Por Francisca Skoknic (LaBot) y Alberto Arellano (CIPER) | 3 de octubre de 2021
El Presidente Sebastián Piñera y el empresario Carlos Alberto Délano se conocen desde niños. Se juntaban en sus veraneos en La Serena, unos 60 kilómetros al sur de uno de los negocios en el que, años más tarde, sus familias invirtieron juntas: Minera Dominga. En diciembre de 2010 separaron aguas en una operación que dejó el negocio en manos de Délano y que se selló en dos fases: un acto notarial en Santiago y otro en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas (BVI, por su sigla en inglés).
Para entonces Piñera ya era Presidente y fue Nicolás Noguera, el gerente general de su family office, Bancard, quien puso la firma en un contrato que fijó tres millonarios pagos, el último de los cuales dependía de decisiones administrativas de su propio gobierno: esa cuota sólo se pagaría si es que no se establecía un área de protección ambiental sobre la zona en que se explotaría Dominga o se construiría su puerto. Hasta hoy ese proyecto minero es criticado por el impacto ambiental que podría provocar en la cercana Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, donde habitan especies protegidas.
Las huellas de la operación que involucra los negocios de la familia del Presidente de la República y del empresario condenado por evasión fiscal y cuestionado por el financiamiento ilegal de la política en el Caso Penta se encuentran entre los más de 11,9 millones de documentos de Pandora Papers, un proyecto del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su nombre en inglés) en el que participan CIPER y LaBot junto a 150 medios y más de 600 periodistas de todo el mundo.
La primera noticia sobre la relación de Piñera con Dominga la dio hace cuatro años Radio BíoBío, cuando reveló que en 2009 el entonces empresario invirtió en el proyecto a través Mediterráneo Fondo de Inversión (FIP), gestionado por Administradora Bancorp, donde él y su familia participaban a través de una cascada de sociedades, según su propia declaración de patrimonio de 2010 (ver página 12 de esa declaración). Mediterráneo tenía un tercio de la propiedad de Minería Activa Uno Spa, que a su vez era la dueña de Minera Andes Iron, la empresa que busca construir Dominga.
Minería Activa Uno Spa fue creada en 2008 por la corredora de bolsa Larraín Vial para invertir en proyectos mineros desde la etapa de prospección. El fondo de inversión manejaba, a través de Minería Activa, la gestión de la empresa, mientras que una serie de inversionistas —el mayor era FIP Mediterráneo— ponían parte del capital. Buscando nuevos negocios llegaron a Santa Dominga Norte y Sur, en la comuna de La Higuera, en cuyas pertenencias mineras se hallaron reservas relevantes de hierro. Además de la familia Piñera Morel, en Minería Activa Uno Spa hay inversiones menores de otros de sus cercanos, como el gerente general de Bancard, Nicolás Noguera (Asesorías e Inversiones Larraín y Noguera), y el ex gerente de administración de la misma empresa, Santiago Valdés (Asesorías e Inversiones Calatrava). El segundo mayor inversionista es Inmobiliaria Duero, uno de los vehículos de inversión de Carlos Alberto Délano. Juntas, las familias Piñera Morel (33,33%) y Délano Méndez (22,73%) sumaban más del 56% de la propiedad de Minería Activa Uno Spa.
Según alguien que conoció el funcionamiento de Minera Activa Uno Spa, tras la elección presidencial en que ganó Sebastián Piñera hubo socios que estimaron que era poco apropiado que su familia siguiera siendo accionista. Se lo habrían hecho saber varias veces a Noguera, quien insistía en que Mediterráneo estaba fuera del fideicomiso ciego voluntario constituido por Piñera en abril de 2009 y que en ese fondo sólo participaban sus hijos, por lo tanto, no habría ninguna complicación. Eran tiempos en que Piñera era públicamente cuestionado por no deshacerse a tiempo de negocios que generarían conflictos de interés, como Lan Airlines o Chilevisión.
En marzo de 2010 Piñera asumió como Presidente de la República en su primer mandato y pocos meses después, en agosto, dio un golpe inesperado: tras una ola de protestas de ambientalistas, anunció la cancelación de la construcción de la termoeléctrica Barrancones, de la franco-belga Suez, pese a que contaba con los permisos para operar. “He acordado con Suez cambiar la ubicación de la central termoeléctrica Barrancones, de forma tal de alejarla del sector de Punta Choros, Isla Damas e Isla Gaviota y proteger ese santuario de la naturaleza”, dijo entonces Piñera.
Barrancones buscaba emplazarse en la comuna de La Higuera, al igual que Dominga, pero en ese momento nadie sabía que Piñera tenía intereses económicos en la zona. Cuando se supo, se abrió una comisión investigadora en la Cámara de Diputados que entre otras cosas concluyó que la información recabada, en particular desde el Servicio de Impuestos Internos, “permite, a lo menos, presumir que el ex Presidente buscó beneficiar a minera Dominga en agosto de 2010, cuando de manera arbitraria y saltándose la institucionalidad ambiental canceló la construcción de la central termoeléctrica Barrancones en la comuna de La Higuera”. El asunto también fue objeto de una querella del ex diputado Hugo Gutiérrez, proceso donde Piñera fue sobreseído.
La estructura offshore
Entre los datos que logró reunir la comisión investigadora no hay nada concluyente respecto a intenciones, pero lo que sí es claro a partir de los nuevos antecedentes contenidos en Pandora Papers es que en el momento en que Piñera bajó Barrancones, los inversionistas de Minería Activa Uno Spa ya habían empezado a armar el esquema que les permitiría cobrar caro por su salida de Dominga.
El encargado de hacer las gestiones para armar la estructura societaria en las Islas Vírgenes Británicas fue el abogado Juan Paulo Bambach, uno de los socios del geólogo Iván Garrido, quien hasta fines de 2019 fue el presidente ejecutivo de Andes Iron, la empresa que maneja Dominga. A Garrido se le conoce como el “padre” de Dominga, pues antes trabajaba en otra minera, donde descubrió originalmente la veta. Garrido y Bambach fueron los primeros en asociarse con Larraín Vial y formar la sociedad Minería Activa. Larraín Vial se encargó de buscar inversionistas —entre ellos los Piñera y los Délano— que se asociarían al alero de Minería Activa Uno Spa. Luego, Minería Activa Uno Spa y Minería Activa crearían Administradora Minera Global, a cargo de gestionar el Fondo de Inversión Privado Latin Minerals.
Minería Activa encargó una estructura similar a la chilena pero en BVI a Trident Trust, firma internacional especializada en crear y gestionar sociedades en jurisdicciones de baja o nula tributación. El 2 de junio de 2010, Iván Garrido llenó un formulario caratulado como “confidencial”, donde debían informar quién era el beneficial owner o beneficiario final de las sociedades creadas, pese a que sus nombres nunca aparecerían en documentos públicos. En este caso, el casillero de beneficial owner lo ocupó Minería Activa Uno Spa.
A continuación, debían marcar si el beneficial owner o su familia eran personas políticamente expuestas (PEP), pero el espacio quedó en blanco, pese que la principal accionista de Minería Activa Uno Spa era un fondo de la familia del Presidente chileno. Consultado por esta inconsistencia, Iván Garrido dice que en ese momento le pareció correcto, pero que ahora no lo haría: “Yo adscribí a la idea de que no había ningún conflicto de interés porque el dato duro era que Piñera no estaba y era un negocio de los hijos. En ese momento se veía de esa forma. Si me preguntan ahora, hoy no lo habría firmado así”.
Se pidió que el nombre de la nueva sociedad fuera Andes Iron Limited, que debía emitir 50 mil acciones que quedarían en manos de Latin Mineral Limited (una sociedad que debía ser creada para tal efecto, según se señala en un correo electrónico de Trident). El primer director de Andes Iron Limited sería Juan Paulo Bambach (ver ese documento).
En cuanto al origen de los fondos de Andes Iron Limited, en el formulario enviado a Trident se explicaba que correspondían a un aumento de capital del beneficial owner, es decir Minería Activa Uno Spa, para cuyo detalle se hacía referencia a un anexo. Ese documento comenzaba con una carta de Juan Paulo Bambach con membrete del estudio Philippi, donde el abogado es socio. En la misiva se explicaba que el Fondo de Inversión Privado Latin Minerals era propiedad en un 100% de Minería Activa Uno Spa, una empresa que desarrollaba proyectos mineros en su etapa temprana para luego venderlos a operadores mineros. Se relataba que Minería Activa Uno Spa había sido creada por expertos del rubro y Larraín Vial Corredores de Bolsa a través de la sociedad Minería Activa S.A. Esta última, señalaba el documento, era dueña de la serie B de acciones de Minería Activa Uno Spa y estaba a cargo de la gestión de la empresa. La serie A estaba en manos de los inversionistas, que incluían “algunos de los grupos económicos más grandes del mercado”.
A continuación, una tabla detallaba las sociedades dueñas de la serie A: el mayor accionista, con un 33,33%, era FIP Mediterráneo (familia Piñera-Morel), seguido por Inmobiliaria Duero Ltda. (familia Délano), con un 22,73%. Entre ambos sumaban el 56,06% de las acciones de Minería Activa Uno Spa (ver ese documento).
Operación en islas vírgenes
La estructura societaria montada en Islas Vírgenes Británicas con Latin Minerals Ltd. como único accionista de Andes Iron Limited, duró sólo unos meses. El primer paso de esta última fue invertir en Chile $5.500 millones (unos US$10,8 millones de la época) en Andes Iron Limitada (la versión local de la sociedad de las Islas Vírgenes y dueña de Dominga), con lo cual el 12 de agosto de 2010 la participación de Minería Activa Uno Spa se diluyó hasta un 9,5%, mientras que la de Andes Iron Limited (también propiedad de Minería Activa Uno Spa, pero desde las Islas Vírgenes) se quedó con el 90,5%.
Los documentos revelados por Pandora Papers dan cuenta de que el 4 de octubre de 2010, Minería Activa Uno Spa, cuyo principal accionista era la familia Piñera-Morel, llegó a un acuerdo para vender la estructura societaria detrás de Minera Dominga a Inmobiliaria Duero (familia Délano) y firmó un contrato donde se establecieron las condiciones. La fecha de cierre del trato quedó fijada para el 10 de diciembre. Ese día en Santiago, Minería Activa Uno Spa formalizó la venta de su participación en Andes Iron Limitada al Fondo de Inversión Privada (FIP) Rucapangui, controlado por Carlos Alberto Délano y su familia. Según la escritura publicada en su momento por Biobío, pagaron $6.675 millones, unos US$14 millones.
Lo cierto es que la gran tajada de la operación no se llevó a cabo en Chile, sino en las Islas Vírgenes Británicas, desde donde Andes Iron Limited controlaba el 90,5% de Andes Iron Limitada (Dominga). Ahí el monto de la venta fue casi 10 veces superior: US$138 millones pagaderos en tres cuotas. Sumando la venta en Chile y la que tuvo lugar en BVI, los Délano pagaron US$152 millones por Dominga.
La estructura diseñada para la transacción en las Islas Vírgenes Británicas fue también más compleja que su versión chilena. Para ejecutar la compra offshore, Inmobiliaria Duero designó a Delcorp International Limited, propiedad de la chilena Inversiones Delmen Limitada. Las tres sociedades son vehículos de inversión de Carlos Alberto Délano y su familia.
En el contrato, Delcorp es identificada como la parte compradora, mientras que la vendedora es Latin Minerals, que en ese entonces era de Minería Activa Uno Spa y a su vez era dueña de Andes Iron Limited. En concreto, la operación consistía en que Delcorp le compraba a Latin Minerals el 100% de Andes Iron Limited.
En el punto 1.2 del documento se estipulaba el precio y la forma en pago: el día del cierre del acuerdo (10 de diciembre de 2010) se pagarían US$ 106,8 millones, mientras que la segunda cuota, de US$21 millones, se cancelaría el 18 de enero de 2011. Una tercera cuota, de US$9,9 millones, quedaría pendiente hasta a más tardar el 31 de diciembre de 2011, es decir, más de un año después del cierre del acuerdo. Sin embargo, ese último desembolso estaba sujeto a condiciones: dependía de que no cambiaran las reglas en la zona donde se ubicaría el proyecto minero, denominado Santa Dominga Norte & Sur. En específico, se detallaba que el pago quedaba condicionado a que el sector no se transformara en una zona de exclusión o se convirtiera en un parque nacional o reserva nacional, lo que irremediablemente impediría el desarrollo del proyecto Dominga en esa área, así como la construcción de un puerto a 50 kilómetros de distancia (ver acá el documento del contrato).
Extracto del contrato entre Delcorp y Latin Minerals.
Esas condiciones pueden parecer normales en un contrato de este tipo, pero este no era un contrato normal: el cambio en las condiciones que se detallaban en el documento dependía casi exclusivamente de la voluntad del Presidente de la República, Sebastián Piñera, familiar de uno de los mayores socios de la parte vendedora. El conflicto de interés era enorme y permaneció inadvertido hasta hoy.
El contrato de compraventa de Dominga da cuenta de la preocupación de Délano ante la eventualidad de que se impusieran medidas de protección ambiental en la zona de la mina y su puerto, lo que en ese momento tenía bastante sentido: cuatro meses antes, en la misma comuna, Piñera había detenido la construcción de Barrancones para, según dijo, proteger el ecosistema.
El científico Carlos Gaymer, académico de la Universidad Católica del Norte e integrante del Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas, concuerda con que esa preocupación era razonable, y recuerda que el propio Piñera fue a Punta de Choros en agosto de 2010, donde habló de la importancia de proteger la zona (ver video más abajo), donde habita el 80% de la población mundial del pingüino de Humboldt. Según Gaymer, Barrancones y Dominga están en el mismo “hotspot” de biodiversidad y la zona donde se construiría el puerto de Dominga está ubicada justo donde anida gran parte de las aves de la zona.
La demanda por crear una zona de protección en la costa de La Higuera, donde se planea emplazar Dominga, puede rastrearse hasta 2004. El último hito antes de la venta de Dominga tuvo lugar en julio de 2010, cuando la ONG Océana propuso a la Conama de la Cuarta Región la creación de un área marina protegida en Punta de Choros, precisamente en la comuna de La Higuera. La petición estuvo cerca de concretarse recién en marzo de 2018, cuando en la última semana del segundo gobierno de Michelle Bachelet el consejo de ministros aprobó el Área Marina Protegida del Archipiélago de Humboldt. La iniciativa tuvo una sola lectura: bloquear Minera Dominga, que batallaba en tribunales por la reactivación del proyecto. Sin embargo, la Presidenta no alcanzó a firmar el decreto correspondiente y Piñera tampoco lo hizo después de asumir, pese a las demandas de científicos y ambientalistas.
El mapa muestra la localización planeada para la mina, el depósito de relaves y el puerto. En la parte superior se ve Punta de Choros, frente a las islas que conforman la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt. Más abajo, donde se señaliza Caleta Chungungo, planeaba instalarse la Termoeléctrica Barrancones. Fuente: Minera Dominga
La presión ambiental tuvo un peak cuando se preparaban tres proyectos termoeléctricos (Barrancones, Cruz Grande y Farellones), pero tras su suspensión se trasladó luego a Dominga, que en febrero de 2011 —dos meses después del cierre del acuerdo en BVI y antes del último pago— ingresó al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental un proyecto de prospección minera. Luego, en 2013, se presentó la solicitud para el desarrollo de la mina de hierro y su puerto. Se convirtió, hasta hoy, en uno de los proyectos más polémicos y resistidos por la ciudadanía, pese a que la inversión superaría los US$2.500 millones y promete crear miles de puestos de trabajo.
Tras una larga serie de batallas judiciales y administrativas, Dominga fue recientemente aprobada por la Comisión Ambiental de Coquimbo, aunque hay un recurso pendiente en la Corte Suprema. La Corte de Apelaciones de La Serena declaró admisible un recurso de protección presentada por la ONG para revertir la aprobación, lo que augura que nuevamente habrá una batalla judicial y además podría tener que pronunciarse el comité de ministros, que ya lo rechazó una vez durante el gobierno de Bachelet II.
En el marco de la querella presentada por el ex diputado Hugo Gutiérrez, la defensa de Sebastián Piñera argumentó que su participación en Dominga había alcanzado la ridícula suma de US$ 5. La explicación para aquello es que, si bien Piñera participaba en Administradora Bancorp a través de una cascada de sociedades, las cuotas del FIP Mediterráneo en 2010 estaban en un 99,9999995% en manos de Inversiones Odisea, otra sociedad de la familia Piñera-Morel.
Desde su constitución en 2006, Odisea estuvo conformada mayoritariamente por los cuatro hijos de Piñera, aunque éstos figuraban invirtiendo más de $4 mil millones que no podrían haber ganado por sí mismos (uno de ellos incluso era menor de edad en esa fecha). Todo indica que se trató de una forma de traspasarles la fortuna del padre. Piñera se salió completamente de Odisea el 10 de marzo de 2010, un día antes de asumir la Presidencia en su primer mandato, pero antes de desvincularse ejerció un derecho sobredimensionado para su porcentaje de participación y eligió como director a su amigo y socio José Cox con su solo voto. Además, concurrió con su voto para elegir a Fernando Barros, su abogado de cabecera y creador de su red de sociedades.
En su declaración judicial por la querella de Gutiérrez, Piñera dice que no sólo estaba fuera de la gestión de sus empresas desde 2009, sino que ni siquiera supo de la inversión que se había realizado en Dominga hasta después de dejar la Presidencia. Atribuye al “grupo de profesionales que administraba las inversiones de las empresas familiares” la decisión de vender esa participación en 2010.
Para este reportaje se enviaron cartas a Sebastián Piñera y Carlos Alberto Délano con preguntas sobre la operación de compraventa de Dominga en las Islas Vírgenes Británicas. Piñera nos derivó con el gerente general de su family office (rebautizada como Inversiones Odisea), Nicolás Noguera, quien respondió en la misma línea que lo había hecho hasta ahora: el Presidente no maneja sus negocios hace 12 años, no fue informado sobre el proceso de venta de Dominga y la investigación judicial sobre la operación lo sobreseyó.
Como Noguera fue también quien firmó el contrato de compraventa a nombre de Latin Mineral Limited, en un segundo cuestionario se le preguntó si al hacerlo no reparó en que había un conflicto de interés, considerando que Piñera era el presidente y el último pago estaba condicionado a decisiones administrativas. Respondió que al momento de firmar el acuerdo “no había ningún conflicto de interés, y en caso de que alguno hubiera surgido después de la transacción, habría que haberlo resuelto según la ley chilena”, soslayando que el gobierno de Piñera se había iniciado ocho meses antes de la suscripción del documento. Agregó que los pagos contingentes a la factibilidad de un proyecto son normales en este tipo de contratos y que “10 años y dos periodos presidenciales después de la venta de Minera Dominga, su ubicación no ha sido declarada un área protegida y el proyecto todavía enfrenta desafíos importantes para su aprobación”.
En cuanto a Délano, envió un detallado documento redactado por sus asesores, en que aseguraron que fueron los gestores del fondo que originalmente era dueño de Dominga quienes estructuraron su propiedad en BVI porque la idea original era venderla a compradores extranjeros. Eso explica también, agregaron, que la familia Délano constituyera Delcorp en esa jurisdicción para adquirirla, pero la sociedad se disolvió tras la operación y la propiedad de Dominga está hoy basada en Chile. “Las sociedades de la familia Délano que adquirieron el Proyecto Dominga cumplieron todas las obligaciones de declaración y/o pago de impuestos que eran aplicables a esa operación”, aseguraron.
Respecto a las condiciones que se fijaron para el pago de la última cuota, subrayaron que correspondía sólo al 6,5% del total del precio de venta y que las negociaciones se hicieron directamente con el fondo de inversión que vendió Dominga. Sin nombrar al Presidente, descartaron cualquier relación con él en la operación: “La vinculación de alguna autoridad con esta materia, que insinúa su carta, constituye una especulación completamente infundada que –como es de público conocimiento– fue materia de una investigación del Ministerio Público que fue sobreseída definitivamente, con costas”.
En el proceso mencionado por Noguera y por los asesores de Délano, en el que Piñera fue sobreseído, su abogado Juan Domingo Acosta presentó un escrito para pedir su sobreseimiento, en el que detalla las acusaciones, evidencias y declaraciones que se hicieron durante la indagatoria, tanto respecto a Minera Dominga como en su participación en Exalmar. El capítulo de las Islas Vírgenes Británicas está ausente de ese relato (vea aquí ese documento).
Amigos y socios
Legal o no, supiera Sebastián Piñera o no, la decisión de los Piñera Morel de dejar el cierre de la venta de Dominga sujeto a decisiones administrativas del gobierno de su padre constituye un conflicto de interés. El que la contraparte haya sido Carlos Alberto Délano agrava el problema, pues la transacción involucraba a uno de sus mejores amigos. Délano y Piñera se conocieron de niños, estudiaron juntos Ingeniería Comercial en la Universidad Católica, solían viajar juntos con sus parejas y han compartido diversos negocios, como el Edificio Las Américas, Cruz Blanca y la clínica Las Condes.
Cuando en 2015 Délano estuvo preso por el llamado caso Penta —donde fue condenado por el enorme engranaje con que evadió impuestos— Piñera dijo que “Carlos Alberto Délano ha sido, es y va a seguir siendo mi amigo”. Luego lo visitó apenas le revocaron la prisión preventiva, ocasión en que señaló: “yo soy amigo de mis amigos en la buenas y en las maduras».
Una de las aristas del caso Penta también había involucrado a los negocios de Piñera, aunque terminó con una salida alternativa y sin condena para sus ejecutivos. La misma Administradora Bancorp, a través del FIP Mediterráneo, suscribió un contrato forward con Penta en medio de la campaña presidencial de 2009-2010. El SII se querelló por esta operación, al considerar que se generaban pérdidas ficticias para Penta.
El contrato del forward fue firmado por el entonces administrador de la campaña de Piñera, Santiago Valdés, y por Ana María Délano Abbott, hermana de Carlos Alberto Délano, y quien por años fue una de las profesionales de mayor confianza de Piñera en Bancard. Dicha confianza se extendió a su hija, Catalina Lamarca Délano, quien fue la administradora de los fondos de su campaña en la presidencial de 2017 y hace 10 años es subgerenta de Administración y Personas de Bancard-Inversiones Odisea, según se lee en su Linkedin. Además, en las últimas escrituras de las empresas del grupo Bancard figura como una de las personas con poder para representar a las sociedades.
La investigación del caso Penta reveló otra situación problemática para Dominga: Pablo Wagner, subsecretario de Minería durante el primer gobierno de Piñera, recibió pagos periódicos desde empresas Penta, donde había trabajado con anterioridad. En total fueron $65 millones. Fue condenado por enriquecimiento ilícito y delitos tributarios, aunque absuelto de los cargos de cohecho.
Délano toma el control en BVI
Al firmar el acuerdo de compra de las acciones que tenía Minería Activa Uno Spa en Andes Iron desde las Islas Vírgenes Británicas, Carlos Alberto Délano y su familia quedaron como los principales dueños del proyecto minero (hoy tienen el 75%, la familia Garcés el 14% y 11% está en manos de ejecutivos). En BVI, el control quedó en manos de Andes Iron Ltd., cuyas acciones colgaban de Delcorp International. Ese mismo 10 de diciembre de 2010, cuando se suscribió el acuerdo, se produjo el traspaso de la gestión de Andes Iron Ltd.: Juan Pablo Bambach renunció al cargo de único director de la compañía y fue reemplazado por Macarena Délano Méndez, hija de Carlos Alberto Délano. A nombre de Delcorp, ella y su cuñado Pedro Ducci habían firmado la compra de Andes Iron Ltd.
Pocas semanas después, el 3 de enero de 2011, los abogados de Délano empezaron a hacer gestiones para transferir fondos a Delcorp. La idea era que otra sociedad en BVI de Carlos Alberto Délano, Dibston Ltd., le hiciera un préstamo a Delcorp, sin que apareciera el nombre de Délano. Como Dibston era gestionada por la empresa panameña Alemán, Cordero, Galindo y Lee (Alcogal), les pidieron que uno de sus empleados firmara el crédito. “Quisiera saber alternativas para evitar que sea el director o accionista (en ambos casos el Sr. Carlos Alberto Délano) quien firme el contrato”, preguntó a través de un correo electrónico una abogada del estudio Alcaíno, el de mayor confianza de Délano. La respuesta, enviada el mismo 3 de enero, fue que Alcogal no prestaba ese servicio, por lo que el director o accionista (Délano) debía firmar el contrato.
En su respuesta a las consultas para este reportaje, los asesores de Délano afirmaron sobre este punto que “la familia Délano no tiene conocimiento de que se haya pedido que algún documento relacionado con el préstamo de Dibston a Delcorp no fuera firmado por el Sr. Délano”.
De todos modos, desde Alcogal les habían dado como alternativa que nombrara a un representante para la firma del préstamo. Fue así que el 11 de enero de 2011 Carlos Alberto Délano envió una carta a Alcogal designando a Luis A. de Armas como apoderado para firmar el préstamo a Delcorp a nombre de Dibston. De Armas es un abogado de Florida que oficiaba como secretario de Penta Realtors Inc., una firma utilizada por el grupo Penta para llevar a cabo su negocio inmobiliario en Miami. El borrador del contrato de préstamo entre las dos sociedades radicadas en BVI enviado por los abogados es por US$40 millones, aunque los asesores de Délano dicen que el préstamo fue de US$35,9 millones. Por la fecha, es posible que parte de esos fondos hayan sido para pagar la segunda cuota de la compra de Andes Iron, que vencía pocos días después.
Minería Activa Uno Spa Vive
Otra arista desconocida hasta ahora es que luego de la venta de Dominga y aún después del escándalo del caso Penta, las familias Délano Méndez y Piñera Morel siguen siendo socias. La empresa original que las unió en 2009, Minería Activa Uno Spa, vendió Dominga, pero mantiene su misión original de invertir en proyectos mineros. Por los Délano se mantiene Inmobiliaria Duero, mientras que por los Piñera el FIP Mediterráneo fue reemplazado por Inversiones Odisea, propiedad de los cuatro hijos del Presidente.
El capital de Minería Activa Uno Spa aumentó en agosto de 2010 de $576 millones a $6.076 millones gracias la venta de Dominga. El último capital publicado en el Diario Oficial, en 2020, es de $7.100 millones.
Actualmente, Minería Activa Uno Spa está bajo el alero de Minería Activa –una empresa que mantiene el espíritu de invertir en proyectos mineros en su etapa temprana–, que a su vez es parte de Activa Alternative Assets. Esta última, creada por Larraín Vial, pertenece a la sociedad Activa Spa, cuyo gerente general es Tomás Délano Méndez, uno de los hijos de Carlos Alberto Délano.
En la web de Activa Spa se relata la historia de la compañía y se señala como un hito la venta de Dominga, a un precio 10 veces mayor de lo invertido sólo 18 meses antes. También se informa que Minería Activa continuó su expansión gracias al financiamiento de un fondo de Corfo.
El gerente general y socio de Minería Activa es Ignacio del Río, quien hasta 2011 fue gerente de inversiones de Bancard. En una presentación de 2018 dice que a esa fecha Activa y Grupo Loa (ambos ligados a Larraín Vial) administraban cinco fondos, uno de los cuales era Minería Activa Uno Spa, donde participan los Délano y los Piñera. En ese momento el fondo tenía inversiones en tres proyectos en etapa de exploración: Minera Central Andes (con concesiones en la Región de Antofagasta), Minería Indiana (con activos cerca de Copiapó) y Minera Filipina (en la zona de Vallenar). En la web de la empresa se señala que el estatus actual del fondo es “invertido, salida parcial” y que se han realizado siete inversiones por US$38,6 millones, con un retorno para los inversionistas del 294%.
De ser correctos los números, la apuesta de los Piñera y los Délano por Minería Activa Uno Spa ha sido un negocio redondo. Sin embargo, desde el punto de vista del interés público da cuenta de que pese a las históricas polémicas que arrastran las inversiones del Presidente y su familia, siguen invirtiendo en sectores con potenciales conflictos de interés, como la minería.
(*) Colaboró en esta investigación el periodista Benjamín Miranda (CIPER).
(**) Este artículo fue actualizado a las 12:25 del 4 de octubre de 2021. Inicialmente este reportaje señalaba que la cláusula que condicionaba el tercer pago de la compraventa de Minera Dominga no había sido parte del proceso judicial en que se investigó a Sebastián Piñera. Sin embargo, un reportaje de radio Biobío en 2017 señaló que el ex fiscal Manuel Guerra sí estuvo al tanto de los términos de esa compraventa, en el marco de la investigación en que Piñera fue sobreseído definitivamente. La investigación de LaBot y CIPER en los Pandora Papers hace públicos por primera vez el contrato y los documentos que involucran esa transacción en las Islas Vírgenes Británicas en 2010, algo que no se conocía hasta la publicación de este reportaje. Las revelaciones muestran el conflicto de interés al que quedó expuesto el Mandatario a raíz de una compraventa que involucra a su familia, pero cuyo último pago dependía de las decisiones de su primer gobierno. El texto de este reportaje fue modificado a raíz de estos antecedentes.