Miles de estudiantes del sur afectados por obras paralizadas en 56 colegios

Escolares de Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna vuelven a clases en aulas prefabricadas debido a que varias obras de construcción o mejoramiento de los colegios públicos que empezaron hace algunos años hasta ahora no han sido culminadas. La mayoría de estos proyectos trabados son ejecutados directamente por las autoridades municipales. En varios casos se incrementó el presupuesto de estas obras hasta alcanzar un total de S/ 16,4 millones (US$ 4,3 millones)  y los plazos de ejecución son prácticamente indefinidos. Con este reportaje, iniciamos la publicación de la serie investigativa “Colegios paralizados”, elaborado por Periodistas en Red, la sala de redacción de reporteros regionales para el periodismo de investigación de Convoca.pe.


Roberth Orihuela*

Desde que empezó la secundaria, Katherine, una estudiante de 16 años, no ha conocido un aula de material noble con todas las comodidades que implica la educación básica regular. Solo ha estudiado en aulas prefabricadas de triplay. Este año cursará el quinto de secundaria y señala con tristeza el aula donde le tocará terminar el colegio. “Hace tanto calor que sofoca, no hay suficientes carpetas y se escuchan las voces de los otros estudiantes del aula de al lado. Tampoco hay donde jugar durante el recreo”, dice. Katherine es una de los casi 300 estudiantes del colegio San Ignacio, ubicado en el distrito de Mariano Melgar, en la región Arequipa, que esperaban la culminación de la obra de reconstrucción del colegio, que empezó en 2021 y que quedó paralizada desde agosto del 2022 debido a problemas con la empresa que ganó la concesión para su construcción. 

El mismo panorama se puede ver en las regiones del sur —Arequipa, Cusco, Puno, Moquegua y Tacna—, donde, de acuerdo con información de la Contraloría General de la República, hay 56 obras educativas paralizadas, la mayoría de estas bajo la modalidad de “administración directa”, es decir, que los trabajos son responsabilidad de las propias entidades públicas. Mientras los proyectos siguen sin mostrar avances, miles de estudiantes reinician sus estudios en ambientes inadecuados.

 

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El colegio San Ignacio en Mariano Melgar (Arequipa) espera ser culminado desde el 2021.

 

 

Obras por administración directa

Según las cifras de la Contraloría, en todo el sur peruano hay 50 obras paralizadas en colegios que implican la reconstrucción total o parcial de las aulas y de otra infraestructura. Otras 6 obras están referidas al mejoramiento de cercos, construcción de techos para las losas deportivas y hasta vías que ayudarán a que los estudiantes lleguen más rápido a sus centros de estudios. La mayor parte de estas construcciones interrumpidas se encuentran en las regiones de Cusco y Puno, con 23 y 22 proyectos respectivamente. En Arequipa hay 7 y en Moquegua y Tacna hay 2 colegios afectados en cada una.

Además, 46 de estas obras se estuvieron realizando bajo la modalidad de administración directa, con un presupuesto en conjunto de S/ 98,1 millones (US$ 26 millones). Esta forma de hacer obra consiste en que los municipios con sus recursos propios —obreros, maquinaria y material— construyen los proyectos. Se trata de una modalidad que ha sido cuestionada en varias ocasiones, pues al no contar con una supervisión efectiva las obras son proclives a los incrementos de presupuestos y de los plazos casi de forma indefinida. El especialista en Gestión Pública, Jorge Sumari Buendía, explica que a diferencia de la modalidad de contrata, que está regida por la Ley de Contrataciones del Estado y que pone límites a los plazos e incrementos de presupuestos, las contrataciones que hacen las entidades públicas cuando administran directamente la obra no tienen restricciones.

“La idea de hacer obras por administración directa es ahorrar el 30% del presupuesto, que es la ganancia de las empresas cuando ganan una licitación. Además, cuando se presenta un proyecto bajo esta modalidad ante la Contraloría, los alcaldes y funcionarios sustentan que cumplen todos los requisitos y que la obra se hará con el tiempo previsto y con el presupuesto establecido. Pero lo cierto es que no hay norma que ponga límites explícitos a plazos e incrementos de dinero. Allí quienes fallan son la Contraloría por no supervisar adecuadamente y señalar responsables, y los alcaldes y funcionarios porque demuestran ineficiencia e incapacidad”, añade Sumari.

Por este motivo, el gobierno promulgó el año pasado la Ley 31876, que proponía poner un límite a las obras por administración directa, con un máximo de inversión de S/ 247 mil (US$ 65,5 mil). Esto provocó que gobernadores y alcaldes se unieran y reclamaran al gobierno de Dina Boluarte, quien finalmente la derogó.

 

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Las obras del colegio inicial Nº 50817 ubicado en la zona de Penetración, en la selva de Calca (Cusco) recién se culminarán en junio.

 

El analista político José Luis Ramos Salinas explica que la norma que aprobó el gobierno y luego dejó sin efecto debió sustentarse mejor, pues no se explicaba porqué se ponía un límite de S/ 247 mil. Además, la modalidad de administración directa debería actualizarse, con el fin de acelerar las obras y superar los vacíos que permiten que los gobiernos locales extiendan plazos y presupuestos sin ningún aparente control. “También los municipios culpan al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) por las demoras en las obras porque les exigen muchos requisitos. No creo que una salida sea que el gobierno central las asuma, porque esto implicaría apartarse del proceso de descentralización, pero se deben buscar alternativas”, añade.

Ramos Salinas añade que el trabajo de los regidores y consejeros regionales debería ser clave para la fiscalización de las obras, y no solo del sector Educación, que realizan las autoridades. Señala que muchas veces la adhesión política “oficialista” evita esa fiscalización, lo que permite que se hagan obras aumentando los presupuestos y los plazos, sin cuestionamientos.

Uno de los proyectos educativos que se ejecuta bajo la modalidad de administración directa es el proyecto de construcción de cinco colegios que empezó el municipio distrital de Ilabaya (Tacna) en 2016 con un presupuesto de S/ 11 millones 143 mil (US$ 2,95 millones). De acuerdo con el portal de Infobras de la Contraloría ninguna obra ha culminado y más bien el presupuesto se ha incrementado hasta los S/ 14,9 millones (US$ 3,95 millones). El último plazo programado para la culminación vencía en marzo del 2023, pero de acuerdo con el portal de Invierte.pe hasta el momento ninguno de los cinco colegios tiene registro de cierre de obras.

El colegio más afectado de ese grupo de obras es la institución educativa Luis Banchero Rossi, ubicado en la comunidad de Cambaya, pues de acuerdo con el portal de Infobras se encuentra paralizado con un avance de 91,5%. Empezó con un presupuesto inicial de S/ 1,9 millones (US$ 510 mil) pero subió hasta los S/ 2,9 millones (US$ 770 mil). Y aunque el plazo inicial era de 150 días para su término, hasta el momento no ha sido liquidada. Sin embargo, desde la actual gestión del alcalde de Ilabaya, Juan Ordóñez Miranda, han asegurado que la obra ya fue entregada. Solicitamos la resolución de liquidación, pero hasta el cierre de este reportaje no respondieron más.

El alcalde Ordóñez Miranda fue además residente de obra en la construcción del colegio Luis Banchero. Por eso, es una de las personas que podría brindar detalles de primera mano sobre los motivos del incremento del presupuesto y también de por qué se tardó tanto en culminar. Buscamos una entrevista con él a través de su equipo de prensa, sin embargo, hasta el cierre de esta edición no confirmaron. Alegaron que el edil se encontraba muy ocupado. De acuerdo al informe de visita de control Nº 019-2021, se encontró que la obra tenía serías deficiencias en el techado de las aulas, pues se filtraba el agua de las lluvias. Además, se encontró que no se estaban registrando los avances en el portal de Infobras.

Otro colegio que se construye bajo la modalidad de administración directa es el inicial Nº 1598 ubicado en el centro poblado de Pacaje, en la provincia de Carabaya, en la región Puno. La obra empezó en 2019 con un presupuesto de S/ 687 mil y se tenía previsto que culminara en solo 150 días. No obstante, la obra a cargo del municipio carabaíno hoy tiene un avance de apenas 29% y el presupuesto se ha incrementado hasta los S/ 2,3 millones (US$ 610 mil). De acuerdo con la Contraloría y el portal de Infobras, no se han registrado avances desde febrero del 2022.

De acuerdo con el alcalde de Carabaya, Edmundo Cáceres, la obra no está en su lista de proyectos de inversión. Mediante teléfono y brevemente aseguró que no tiene ninguna obra de colegio pendiente y menos en el colegio inicial Nº 1598 en el pueblo de Pacaje. “Debe ser una obra del gobierno regional, nosotros no tenemos ninguna obra de colegios”, dijo a Convoca.pe. Pero de acuerdo con el portal de infobras, la obra está en manos de dicha comuna.

Y Cusco, la región con más colegios paralizados, tiene 23 obras que siguen a la espera. En el interior de la selva, en la zona de Penetración, distrito de Yanatile (Calca), la construcción del colegio inicial Nº 50817 está esperando a ser culminada desde el 2011. Con un presupuesto de S/ 804 mil (US$ 213 mil), la obra debió entregarse como máximo a fines del 2012, pero ha pasado de gestión en gestión. “El compromiso de la gestión actual es que para junio estaremos concluyendo la obra de Penetración. Nos hemos reunido hasta tres veces con los pobladores y hemos hecho una línea de tiempo para concluir las obras”, aseguró el alcalde de Calca Alberto Dueñas Becerra a Convoca.pe.

 

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Alberto Dueñas, alcalde de Calca, heredó las obras paralizadas de gestiones pasadas y lucha por culminarlas.


En Penetración los padres de familia se han organizado junto al municipio y han construido aulas con el fin de que los estudiantes empiecen el año escolar. El edil señaló que la demora se debió al proceso de reactivación de la obra y también a las dificultades para llegar hasta Penetración, pues son mínimo 10 horas de viaje, lo que se deriva en logística muy costosa.

 

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El director del colegio San Martín de Porres de Calca tuvo que donar su oficina para que sus estudiantes tengan un aula donde aprender.
 
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Debido al incremento de estudiantes, el colegio San Martín de Porres necesita un pabellón más.

 

Hay también otros colegios calqueños que se terminan e inauguran, pero demoran en liquidarse. Es el caso del colegio Nº 50157 San Martín de Porres, ubicado en la capital de la provincia de Calca. Este fue inaugurado en 2013 por el exalcalde Ciriaco Condori, pero recién en 2018 se pudo obtener la resolución de liquidación. Es más, hay tan poca transparencia en su construcción que en el sistema de Infobras sigue apareciendo con un avance de 0,5%. Pero la infraestructura existe y es aprovechada, aunque hoy resulta insuficiente. El director del colegio Eloy Aucca señala que la obra contempló solo tres aulas, ya que en ese tiempo no había muchos estudiantes. “Pero no se proyectaron a futuro y ahora necesitamos un pabellón más para satisfacer la demanda de estudiantes”, dice.

En el colegio San Martín de Porres 72 estudiantes iniciarán el año escolar 2024 con deficiencias. El director tuvo que ofrecer su oficina y la sala de profesores, un ambiente de 4x3 metros, para que los estudiantes tomen clases. Señala que ha enviado memoriales al alcalde de Calca, Dueñas Becerra, pero este no le ha respondido hasta el momento. “Tampoco tenemos vigilante ni personal de limpieza. Los mismos padres se turnan para limpiar el colegio y uno de ellos se ofreció a cuidar de noche y a cambio le dimos un cuartito para que viva”, manifiesta Eloy Aucca.

Y aún hay más ejemplos en Cusco. En la provincia de La Convención, una de las más ricas del Perú por el canon gasífero que recibe, desde el 2018 se inició el mejoramiento y ampliación de los servicios educativos del colegio de la población de Chirumpiari a cargo del municipio distrital de Kimbiri. El presupuesto inicial fue de S/ 3,7 millones (US$ 1 millón), con un plazo de ejecución de 210 días. Sin embargo, hasta la fecha la infraestructura no se entrega porque la Contraloría halló deficiencias en la construcción. Además, el presupuesto se incrementó hasta más de S/ 5,4 millones (US$ 1,4 millones). Convoca.pe intentó establecer contacto por teléfono y correo electrónico con la autoridad local, pero al cierre de edición no hubo respuesta. 

Haciendo un cálculo simple, las 46 obras por administración directa en las distintas regiones empezaron costando un total de S/ 81,7 millones (US$ 21,6 millones) y a la fecha su presupuesto se ha elevado hasta los S/ 98,1 millones, un incremento de S/ 16,4 millones (US$ 4,3 millones) que asumirá el erario público.

 

 

Colegio abandonados

En la ciudad de Arequipa, el caso del colegio San Ignacio es emblemático porque la obra avanzó rápidamente desde octubre del 2021. Pero luego, a mitad del 2022, la contratista dejó de ejecutar el proyecto, lo que provocó que el municipio de Mariano Melgar resolviera el contrato en diciembre del 2022. La nueva gestión municipal se comprometió a destrabar la obra y durante todo el 2023 estuvieron buscando presupuesto, según la directora del colegio Luzvi Quispe Meza. Recién la primera semana de febrero el municipio le informó que en marzo se iniciaría el proceso para contratar a una nueva empresa que termine el 33% de las obras físicas que restan, con un presupuesto de S/ 3,6 millones (US$ 954 mil). “Si se retoma el proyecto, podríamos tener listo el colegio en noviembre. Es decir, recién el próximo año podríamos volver a las aulas nuevas”, explica la directora  a Convoca.pe.

Luzvi Quispe está preocupada por el reinicio de labores escolares. Señala que podría pedir que se inicien las clases de manera remota, pues las aulas prefabricadas que se construyeron en una losa deportiva en el cerro de Atalaya, a un kilómetro de las obras, están humedecidas por las fuertes y constantes lluvias que se han registrado en la ciudad. “Todos los días abrimos las puertas para que entre el sol y tratar de secar los ambientes, pero es difícil. En estas condiciones no podemos empezar. Ojalá que todo mejore en los próximos días”, dice.

La directora explica que el municipio construyó ocho aulas prefabricadas donde deben estudiar 300 estudiantes de los niveles inicial, primaria y secundaria. Dos aulas están destinadas de manera exclusiva para los menores de inicial. El resto se las comparten entre primaria y secundaria, con turnos de mañana y tarde. Y hay apenas un espacio de 4 x 4 metros que sirve como patio para los recreos. Además hay una aula adicional, donde se instaló la dirección y que sirve como almacén. Para Luzvi Quispe apenas queda espacio para poner su escritorio y dos sillas. Allí atiende a los padres de familia que en estos días llegan para matricular a sus hijos.

 

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La directora del colegio San Ignacio en Arequipa teme que debido a las filtraciones de agua por las lluvias no puedan iniciar clases a tiempo.

 

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Las aulas prefabricadas del colegio San Ignacio presentan filtraciones, tienen las paredes dañadas y mucha humedad.

 

Sin embargo, no todos van a inscribirlos. Cecilio Arapa llegó al colegio para retirar a su hija y llevársela a otra institución educativa. Explica que la menor estudió casi toda la primaria en esas aulas prefabricadas y que eso no es lo ideal. “Ahora que empieza su secundaria queremos que tenga un mejor ambiente de estudio. La vamos a trasladar a otro colegio donde sí hay aulas”, añade. 

De acuerdo con la directora Luzvi Quispe, son varios los padres que han optado por retirar a sus hijos al ver que la obra del colegio nuevo no se culmina.

Al respecto, la especialista en Educación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Fanni Muñoz Cabrejo, explica la importancia de que un estudiante se desarrolle en ambientes adecuados. “A veces vemos a la infraestructura educativa muy separada del aprendizaje, pero cualquier enseñanza de calidad debe tener en cuenta las aulas, el docente y el material educativo. Si no estás en un espacio adecuado no te sientes motivado”, explica Muñoz. Además, indica que entre otros factores, la infraestructura educativa es muy importante para el logro de las metas de aprendizaje en los estudiantes. Y no tener un aula que reúna las condiciones mínimas también afecta al rendimiento estudiantil. “Tras la pandemia (del Covid-19) quedó demostrado que la educación virtual no es la respuesta, pues se retrocedió en el logro de objetivos de aprendizaje. La tecnología es importante, pero con el acompañamiento de los docentes, que guíen el aprendizaje”, agrega.

Pero eso no es todo, la demora en la culminación de las obras y el hecho de que los estudiantes aprendan en ambientes precarios crea, dice Fanni Muñoz, un imaginario de desmotivación. “Un chico aprende a sentir que las cosas son así, a medias, que no debe esperar las condiciones mínimas. No lo tratas como un ciudadano con derechos, sino como alguien que tiene que luchar sólo por él. Si tienes un colegio que no tiene áreas verdes o siquiera un pequeño espacio para jugar o que las aulas no tienen ventanas, lo que llamamos la precarización, estamos creando ciudadanos que interiorizan la idea de que no existe la ciudadanía”, explica. 

Y esta realidad la siguen viviendo miles de estudiantes en el sur peruano. Al menos en 45 colegios la vuelta a aulas con el mínimo de condiciones no está garantizada, pues sus obras están con un avance de menos del 80%. Es más, en 28 colegios el avance físico de las construcciones no sobrepasa el 50% a pesar de que hay obras que empezaron desde el 2011 o 2012. Es el caso del colegio Nº 72553 ubicado en el distrito de San Pedro de Putina, en la región Puno, que inició en el 2012 y que de acuerdo con la Contraloría, hoy apenas tiene un avance físico de 17%.

 

 

Funcionarios regionales no responden

Convoca.pe buscó a los directores regionales de Educación de las regiones Cusco, Puno y Arequipa, ya que son ellos quienes conocen la realidad de los colegios y además deberían articular los esfuerzos para que las obras se culminen los más pronto posible, teniendo en cuenta que en unos días se iniciarán las clases escolares. Luego de varios intentos, tanto a sus teléfonos personales como a través de sus equipos de prensa, no dieron respuestas argumentando que tenían muchas ocupaciones.

 

 

*Milagros Salazar colaboró con la reportería en Calca, Cusco.