El día de las Elecciones Regionales y Municipales, Cristina Quispe no pudo acudir a votar. Esta mujer de 52 años estaba postrada en una cama del hospital Honorio Delgado, en Arequipa, recuperándose de una intoxicación por la cantidad de insecticida que estuvo echando en su establo para eliminar la plaga de moscas que surgió la última semana de setiembre. La causa, explican los pobladores de la zona llamada Irrigación Yuramayo, ubicada en el distrito de San Juan de Siguas en la región mistiana, fueron los cerdos muertos que la empresa de producción de alimentos Rico Pollo echó a unas fosas que abrió al margen de un barranco, en la parte norte de este lugar.
Sin embargo, esa solo fue la gota que derramó el vaso. El problema que viven los agricultores viene desde hace poco más de 4 años, cuando la empresa de capitales arequipeños instaló seis granjas de crianza de cerdos en Yuramayo.
Cristina Quispe es una ganadera que consiguió unas parcelas que se encuentran a unos 500 metros de donde, según denuncian los pobladores, los trabajadores de Rico Pollo echaron los cerdos muertos. Eso fue el 23 de setiembre, explica Carlos Rivera Pinto, presidente del Frente de Defensa de los Agricultores de la Pampa Nº4 de Yuramayo. Este productor de uvas cuenta que ese día sus colegas agricultores acudieron a su casa para contarle que había cerdos descomponiéndose en una de las fosas excavadas al lado de una de las granjas de Rico Pollo. Las imágenes que tomaron del momento hablan por sí solas, pero vale describir la escena. Unos 50 cuerpos de cerdos marcados con números en letras color rojo y azul yacían dentro de la fosa tapados solo por una rafia.
Rivera explica que desde que las granjas de Rico Pollo se instalaron y empezaron a operar las moscas aparecieron como una plaga sin fin. Este agricultor muestra como pruebas las hojas de sus plantas de uva cubiertas de heces de las moscas. Pero la plaga se incrementó más con los cuerpos de los cerdos en descomposición.
Las primeras imágenes que los agricultores enviaron a Convoca son impactantes. La nube de moscas cubría todo en la granja de Cristina. Esta mujer cuenta que sus vacas estaban llenas de moscas, como si se tratase de una manta. Y también estaban sobre los aparatos de su zona de ordeño, sobre las telas e incluso las paredes.
“Eran tantas que no podíamos matarlas a todas. Por eso un veterinario me dijo que si había tantas moscas mi leche podría malograrse y la Gloria [empresa compradora Grupo Gloria] podría devolverme mis porongos. Por eso es que me recomendó un insecticida fuerte para exterminarlas. Yo misma estuve fumigando todos los días, en la mañana y en la tarde. Fue tanto que me intoxiqué y tuve que ir de emergencia al hospital. No pude ir a votar y mi hija ahora está tramitando mi exoneración en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE)”, cuenta la ganadera.
Luego de ir al sitio donde estaban los cuerpos de los cerdos, los agricultores de Yuramayo pidieron una constatación policial a la Comisaría del distrito de Vitor, que es la más cercana. Hasta allí acudieron los efectivos policiales al día siguiente. Estos informaron que el caso lo pasarían a la Fiscalía de Medio Ambiente. Sin embargo, los mismos agricultores, con Carlos Rivera a la cabeza, presentaron su propia denuncia el pasado 29 de setiembre. Y lo mismo hicieron ante el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa).
Los agricultores acusan que la fosa y los cerdos echados en ella están fuera del perímetro de la parcela de Rico Pollo, por lo que acusan también un daño al patrimonio público. Además señalan que la empresa no cuenta con un “buen sistema de disposición de residuos sólidos”. Y es que además las pozas donde desaguan los residuos de los cerdos están expuestas sin ninguna tapa, advierten.
Convoca acudió hasta la zona. Solo al ingreso de Yuramayo, que se hace por un desvío luego de pasar el túnel de Vitor, se puede sentir el fuerte olor de la crianza de cerdos. En especial, el olor de sus heces. Ese mismo hedor se puede sentir en todo el trayecto hasta llegar a la última granja, que es donde los agricultores descubrieron los cerdos muertos.
Tras la denuncia, los trabajadores de Rico Pollo taparon la fosa con la tierra del lugar. No obstante, como el hueco no fue cavado muy profundo, el olor de los animales en descomposición sigue manando y es insoportable. Eso también ha provocado que los perros de los propietarios y otros canes salvajes acudan a la zona llamados por el olor y han empezado a escarbar. Cuando estuvimos notamos huesos y otros restos que estos animales pudieron aprovechar. Incluso, mientras hablábamos con Carlos Rivera, un perro apareció para husmear en busca de una presa de chancho.
Al respecto, el especialista en Salud Ambiental, Zacarías Madariana Coaquira, indica que el caso debería ser investigado y sancionado por el Ministerio Público, pues se trata de un acto claro de contaminación ambiental. Además, manifestó que el Senasa también debería iniciar un proceso sancionador en contra de Rico Pollo, pues no podría estar realizando la práctica de sacrificar animales y echarlos a la intemperie. “Eso podría generar un problema de sanidad, porque por algún motivo han sacrificado a los animales”, añade Madariaga.
Luego de que Rico Pollo tapó la fosa, la nube de moscas se redujo pero aún persiste en una cantidad que no es normal para la actividad ganadera ni mucho menos agrícola. Así también lo podemos notar cuando recorremos el establo de Cristina Quispe. Hay una gran cantidad de insectos voladores por todos lados. La ganadera explica que para no intoxicarse ahora coloca una sustancia que atrae a las moscas sobre sacos. “Tengo aquí, allá, por todos lados. Mire. Hace una semana hubo una reunión de todos los propietarios con el municipio de Siguas y llevamos así, un saco de moscas”, narra, mientras levanta a manos llenas la cantidad de moscas que caen muertas en estas trampas. Cualquiera que mire de lejos pensaría que son semillas, pero en realidad son los insectos muertos.
El último 29 de septiembre, Carlos Rivera ingresó una denuncia en la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de Arequipa contra Corporación Rico SAC, empresa que ostenta la marca Rico Pollo, por el presunto delito de contaminación ambiental. En el documento, se alegó la falta de higiene y de protocolos sanitarios de la empresa.
Convoca acudió a la oficina de Senasa en Arequipa, pero indicaron que el jefe zonal se encontraba en campo y que no había nadie autorizado para declarar. Hicimos una consulta sobre el caso en la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales, pero hasta el cierre no dieron respuesta. Y también solicitamos los comentarios de Rico Pollo. Primero, por teléfono, indicaron que nadie podía atendernos y colgaron. Luego de varias llamadas infructuosas acudimos a su sede ubicada en la vía de Evitamiento en el Cono Norte de Arequipa. Allí el personal de seguridad señaló que el abogado José Alonso Medina del área de Asesoría Legal se comunicaría. En ese momento no estaba porque viajó hacia Yuramayo. Dejamos nuestro teléfono. Hasta el cierre de este informe ningún representante de Rico Pollo se comunicó.
Pasado
El 26 de marzo de este año, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) multó con 6,5 UIT (29.900 soles) a Corporación Rico SAC por vertir las aguas residuales de sus granjas de Yuramayo en una quebrada de la zona. También por instalar ahí tres pozas artesanales con estos residuos líquidos y por realizar movimiento de tierras en la misma quebrada. Rico Pollo apeló, pero la entidad declaró infundado su pedido.
Años atrás, en 2019, también tuvo problemas con el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). Este le inició un procedimiento sancionador por tres cuestionamientos puntuales. El primero, implementar la producción de harina de carne y hueso sin informar la modificación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA). El segundo, no contar con autorización para el reuso de las aguas residuales tratadas en el cultivo de plantas. Y el tercero, por no cumplir las características técnicas de las aguas residuales. Al final, este caso se archivó mediante la Resolución Directoral Nº 1861-2019, porque la autoridad no llegó a demostrar entonces las imputaciones con medios probatorios.
Esta vez las nuevas denuncias se sustentan en fotos y videos bastante explícitos. Y el problema es mucho mayor.