Una publicación anual realizada por la FAO detalló que en 2022 unos 16,6 millones de peruanos se encuentran en inseguridad alimentaria, un millón y medio más que en el año anterior. Además, el costo de 3,28 dólares diarios por persona para acceder a una dieta saludable deja fuera a más de 20% de la población peruana. Esta situación afecta a las poblaciones vulnerables como niños, mujeres y comunidades indígenas y genera enfermedades como desnutrición, obesidad y anemia. Convoca.pe conversó con especialistas sobre el impacto de la crisis agraria en la economía familiar, así como del panorama de la producción de los campos.

La pandemia de la COVID-19, seguida de la crisis de los fertilizantes y la guerra entre Rusia y Ucrania, han afectado de manera muy fuerte al agro peruano al Perú, que de acuerdo al último informe del Estado de Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo (SOFI, por sus siglas en inglés) presenta 16,6 millones de personas viviendo en inseguridad alimentaria moderada o severa. Es decir, el 50,5% de la población nacional. Según los especialistas entrevistados por Convoca.pe, la situación de riesgo afecta principalmente a los peruanos más vulnerables, cuyo futuro se mantiene en el escenario de lo incierto.

Y las cifras han crecido en los últimos meses, pues la edición del mismo estudio del año pasado calculaba que eran 15 millones los peruanos que vivían de esta manera. ¿Pero qué implica la inseguirdad alimentaria? Que las poblaciones afectadas no vean satisfechas sus necesidades nutricionales diariamente. La nueva cifra aumentó en más de un millón y tiene como consecuencia el aumento de la desnutrición crónica infantil y la anemia en las mujeres.

“Encontramos casos de personas que no comen el mínimo de tres veces al día o no comen todos los días en esa cantidades. Hay gente que puede estar en situación de calle que come eventualmente. Si sumamos a todos ellos, podemos considerar que hay más de la mitad de la población en inseguridad alimentaria”, aseguró el representante asistente de la FAO en Perú, Enrique Román.

 

Pandemia y mala alimentación

“Lo que quiere decir esa cifra [de inseguridad alimentaria moderada o severa] es que la gente no tiene certeza DE que va a poder seguir consumiendo la cantidad y calidad correcta de alimentos. Eso puede seguir empeorando si no se recupera el empleo y los ingresos”, comentó a Convoca.pe Carolina Trivelli, especialista en economía agraria y exministra de Desarrollo e Inclusión Social.

Para Trivelli el problema de crisis alimentaria en Perú es un problema de ingresos. Las personas reciben menos remuneración económica que antes de la pandemia y todos los productos han elevado su costo; por tanto, les alcanza para comprar menos. “Cuando esto sucede se sacrifica aquello que pueden sacrificar. En la comida suelen pasar a [consumir] menos alimentos o alimentos de menor costo, y lo que se sabe es que los alimentos de mayor costo son los más nutritivos”, acotó la economista.

Enrique Román coincide con Trivelli y resalta que las cuarentenas que fueron implementadas por la pandemia tuvieron diferentes efectos en la vida de todas las personas. “Uno de los efectos más nocivos fue que muchas personas perdieron su fuente de ingreso o cambiaron a fuentes de ingreso menores”, agregó.

 

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La inflación exacerbó las dificultades de acceso a alimentos, sobre todo saludables. Fuente: FAO.

 

 

 

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina (Cepal), el número de personas que pasaron a la pobreza durante la pandemia en 2020 en el Perú se incrementó en 13 puntos porcentuales, de 15,4% a 28,4% de la población. En tanto, la cantidad de personas en situación de pobreza extrema escaló 5,6 puntos porcentuales, de 3% a 8,6%.

Al respecto, Román indicó que la situación de estas personas los vio obligados a sacrificar parte de la calidad de su canasta alimenticia. “En lugar de consumir alimentos nutritivos, tuvieron que optar por alimentos menos nutritivos y a eso se sumó el sedentarismo. Una mala combinación: mala alimentación y una vida sedentaria”, aseveró el especialista.

La FAO calcula que una dieta saludable diaria cuesta aproximadamente 3,28 dólares por persona, monto que deja por fuera a más de 20% de la población peruana. “Eso quiere decir que en el Perú es más caro comer saludable. Parece una paradoja, pero en un país con una culinaria increíble es caro acceder a una dieta saludable. Perú es uno de los países en los que acceder a una dieta saludable es exclusivo de ciertas personas", apuntó.

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El costo de comida saludable incrementó los últimos años. Fuente: FAO.

 

La mala nutrición y la falta de actividad produjo aumento de peso y trajo consigo enfermedades no transmisibles como la diabetes, obesidad e hipertensión. Según datos de la FAO del 2022, en el Perú 4,1 millones de adultos presentan obesidad, 1,8 millones de mujeres entre 15 y 49 años están anémicas y 2,7 millones personas que están en situación de desnutrición. Asimismo, el 10,8% de los niños menores de 5 años, rango de edad en el que la alimentación es importante, presentó retrasos en su crecimiento.

Otro dato inquietante es que el 35% de los menores entre los 0 y 5 meses no tuvieron acceso a la leche materna a pesar de que es la edad en la que deberían estar recibiendo alimentación exclusiva a través de la lactancia. Sin embargo, estas no son la únicas falencias que los menores de edad padecen. El 9,4% de los recién nacidos en Perú presenta pesos bajos, mientras que el 8% de los niños menores de 5 años ya presentan cuadros de obesidad. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar del 2021 (ENDES) del INEI, el 11,5% de los menores de cinco años sufren desnutrición crónica, y el 38,8% de niños y niñas de entre seis y 35 meses tiene anemia.

No obstante, la estadística de niños con Desnutrición Crónica Infantil (DCI) se agudiza fuera de Lima y zonas urbanas. Conforme a la información de la FAO, la DCI es tres veces mayor en el área rural que en la urbana (24,8% vs. 7,2%), cuatro veces mayor en la sierra que en la capital (21,2% vs. 4,6%). Y en las regiones más pobres del país se exhiben los resultados más alarmantes: 31,5% en Huancavelica, 25,2% en Loreto y 24,4% en Cajamarca.

Carolina Trivelli resalta que la pobreza en las zonas rurales es de “una profundidad terrible”, ya que tienen menos ingresos que en zonas urbanas. En estas localidades, cuatro de cada diez están en situación de pobreza y 12% en pobreza extrema. “Pobreza extrema quiere decir que si usan todo lo que tienen (lo que les regalan, donaciones, lo que ganan y producen) solo para consumir comida, no les alcanza”, acota.

Los pueblos indígenas también resienten los golpes de la crisis en las comunidades remotas, alejadas de los centros urbanos, pues también tienen que comprar alimentos de menor precio y baja calidad, alerta Mauricio Mireles, oficial de políticas para pueblos indígenas e inclusión social de la FAO.

Este organismo internacional realizó una encuesta en comunidades nativas de Atalaya, en Ucayali, y evidenció que el 72% de los encuestados disminuyeron sus ingresos producto de la pandemia. Ahora el ingreso promedio mensual es de 168 dólares, de los cuales 94 (55%) son destinados para la alimentación. De hecho, la prevalencia de anemia en mujeres de 15 a 49 años se presenta en mayores proporciones en Loreto (27,4%), Pasco (27,3%) y Ucayali (25,6%), regiones que tienen gran población indígena amazónica.

“Países como Perú, que son productores de alimentos, se supone son menos vulnerables a este tipo de fenómenos internacionales, pero es uno los que más importa alimentos que consumen y esos son los que la pasarán peor. Es una crisis muy compleja y es inevitable escapar de ahí”, aseguró Enrique Román, representante asistente del mismo organismo.

 

Fertilizantes y cultivo

La escasez de los fertilizantes nitrogenados, insumos empleados por la mayoría de agricultores en Perú para mejorar el rendimiento de sus cultivos, también tiene relación directa con el alza de precios. Entre enero y marzo de este año, solo se importaron 15.300 toneladas de urea, una cifra 84,3% menor que la adquirida en el primer trimestre de 2021, según datos entregados por la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (Sunat) al gobierno peruano.

La Convención del Agro Peruano (Conveagro) ha registrado que el saco de 50 kilogramos de urea para uso agrícola pasó de valer S/82 en junio de 2021 a S/184 en diciembre último. En ese sentido, Trivelli afirmó que la subida del costo de los fertilizantes ha sido la principal razón por la cual se redujo la siembra a nivel nacional, pero enfatizó que se debe tener cuidado con caer en las generalizaciones al momento de analizar los escenarios próximos de la crisis.

“La campaña grande comienza al final de agosto, pero no es que todos los cultivos se siembran juntos. Hay cultivos con un poco más de margen que otros. Depende de cada cultivo y en qué zona. Hay cultivos que requieren más fertilizantes, sobre todo en la costa”, mencionó.

Para la especialista, la combinación de lugar y cultivo a sembrar implica cuanta urea necesita el agricultor. “Como ahora el Gobierno demora, algunos agricultores están comprando un poco de úrea y eso es un problema. Porque si estas sembrando la primera semana de setiembre y no te alcanza, compras un poco de urea y quizás no es suficiente y puede hacer que tus rendimientos sean menores que los esperados", explicó la especialista en economía agraria.

Como se sabe, la demora del Estado en la compra de urea se extendió 4 meses, desde la oficialización del Decreto de Urgencia Nº 013-2022 el 19 de mayo, que dictaba medidas para asegurar el abastecimiento de dicho elemento. El ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Andrés Alencastre, dijo que esta semana culminará el proceso de compra internacional de urea —el tercer proceso, tras dos procesos fallidos y con observaciones de la Contraloría— para atender los requerimientos de los pequeños productores y garantizar la campaña agrícola.

“La mayor parte [sembrará] porque es de lo que vive. Lo segundo es [preguntarse] qué cultivo voy a sembrar. Y es posible que algunos productores hayan decidido cambiar de cultivos hacia unos que requieran menos fertilización, que generalmente son cultivos de menor rendimiento y valor en el mercado”, asegura. 

Esta situación generará una sobreproducción de cultivos en determinadas zonas o que los productores perciban menos ingresos. La siguiente decisión que toma el agricultor es cuánto va a sembrar. “Algunos mantendrán su cultivo tradicional, pero sembrarán menos área para obtener buenos retornos”, enfatiza la especialista. 

 

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La urea es usada por los agricultores para las cosechas de algunos productos de la canasta básica familiar. Foto: Andina.

 

Un informe técnico de producción nacional de marzo pasado, elaborado por INEI, reveló como la producción de algunos productos se contrajo en comparación con el mismo mes del año anterior. Es el caso, por ejemplo, del tomate (-38,77%) y la caña de azúcar, que disminuyeron su producción debido a que se destinaron para estos vegetales extensiones agrarias menores.

“En todos los casos vamos a tener a productores que ganen menos, obtengan menos ingresos derivados de la agricultura y menos producto en el mercado de lo que hubo el año pasado. Es la situación más probable. ¿Cuánto menos? Va a depender de las decisiones que vayan tomando los agricultores al momento de la siembra y eso tenemos que ir viendo a medida que vaya pasando”, resalta Trivelli. 

La economista puntualizó que los fertilizantes son solo una parte de la crisis agraria en el Perú. En ese sentido, considera que a la agricultura familiar no se le ha dado las condiciones productivas que necesita, a pesar de que produzca buena parte de los alimentos que consumen los peruanos.

“Llevamos años exigiendo que se apoye la agricultura familiar y no se logra. Se dio una ley y una estrategia que se hizo hace varios años en el Midagri, pero es letra muerta. No cambia nada. Si la gente no tiene asistencia técnica, no tiene buena información de mercado o buenos fertilizantes y nadie te enseña a utilizarlos de manera óptima, la producción está en crisis”, concluyó.