I. LOS NIÑOS DE GUADALUPE
—Mi hija no se puede concentrar —dice la señora Rosa Ruiz, parada afuera de la puerta de su casa—. No capta las clases. Se olvida.
Rosa Ruiz —una señora de un metro y cincuenta de estatura, con cabello ondulado corto marrón— se agota quejándose, y sus ojos y boca parecen contener la rabia y la tristeza. Su hija de 13 años, Samira, vive con ella en el asentamiento humano Virgen de Guadalupe, en Mi Perú y es uno de los 200 niños que estudia en el colegio Arturo Padilla, en Ventanilla, en el límite con el distrito Mi Perú. Al lado del colegio, a lo largo de la avenida Revolución, se encuentra el Parque Industrial de Ventanilla, que alberga fábricas de metales no ferrosos y de otras industrias.
Rosa siempre mira a estas fábricas cuando se habla del plomo en Mi Perú. Este metal pesado cancerígeno, afecta gravemente de manera especial a menores de edad, con consecuencias para el desarrollo intelectual, según la Organización Mundial de la Salud. Y su hija tiene 15 microgramos de plomo por decilitro de sangre, 50 por ciento más del límite seguro que señala la Guía para el manejo de pacientes con intoxicación por plomo del Ministerio de Salud.
En noviembre de 2011, la Dirección Regional de Salud Callao realizó monitoreos ambientales en la zona de Mi Perú. Se instalaron cuatro estaciones de medición de contaminación por metales pesados y en la estación de colegio Arturo Padilla se encontró un promedio anual de 0.85 microgramos de plomo por metro cúbico de aire y 0.130 microgramos de cadmio por metro cúbico de aire. Ambos metales superaban el límite estándar de calidad ambiental en el aire en 70 por ciento y 420 por ciento, respectivamente. Este nivel de plomo siguió subiendo hasta llegar a 2.46 (392 por ciento más) en 2015, mientras que el de cadmio subió hasta 0.320 (1180 por ciento más) en 2014.
Pero fue recién en 2016 cuando se realizaron exámenes de detección de plomo en Mi Perú, con el fin de conocer cuán afectados estaban los ciudadanos de este distrito. Sin embargo, las pruebas se hicieron solamente a menores que oscilaban entre los 2 y 12 años de edad, dado que según la Organización Mundial de la Salud, “los niños de corta edad son especialmente vulnerables a los efectos tóxicos del plomo, que puede tener consecuencias graves y permanentes en su salud, afectando en particular al desarrollo del cerebro y del sistema nervioso”. El límite de este metal, que señala la misma organización, en niños es de 9.9 microgramos por decilitro de sangre, aunque también señala que “no existe un nivel de concentración de plomo en sangre que pueda considerarse exento de riesgo”.
Al igual que Rosa Ruiz, otras madres de Guadalupe, temen por el futuro de sus hijos, y creen que los síntomas que ellos sienten —dolores de cabeza constantes, dolor en las piernas, en los huesos, dolores de barriga— pueden estar relacionados con el plomo.
Según la OMS, los efectos gastrointestinales de la intoxicación por plomo incluyen “pérdida de apetito con pérdida de peso, estreñimiento, dolor o malestar abdominal, náuseas, vómitos y un sabor metálico en la boca”; mientras que los efectos neurológicos incluyen “vómitos esporádicos, pérdida de apetito, cambios de comportamiento con agresiones, irritabilidad y agitación, cefaleas, torpeza y apatía intermitente”.
Melissa Lopez, con 30 años de edad, unas cejas bien pintadas y una sonrisa radiante, tiene dos hijos: uno de 3 y otro de 8 años de edad. Sin embargo, su historia ha sido trágica. Vive en Mi Perú hace 8 años, y en su último embarazo esperaba mellizos: un niño y su primera niña. Sin embargo, por una infección urinaria, sus hijos nacieron prematuramente, a los seis meses. Cuando nacieron, su niña falleció a los 17 días, mientras que el niño sobrevivió. Sin embargo, Yoran, su hijo, que ahora tiene 3 años, en su último exámen de plomo, del 2019, tenía 19.6 microgramos de plomo por decilitro de sangre, 98 por ciento más del límite, según la guía del Ministerio de Salud.
Para el caso del hijo de Melissa, como sostiene la guía elaborada de 2007, se debía considerar una evaluación médica integral, así como “una identificación y control inmediato de las fuentes de contaminación con plomo y retirar al afectado de la fuente de exposición”, entre otras especificaciones. Pero esto no se ha cumplido con el caso de Melissa López.
—Solo me dieron una vitamina de calcio —cuenta Melissa mientras parece preguntarse si eso no era suficiente.
Una madre que no quiso revelar su nombre, por seguridad, que tiene que caminar con su hijo de 3 años hacia la parte más elevada de Guadalupe sostiene que le hicieron exámenes a su hijo en marzo o abril de 2019 —que aún no son entregados—. En sus exámenes anteriores, su hijo presentaba 19.9 de plomo: un nivel de categoría II, elevado, para el cual debería pasar por una evaluación médica.
—Llamaron por altavoz y estuvieron tres días llamando para que se hagan exámenes de plomo —recuerda—. Pero aún no entregan los resultados. Y yo sé que a niños que tienen alto plomo les tocan la puerta y se los llevan de emergencia, pero a mi nunca me tocaron la puerta.
En un informe de 2016 de la Dirección de Salud del Callao, se señala que los niños encontrados con más de 9.9 microgramos de plomo en la sangre de exposición a plomo serían referidos al Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión para una evaluación clínica completa. ¿Por qué no sucede así en estos casos?
En su única comunicación con Convoca.pe, la Dirección de salud del Callao señaló que en 2017 el presupuesto asignado para las atenciones del programa detección y tratamiento de metales pesados, de 178 mil soles, eran "insuficiente para los requerimientos básicos necesarios para la atención de control y seguimiento de dichos pacientes".
Según la base de datos que construyó Concova.pe sobre la cantidad de afectados por metales pesados y el presupuesto que se designa para atender a estas personas, se encontró que a pesar de que en 2018, el Callao fue la segunda región con más afectados por metales pesados con 1671 pobladores expuestos a estos elementos tóxicos, en 2019 esta región recibió 485 mil 370 soles de presupuesto para la atención médica. Tales recursos fueron destinados a la Dirección Regional de Salud del Callao y el Hospital Daniel Alcides Carrión.
Once regiones, además de Pasco, recibieron mayor presupuesto que el Callo, como es el caso de Lima, Cajamarca, Loreto, Arequipa y Cusco, que no concentran ni el 16 por ciento de pobladores expuestos a metales pesados si se compara con el Callao.
En 2019, el presupuesto asignado a la Dirección Regional del Callao fue de 485 mil 370 soles, de los cuales se gastó 62,7% (304 mil 305 soles), la menor proporción de ejecución que cualquier otra región (las cuales presentan de 90% para arriba). Con respecto al 2018, se ha duplicado el presupuesto para compra de bienes (suministros médicos y medicinas), ha subido en cerca de 500 soles el presupuesto para contratación de servicios profesionales y técnicos, y por primera vez se ha presupuestado 13 mil 940 soles para la adquisición de equipos informáticos y de comunicaciones. A marzo del 2020, el presupuesto es de 107 mil 884 soles, enfocados en la compra de bienes casi enteramente, solo dejando 412 soles para la contratación de servicios.
Foto de portada: Niños del asentamiento humano Virgen de Guadalupe jugando mientras la fábrica de ETNA expulsa agentes contaminantes. / Créditos: Edwin Montesinos
II. El colegio a lado del parque industrial
II. EL COLEGIO A LADO DEL PARQUE INDUSTRIAL
Hace 4 años, la directora del colegio Arturo Padilla, Juana Alvarado, una señora de mirada comprensiva, lentes gruesos y cabello partido al costado, fue directamente a hablar con la fábrica de baterías ETNA, que se encuentra separada del colegio Padilla por un lote donde guardan buses de transporte.
—Empezamos a sentir ardor en los ojos, resequedad en las mucosas nasales y en la garganta —recuerda Juana, mientras se acomoda los anteojos.
Juana cuenta de que en la fábrica le dijeron que la empresa “había estado antes” que el colegio, pero que igual tomarían las recomendaciones que les hacían. “Desde entonces, el colegio ha tenido fábricas que empezaron a donar árboles y tachos reciclables al colegio” como si eso solucionara el problema, señala la directora del colegio Padilla.
En el año 2017, la Dirección de Salud del Callao realizó exámenes de plomo a 72 de los aproximadamente 200 alumnos del colegio Padilla (aproximadamente 36% de los alumnos) y se detectaron 19 casos por encima del límite permitido, de hasta 27.9 microgramos de plomo, 181 por ciento más del límite (9.9 microgramos de plomo) que usa la Dirección regional de salud del Callao, mencionada en las guías del Ministerio de Salud.
En 2018, se tomaron nuevas muestras, esta vez de 110 niños, casi 50 % de los alumnos,, de los cuales solamente 10 superaban el límite de plomo encontrado en sangre, pero igual se reportaban casos de hasta 22.2 microgramos de plomo (124 por ciento sobre el límite) en un niño de 9 años, y 20.8 microgramos de este metal (110 por ciento sobre el límite) en un niño de 2 años, según los parámetros de las guías del MINSA.
La cantidad de niños que superaban los niveles definidos por la Diresa Callao bajó de 18 a 10. Pero solo uno los 18 niños de 2017 que presentaron niveles que superaban el límite de plomo se tomó el dosaje de plomo en 2018. Es decir, en 2017 y 2018 fueron 27 niños que que presentaban niveles por encima del permitido de plomo hechos en esa institución el 2018.
Sin embargo, los estándares que se usan en Perú para medir los niveles de exposición a metales son polémicos en el Perú debido a que no están alineados a las recomendaciones de la comunidad científica internacional.
Estándares que no protegen
La Dirección Regional de Salud del Callao usa el estándar de 9.9 microgramos de plomo por decilitro de sangre en niños, que es cercano al de la guía práctica del Ministerio de Salud. Cuando un niño presenta más de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre, la recomendación es que se realicen acciones de prevención en las fuentes de exposición y se le brinde un seguimiento médico integral.
Sin embargo, en 2012, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), señaló que el límite debería ser considerado en 5 microgramos de plomo por decilitro de sangre. “En el pasado, niveles de plomo en la sangre inferiores a 10 microgramos por decilitro podría no derivan en una alerta para los padres de los menores, pero el nuevo valor límite pone en evidencia que es más probable que se identifique a más niños con exposición al plomo y que por lo tanto “ los padres, doctores, autoridades de salud pública y las comunidades, tomen acciones tempranamente para reducir la exposición futura del niño al plomo”, explicó la entidad norteamericana.
Según menciona el médico neurólogo Hugo Villa, quien es coautor de un estudio sobre niveles de plomo en la sangre de los recién nacidos de la Oroya en el 2005, este estándar se está tomando en cuenta en países vecinos, como Chile y Argentina. Mientras que en Perú, la guía de atención al plomo, de 2007, dicta medidas de prevención (como educación en limpieza y entrega de folletos) hasta una presencia de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre en niños; en Chile (guía de 2014), a partir de 5 microgramos de plomo, ya se dicta una derivación para evaluación psicológica; y en Argentina (guía de 2013), se realiza un examen físico detallado, evaluación neuroconductual y psicológica.
Si se considerara el nuevo límite de 5 microgramos por decilitro de plomo en la sangre, ¿cuántos niños del colegio Arturo Padilla tendrían que pasar por evaluaciones médicas completas? En el año 2018, otros 64 niños tendrían que haber sido considerados para evaluaciones médicas.
III. EL PLOMO DE CADA DÍA
—Estamos cansados del plomo. Pero nadie va a hacer nada. No tiene solución esto —la señora Rosa Ruiz lo dice cansada mirando hacia el horizonte, hacia el humo que empieza a salir de las fábricas a las cinco de la tarde.
El 19 de octubre de 2017, el Ministerio del Ambiente declaró en emergencia ambiental por noventa días a la “Zona Industrial y el I.E.P Arturo Padilla Espinoza del distrito de Ventanilla, así como la zona urbana del distrito de Mi Perú”, que incluye asentamientos humanos como Virgen de Guadalupe.
Desde 2017 solo han habido cinco distritos declarados en emergencia ambiental. El 12 de abril de 2018 se declaró, por un periodo de 45 días, en emergencia ambiental la zona industrial vinculada a un incendio ocurrido en el cruce de las avenidas Trapiche y Alfredo Mendiola, así como áreas colindantes afectadas, en los distritos de Los Olivos, Comas y Puente Piedra. A inicios de 2019, se declaró en emergencia ambiental la zona afectada por la inundación de aguas servidas, un aniego, en el distrito San Juan de Lurigancho. Y, finalmente, los otros distritos que fueron declarados en emergencia ambiental, en Lima, fueron, los ya mencionados, Ventanilla y Mi Perú.
En 2017, la Municipalidad Distrital de Ventanilla y la de Mi Perú, junto a la Comisión de Lucha contra la Contaminación Ambiental (Colcca) del distrito de Mi Perú presentaron informes que sustentaban la declaración de la emergencia ambiental, dado que se había “superado el Estándar de Calidad Ambiental para Aire, en el parámetro de plomo”.
Sin embargo, luego de que esto sucediera, en los tres últimos reportes de monitoreo ambiental que Convoca.pe solicitó a la Dirección Regional de Salud del Callao. por medio de un pedido de información vía la de Ley de Transparencia, los niveles de estos metales continúan superando los estándares de calidad ambiental.
En un informe de diciembre de 2018 de la Diresa Callao, se revela que de acuerdo a un muestreo realizado en setiembre de ese año, el foco principal de la emisión de plomo se concentra en el colegio Arturo Padilla, y que en dos de los cuatro días de muestreo los valores se encontraron por encima de lo permitido.
Del mismo modo, los niveles de cadmio en el aire, un metal para el que aún no se hacen exámenes para conocer el nivel de estos en la sangre de los niños de Callao, también se mantienen por encima de los ECAs en este mismo punto de monitoreo.
Ante estos niveles de exposición al plomo, la Dirección de Ecología, Protección del Ambiente y Salud Ocupacional de la Dirección de Salud del Callao recomendó que las autoridades involucradas “realicen acciones efectivas para mitigar o eliminar las fuentes que emiten estos metales hacia el ambiente”. Así, el informe fue remitido a la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA), Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental; la Municipalidad de Mi Perú, la Municipalidad de Ventanilla, la Gerencia regional de Recursos Naturales y Medio Ambiente, la Red de salud Ventanilla y la Dirección de Salud de las personas de la Diresa Callao.
IV. Las fábricas de Ventanilla
IV. LAS FÁBRICAS DE VENTANILLA
El parque industrial de Ventanilla colinda con el colegio Arturo Padilla, con el asentamiento humano Virgen de Guadalupe, y está en el límite del distrito Mi Perú. Ahí operan diferentes empresas, como fábricas o almacenes. Esta zona es supervisada por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), con la finalidad de verificar el cumplimiento de las obligaciones ambientales de las empresas respecto a las emisiones contaminantes, el manejo y gestión de residuos sólidos y materiales peligrosos.
OEFA informó a Convoca.pe que las fábricas realizan sus propios monitoreos ambientales en base a sus instrumentos de gestión ambiental (IGA), aprobados por el Ministerio de Producción, y que luego son verificados por el organismo fiscalizador.
La entidad supervisora también realiza sus propios monitoreos en cuatros estaciones en esta zona, de las cuales en dos, ubicadas en el asentamiento humano Virgen de Guadalupe y el colegio Arturo Padilla, se registraron niveles de plomo que superaron el estándar de calidad ambiental en el aire.
Para conocer el nivel de emisiones contaminantes que provienen del Parque Industrial de Ventanilla, Convoca.pe solicitó a OEFA los reportes de monitoreo de los últimos años realizados a estas fábricas, pero lo que nos entregó este organismo supervisor fueron los informes elaborados por las propias compañías fiscalizadas entre 2018 y 2019, que claramente no representan mediciones independientes aunque luego sean revisados por la entidad estatal.
OEFA entregó a este medio digital los informes ambientales de las empresas Consorcio Matrix Technology, Cusa SA, la Fábrica Nacional de Acumuladores ETNA, Metalexacto, Sociedad Química Alemana, Sulfato de Cobre y Sulfato de Cobre del Perú. De este grupo, Consorcio Matrix Technology, la Fábrica Nacional de Acumuladores ETNA y Metalexacto reportaron que trabajan con plomo; y según las mediciones, solo ETNA, que se dedica a la fabricación de baterías, superaba el estándar de calidad ambiental en el aire del nocivo plomo.
ETNA opera en dos sedes en la avenida Revolución, que están juntas y ubicadas a apenas una cuadra del colegio Arturo Padilla. Solo un terreno que sirve de estacionamiento para buses los separa.
Entre el 10 y el 11 de abril de 2019, se registraron niveles de plomo en el aire dentro de los parámetros del estándar de calidad ambiental (ECA) en las dos sedes de ETNA, de acuerdo a los reportes presentados por la propia compañía. Sin embargo, en 2018 la muestra tomada durante 24 horas, del 27 al 28 de abril de ese año, sí superó el parámetro que regula la ley. En el punto de medición 2 se registró un valor de 0,666 microgramos y en el punto de medición 1 se superó el límite permitido, aunque por muy poco: 1,556 microgramos, por encima del 1,5 usado por el organismo fiscalizador.
En el caso de las otras empresas, los niveles de emisiones de plomo se encontraban dentro de los valores establecidos, según los reportes que entregaron al organismo de fiscalización. Sin embargo, Consorcio Matrix Technology paralizó sus operaciones desde que el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental le ordenó en 2017 “no realizar procesos productivos que impliquen la generación de emisiones atmosféricas hasta demostrar que los parámetros de las emisiones de gases de su operación no superen los valores límite establecidos en la Guía sobre medioambiente, salud y seguridad”. Esto fue confirmado a este medio digital, en noviembre de 2019, por la gerente general de la empresa, Blanca Ruiz.
En el informe que Consorcio Matrix Technology entregó a OEFA en 2018, la empresa sostiene que cumple los estándares para plomo; sin embargo usa los límites referenciales del Banco Mundial para fundiciones: este estándar es menos exigente y en vez de microgramos, que es como recomienda el organismo supervisor, usa miligramos como unidad de medida. Así, en un informe de febrero de 2018, la compañía reportó la presencia de 1.386 miligramos de micropartículas de plomo por metro cúbico de aire, y tomó como parámetro de referencia 2 miligramos por metro cúbico, establecido por el Banco Mundial para fundiciones. Si hubiera reportado los resultados en función del estándar que pide OEFA hubiera sobrepasado largamente el parámetro establecido en plomo para proteger la salud de los pobladores que viven alrededor de esta fábrica.
La empresa Sulfato de Cobre S.A., que se encuentra a una cuadra del colegio Arturo Padilla, reportó en 2019 que las emisiones de plomo no superaron los 0,00003 miligramos (lo que equivale a 0,03 microgramos) por metro cúbico de aire, niveles dentro de los parámetros de ECA. Sin embargo, cuando Convoca.pe conversó el 15 de noviembre con el ingeniero Segundo Fernández, gerente de planta y representante legal de la compañía, este sostuvo que la empresa no trabajaba con plomo, que se dedicaba solamente a la fabricación de sales derivados del cobre. Del mismo modo sucedió con la empresa Sulfato de Cobre del Perú, no relacionada con la anterior a pesar de la similitud del nombre. Al acercarnos a esta fábrica, se nos negó la información y solo sostuvieron que ellos tampoco trabajan con plomo.
La empresa Metalexacto, ubicada a seis cuadras del colegio, envió un reporte a OEFA en 2018 en el que informó que las emisiones de plomo de su proceso de producción estaban por debajo de 0,002 microgramos por metro cúbico en el aire tomando como los Estándares de Calidad Ambiental de OEFA. La compañía señaló que “durante su operación no ha transgredido ni contaminado el ambiente, sin embargo, sí se ha evidenciado la contaminación existente en el mismo posiblemente proveniente de otras fuentes de mayor envergadura”.
Entre 2016 y 2019, OEFA detectó infracciones a las leyes cometidas por las siguientes empresas del Parque Industrial de Ventanilla: Rabanal Service, Ic-Industrial, Consorcio Matrix Technology, Sulfato de Cobre, Sulfato de Cobre del Perú, Metalexacto, Intradevco Industrial S.A., Envases Ventanilla y Sociedad Quimica Alemana. Entre las faltas. aparecen desde el incumplimiento de disposiciones ambientales hasta el impedimento del ingreso de los inspectores a la empresa. Cuatro de estas compañías fueron sancionadas por tales infracciones. Sin embargo, en las resoluciones de OEFA a la mayoría de las empresas se les recomienda subsanar las faltas con medidas correctivas antes que imponerles multas. Y aún así, hay compañías que apelan los procesos sancionadores.
Consorcio Matrix Technology aparece con dos infracciones por no cumplir con las disposiciones de monitoreos ambientales, en 2017 y 2018. En el primer año, la empresa “no remitió su propuesta del programa de monitoreo de emisiones gaseosas en los hornos y ollas de fundición, indicando los parámetros a monitorear y los Límites Máximos Permisibles”; sin embargo, el organismo supervisor le dio tres meses de plazo para actualizarlo. En 2018, OEFA detectó que la compañía no realizó monitoreos ambientales en el segundo semestre de 2016, pero no se le aplicó una multa, debido a que la misma Dirección de Supervisión de la OEFA “resolvió (...) ordenar como medida preventiva contra Consorcio Matrix no realizar procesos productivos que impliquen la generación de emisiones atmosféricas”.
Tampoco hubo multas en el caso de Metalexactoa pesar que se identificó que no permitió el ingreso de los supervisores del OEFA a las instalaciones donde solo se declaró la existencia de responsabilidad de la empresa en 2017. A Sulfato de Cobre SA, OEFA le solicitó en 2018, la OEFA, acreditar la realización del monitoreo ambiental para dióxido de carbono en el aire, pero la compañía presentó un recurso de apelación .
A Sulfato de Cobre del Perú, OEFA le pidió realizar monitoreo ambiental de emisiones atmosféricas en el primer semestre del 2017 acreditado por el Instituto Nacional del Callao, al no acreditar que cumplió con esta exigencia para sus operaciones. A Sociedad Química Alemana, el organismo supervisor solo se le ordenó realizar monitoreos de calidad del aire y emisiones atmosféricas.
ETNA también enfrentó un proceso sancionador de OEFA, pero este proceso fue archivado. La entidad estatal sostuvo que la empresa "realizó actividades de cierre de su Línea de fabricación de bujes en la Planta Ventanilla, sin contar con un instrumento de gestión ambiental aprobado por la autoridad competente". La compañía no contaba con un plan de cierre para las actividades de su fabricación de bujes, elementos, que suelen ser de goma o poliuretano, que sirve para conectar ejes y facilita su giro. Sin embargo, ETNA alegó que no era obligatorio este plan de acuerdo con el Ministerio de la Producción.
Este medio se comunicó con ETNA, que respondió mediante una carta que la empresa es permanentemente supervisada por OEFA. Posteriormente a la publicación del reportaje de Convoca.pe La distribución ineficaz de fondos públicos para atender a pobladores expuestos a metales tóxicos en octubre último, la empresa envió una carta notarial a este medio donde exigían “que se abstengan de mal informar a la opinión pública, señalando tendenciosamente la ubicación de ETNA dentro de un contexto que claramente tiene como pretensión el causar el desprestigio de nuestra compañía omitiendo deliberadamente indicar que nuestras instalaciones se ubican al interior de una zona industrial, donde también existen más de 20 empresas industriales”. Convoca.pe contestó a esta empresa en una nota en el que documentamos que ETNA es la empresa más cercana al colegio Arturo Padilla y la única del Parque Industrial, cuyas emisiones superaban el estándar de calidad ambiental (ECA) para el plomo en una de las estaciones de monitoreo, de acuerdo a los reportes entregados por OEFA a este medio de comunicación.
El caso más alarmante es el de Rabanal Services, empresa localizada en la avenida Revolución 524, dado que el gerente general de la empresa, Álex Adrián Rabanal Rodríguez, fue condenado en octubre de 2019 a tres años y cinco meses de cárcel por el delito de contaminación del ambiente. La compañía “se dedicaba a la fundición de metales no ferrosos, asociados al uso de plomo, cadmio y otras sustancias químicas altamente dañinas para la salud”, según se informó el Ministerio Público. Anteriormente, había sido multada con 10 Unidades Impositivas Tributarias (UIT, cada una equivale a 4 mil 200 soles), que representan 42 mil soles, por no permitió el ingreso de los supervisores de la Dirección General de Asuntos Ambientales del Ministerio de Producción en 2016 y 2017.
También pagaron multas Ic-Industrial, empresa también localizada en el Parque Industrial de Ventanilla, que asegura no trabajar con plomo, según la versión que dio el ingeniero de la empresa Jose Luis Alache a Convoca.pe el 27 de noviembre último. En 2018, esta compañía fue multada con 0,33 de una Unidad Impositiva Tributaria (equivalente en total a mil 369,5 soles en 2018) por no contar con un almacén central que reúna las exigencias mínimas del reglamento de la Ley General de Residuos Sólidos, por no presentar reportes de monitoreo de niveles de ruido ambiental y no contar con condiciones adecuadas para su almacén de insumos y productos químicos.
Intradevco Industrial fue sancionada en 2018 con 9,63 Unidades Impositivas Tributarias, equivalentes a 39 mil 964,5 soles, por no contar con “un almacén central para el acopio de los residuos sólidos peligrosos” generados en su planta y por implementar un área destinada a la fabricación de pastillas de inodoro y envasado de blanqueador” sin haberlo declarado en su Diagnóstico Ambiental Preliminar (DPA). Por su parte, en 2019, La compañía Envases Ventanilla fue sancionada por no contar con un “almacén central para el acopio de los residuos sólidos peligroso generados” en su planta por lo que le impusieron una multa de 0,73 Unidades Impositivas Tributarias, es decir, 3 mil 66 soles.
V. Presente plomo, futuro gris
V. PRESENTE PLOMO, FUTURO GRIS
El reclamo de una evaluación médica integral para los niños del colegio Arturo Padilla y el asentamiento humano Virgen de Guadalupe también viene de dirigentes como Valerio Huamán Vilcatoma, un hombre de 60 años, con un rostro marcado por unas cejas gruesas y una nariz puntiaguda. Valerio tiene una familia que vive en casas cercanas a la suya. Su hija ya le dio una nieta, y Yordan, su hijo, acaba de anunciar que su esposa está embarazada. A Valerio le preocupa el futuro de las nuevas generaciones de su localidad y por eso decidió liderar la Comisión de Lucha Contra la Contaminación Ambiental en Mi Perú (COLCCA).
—Necesitamos que hagan una evaluación clínica, porque hasta el momento, desde 2018, nadie hace nada por estos niños afectados, no sabemos hasta ahorita si están mejorando o están peor— reclama Valerio, sentado en su casa, a punto de cenar
¿Por qué es tan importante la evaluación clínica? Médicos consultados por Convoca.pe sostienen que la presencia del plomo en el organismo aumenta las posibilidades de desarrollar enfermedades. Ricardo Puell, médico experto en salud ocupacional, sostiene que el plomo es altamente cancerígeno.
Además, también existen estudios de la Organización Mundial de la Salud que revelan que “la exposición al plomo durante las etapas tempranas de desarrollo de niños están relacionada [...] a déficits en el desempeño neuroconductual posterior”. Los estudios sugieren que por cada 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre, el coeficiente intelectual es reducido en, al menos, de 1 a 3 puntos. “A nivel individual, esta caída puede parecer pequeña y razonablemente intrascendente, pero a nivel de la población, los pequeños efectos en muchas personas pueden ser una carga significativa para la sociedad, con un rendimiento intelectual general reducido y pérdidas económicas resultantes”, señala esta organización.
Antes, Valerio Huamán solo se preocupaba por sus hijos, pero Yordan, su hijo mayor, que conduce una mototaxi y vive a la espalda de su casa, va a ser padre pronto.
—Yo quiero solicitar a las autoridades, hasta al presidente de la República que se preocupe por este tema —dice, y, mientras Valerio piensa en su hijo, la noche empieza a caer en Guadalupe—. Estamos hablando de salud, de vidas humanas, de niños que van a crecer y ser el futuro del Perú.
Un mal eterno
—El mismo doctor del Carrión que atendió a mi hija me dijo que el plomo se va a quedar de por vida. Que eso no tiene cura —menciona Rosa Ruiz, con una rabia contenida que a veces se transforma en tristeza.
¿Qué se puede hacer si el plomo invade nuestro cuerpo? El médico Ricardo Puell asegura que “el plomo no se va a ir nunca del organismo que habita”. Lo que se puede hacer es controlar los efectos perjudiciales de este metal. Y esto se hace con complementos vitamínicos. “Lo que queremos lograr con las vitaminas es disminuir o frenar un poco el avance, eso no quiere decir que el paciente se va a curar”, explica Puell.
—Y los mismos padres tenemos que comprar las vitaminas para nuestros hijos —cuenta Rosa, preocupada por su hija, porque no sabe cuánto tiempo su hija va a tener este metal en su organismo. Según la Organismo Mundial de la Salud, “el plomo se acumula en los huesos a lo largo de la vida hasta una edad comprendida entre los 50 y 60 años, cuando empieza a disminuir debido a cambios en la dieta, en las concentraciones hormonales y en el metabolismo relacionados con la edad”.
Hay madres de Guadalupe que sostienen que en 2016 la Dirección Regional de Salud del Callao les entregó la vitamina Crecimax Plus, que el laboratorio Roxfarma las vende entre 32 y 35 soles. Sin embargo, el médico Hugo Villa, neurólogo, opina que “no son necesarias si se tiene una alimentación balanceada”. No obstante, los médicos coinciden en que debe haber una evaluación médica para identificar los efectos del plomo en cada persona.
Luchar contra los efectos de este metal nocivo en casa no es sencillo. Las madres de Virgen de Guadalupe, quienes en su mayoría trabajan al mismo tiempo que son amas de casa, deben cuidar a sus niños que, en diversos casos, tienen concentraciones de plomo que superan el nivel permitido para el organismo humano: más de 9,9 microgramos de este metal por litro de sangre. Ante tales resultados, varios deben ser derivados al Hospital Carrión del Callao.
—Cuando los llevan al Carrión, hay que estar todo un día. Cuando fui, hicieron pasar a mi hijo por distintas áreas, pero en un momento me dijeron que no se encontraba la persona encargada en Psicología, digamos, y que tenía que volver más tarde. Así sucedió varias veces, por eso no he vuelto a ir, porque yo tengo que trabajar —cuenta Karen Goicochea, madre de una niña con 21.83 microgramos de plomo por decilitro de sangre, cerca de tres veces más de lo permitido para el ser humano.
La señora Elvira Arana, una señora blanca y de rulos, de estatura baja, una madre que vive en la avenida principal de Virgen de Guadalupe, comparte una experiencia similar.
—A mi hija la citaron para el Carrión, para que le sigan haciendo exámenes a mi nieto. Le mandaban de un lugar a otro, que ‘ven mañana’, y cuando uno trabaja es tedioso. Es diferente que te manden un día y que te hagan todos los exámenes y te den los resultados —reclama Elvira.
Una amenaza invisible
Los vecinos de Virgen de Guadalupe aseguran que las fábricas, cuyo humo tienen que soportar, son causantes de la contaminación y de ese olor que despierta a los niños en la madrugada y que las madres como Rosa Ruiz buscan desvanecer con ungüentos a base de mentol y eucalipto.
En los informes de monitoreo ambiental de la Dirección Regional de Salud del Callao, los más recientes de 2018, no se menciona con contundencias las fuentes de contaminación. Tan solo se sugiere que los niveles de plomo y cadmio encontrados en el colegio Arturo Padilla serían atribuidos a fuentes de emisiones procedentes del Parque Industrial y estarían asociados a la actividad de fundición de metales no ferrosos. Esto, anota la Dirección de Salud, representa un riesgo a la salud de los ciudadanos de la zona.
A los ciudadanos les preocupa que el olor que no los deja en paz cada noche, provenga del plomo. Pero este metal no posee olor por sí mismo, asegura el doctor Puelles.
—Acá hay fábricas, algunas funden plomo. Y como hay zona industrial algunos trabajan con químicos agroindustriales que son fuertes. Antes habían fábricas de golosinas, y muchos vecinos dicen que no contaminaban y hasta olía a dulce —cuenta Luis Amaya, un hombre de lentes gruesos, con la mano en la barbilla.
Luis Amaya junto a Valerio Huamán eran parte de la Comisión de Lucha Contra la Contaminación Ambiental en Mi Perú (COLCCA) en 2016. Actualmente, Luis se ha alejado de esta iniciativa ciudadana, y Valerio parece solo releer sus informes de 2017 que permitieron que ese año las autoridades inicien acciones frente a este grave problema de salud pública.
En octubre de 2017, COLCCA, integrado por Luis, Valerio y además el Secretario general del A.A.H.H. Virgen de Guadalupe, Víctor Raúl García Córdova, logró que se declarara en emergencia ambiental a Mi Perú y Ventanilla por 90 días. El Ministerio del Ambiente respondió directamente a las solicitudes de la Municipalidad Distrital de Mi Perú y COLCCA por este pedido.
Sin embargo, en 2018, un suceso conmocionó a la agrupación activista a y a todo Virgen de Guadalupe. El 12 de enero de ese año, Víctor García fue asesinado por un joven sicario. Las hijas de Víctor aún recuerdan el suceso. Una de ellas sostiene que todavía quedan por esclarecer algunos hechos sobre el asesinato de su padre y cree que lo mataron por su lucha. Los ciudadanos de Guadalupe también lo recuerdan.
Luis Amaya y la señora Rosa Ruiz se han reencontrado luego de mucho tiempo para dar sus testimonios a Convoca.pe. Ellos conversan sobre cómo es vivir con el plomo, cómo es una historia de nunca acabar. “Nunca se acostumbra uno”, dice Rosa. .
De todos modos, varias señoras de Guadalupe ofrecen sus casas y un cuarto donde cualquier periodista o autoridad pueda quedarse a pasar la noche para que puedan comprobar lo que ellas reclaman. Ellas están seguras de que no soportarían el olor, como a desagüe quemado, que le atribuyen al humo de las fábricas.
Hay desconfianza. Solo creen en lo que sienten porque ellos viven ahí. La comunidad científica internacional ha llegado a un consenso irrefutable: el plomo se instala en los huesos por años, es altamente cancerígeno, y puede afectar el desarrollo intelectual de los niños. “Es una muerte lenta”, señala Rosa, reprimiendo las lágrimas.
Pero esta madre se arma de valentía cuando se trata de defender a sus hijos.
—A veces, en la noche, cuando el olor del humo que botan las fábricas es demasiado fuerte, salgo a tirarles piedras. No me importa si me matan o me disparan.