú y porque en su condición de misionero está habituado de ir de un lado a otro. Él sabe en carne propia lo que significa llegar a un lugar donde nadie te conoce y por eso su identificación”.