La explotación sexual, trabajo forzoso, servidumbre doméstica y mendicidad infantil son las formas más conocidas de trata de personas, uno de los delitos que atenta contra los derechos humanos, pues atenta contra la libertad, integridad y dignidad de las personas, especialmente de las más vulnerables, como los niños, niñas, adolescentes y mujeres.
Las consecuencias en la salud mental de las personas que han pasado por alguna de estas situaciones se evidencia en sentimientos de culpa, falta de confianza, ansiedad, baja autoestima, desvalorización personal y generan situaciones de autolesión, según explica la coordinadora del Centro de Atención Legal y Psicosocial de CHS Alternativo, la psicóloga Ana Ladera, quien destaca que, aproximadamente el 45% de los casos de trata de personas son adolescentes mujeres, de entre 13 y 17 años.
De enero a octubre del 2021, 2611 víctimas de trata presentaron una denuncia en el Perú, según la última estadística del Ministerio Público. Ana Ladera, quien también coordina proyectos relacionados con el fortalecimiento del sector privado, Estado y comunidad sobre la prevención de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, explica que la denuncia o el apoyo de alguna organización permite que las víctimas puedan tener acceso a una atención integral que ayude en su proceso de reintegración a la sociedad y acceso a la justicia.
Durante el proceso de atención integral, se prioriza el acceso a la justicia en diferentes niveles: policial, fiscal y judicial, indica la psicóloga Ladera. Esto va de la mano con una atención psicosocial de la persona, que se basa en el cuidado de las necesidades básicas. Además, es importante tomar en cuenta las necesidades específicas de la víctima.
“Desde CHS Alternativo, lo primero que hacemos es identificar los factores de vulnerabilidad que la víctima tuvo. Luego, se identifican sus necesidades actuales en salud, educación, hogar u otros”, señala Ladera. Cada caso es diferente y lo que se busca es que la víctima pueda sentirse segura y en un entorno estable, para que avance en su recuperación.
Ladera resalta que la atención en salud mental que cada una de las víctimas necesita incluye un acompañamiento terapéutico y terapias especializadas a nivel psicológico o tratamiento médico a nivel psiquiátrico, para que logren comprender su situación, reconocerse como víctimas o dejar de lado la culpabilidad y puedan iniciar un proceso de recuperación y de reinserción en la sociedad.
El psicólogo César Tasayco advierte que, luego del rescate de las víctimas, es importante brindarles una atención especializada en salud mental, para que se reinserten en la sociedad y encuentren un sentido a su vida. Se busca que dejen de considerarse como víctimas, por lo cual se trabaja desde la parte emocional y cognitiva.
El primer objetivo del tratamiento que cada víctima recibe es retomar la confianza y seguridad, tanto en ellas mismas como en su entorno. Tasayco destaca que es importante retomar el tema de la seguridad, ya que tras estar expuestas a situaciones de maltrato y persiste una sensación de desprotección y de amenaza. "Es fundamental trabajar en fortalecer el vínculo con la persona que va a seguir el tratamiento, para que entienda que el terapeuta es una persona de confianza y sienta seguridad", agrega.
Todo tratamiento se debe complementar con la atención en salud física, por lo cual es necesario escuchar las voces de las víctimas y reconocer sus necesidades. Según Tasayco, este es el punto de partida para brindar un acompañamiento y trabajar en las secuelas de estas situaciones que pueden llevar a que la víctima desarrolle un trastorno por estrés postraumático o desencadenar otras condiciones crónicas.
Una siguiente etapa del tratamiento busca ayudar a las víctimas a fortalecer sus capacidades y desarrollar herramientas que les sirvan para situaciones futuras. Se pone énfasis en la resiliencia y en nutrir a este grupo de factores protectores que les permitan establecer relaciones interpersonales afectivas más significativas. “El fin es que puedan reconectarse con la realidad, tener control de sus acciones y decisiones y, finalmente, restablecer sus proyectos de vida”, concluye el psicólogo Tasayco.