La paternidad activa en los tiempos modernos

Por Francisco Pérez | 12 Julio, 2024



Los tiempos han cambiado, las tecnologías acercan a la gente pese a las distancias y las diferencias horarias, los sistemas de trabajo se han modificado y las relaciones personales también han cobrado nuevas formas. En esas nuevas relaciones el papel de los hombres en la crianza de los hijos y su rol en la sociedad también ha cambiado. Desde lo antropológico y social se habla académicamente de nuevos escenarios donde se describen las formas en que los hombres se relacionan en sus entornos familiares y sociales desde una mirada de igualdad de funciones en sus diversos roles, incluido el de la paternidad activa. En sencillo, es el cambio generacional del rol masculino desde su individualidad hasta en lo familiar y dentro de la sociedad en la que actúa. En Convive revisamos este concepto y sus alcances.
 

Miguel tiene 43 años*, su padre con más de 75 años fue un obrero de una fábrica de plásticos. Hombre de porte recio, gesto adusto y con una idea bien centrada: “los hombres no lloran. Eso es de mujeres”. Bajo esa lógica, Miguel se crió durante su infancia, adolescencia y buena parte de su juventud. Atrapado entre las dudas de mostrar sus sentimientos al sentirse abrumado, exhausto o simplemente triste. Miguel ahora es papá y tiene tres hijos: dos varones de 10 y 6 años y una niña de 8. Los tres consideran a Miguel como un buen papá, “chévere” y “gracioso”. 

Pero a Miguel le ha costado mucho ser un “buen papá”, un papá de esos que ahora deben lidiar con los nuevos tiempos. “Mi papá era muy estricto, sigue siéndolo. Le cuesta entender las dinámicas de hoy.”, nos dice Miguel en una conversación distendida mientras ayuda a su niña a resolver una tarea. 

“Poco a poco mi papá ha entendido, por ejemplo, que mi esposa trabaje afuera mientras yo hago teletrabajo y estoy con los chicos. Han sido muchos años pero ¿sabes? yo siento que es normal, si ella está fuera y yo estoy aquí, me toca hacer esta parte. Fue igual cuando era al revés y ella estaba acá cuando recién tuvimos al mayor”. 

Al igual que Miguel, muchos hombres están aceptando y desarrollando esta idea de la “paternidad activa”. 

Foto padre agencia Andina
La paternidad activa bajo la mirada de los nuevos escenarios incluye una presencia más fuerte de los hombres en la crianza. Foto: Agencia Andina

 

Para Enrique Gómez. director ejecutivo de Cistac Cuerpo y Territorio Perú, estas formas de interacción de los hombres con la vida familiar va más allá de lo que se pueda discutir en el campo académico o en el análisis sociológico. 

“Empiezan a ser hombres funcionales, empiezan a entender que los cuidados sí tienen que ver con hacerse cargo de aquellas responsabilidades que libremente han decidido asumir”, puntualiza en diálogo con Convive

Para Gómez, presidente de la asociación Hombres por la Igualdad de Piura, un efecto importante para asumir estos roles tiene que ver con el uso que se le da, en estos contextos,  al término “nuevas masculinidades”, entendido como el escenario de los roles masculinos asumidos desde una mirada de cambio en torno a sus relaciones en la familia y la sociedad. 

“Hay otros temas, otras dimensiones que nos parece a nosotros importante que tienen que ser parte de la revisión de los hombres en función a su relacionamiento. Hay cosas que tienen que ver con el autocuidado, con el entendimiento del cuerpo y su sexualidad y como un territorio de toma de decisiones individuales y colectivas que tienen que ver con los mandatos sociales, si es que se cumple o no con ellos”; puntualiza Gómez. 

Lo social y lo generacional desde la masculinidad

Raúl Rosales, es antropólogo y autor de diversos artículos, estudios y libros relacionados al tema de las nuevas masculinidades, una área en la que ha indagado por varios años y sobre la cual siempre está en constante análisis y aplicación. 

En diálogo con Convive, Rosales considera que la sociedad y los roles tradicionales en los medios de comunicación inciden directamente en las formas en que se percibe lo masculino desde lo punitivo o lo censurable. 

“Cuando vemos la comunicación en la familia, en los medios, en el deporte, el modelo de masculinidad que se prioriza es uno patriarcal, una masculinidad hegemónica, machista, tóxica. Esos son los modelos que nosotros los hombres aprendemos”. 

 

 

Rosales menciona el caso reciente de dos exfutbolistas que conducen programas de entrevistas en espacios digitales y que se han encontrado en un debate donde cada uno menoscaba la “masculinidad” del otro. 

“(Esos) son nuestros modelos y si no eres el macho alfa, ¿qué eres? Eres una masculinidad desvalorizada donde se te recrimina por llorar o por haber sido víctima de una infidelidad. Eso te quita tu valor, tu hombría”, comenta. 

Es ahí donde uno vuelve al caso de Miguel. “En la pandemia yo tuve mucho miedo”, nos cuenta. “Ha habido momentos donde tenía miedo por mis hijos, por mi esposa, incluso por mi papá (...) él se enfermó, no de Covid, pero se puso mal y cuando me pude comunicar con él lo primero que dijo fue “no quiero que “mariconees” ni llores si me pasa algo, tu mamá depende de ti”, es decir, me frustró cualquier posibilidad de “sentir” algo, de siquiera tener miedo”. 

¿Se puede cambiar esa visión? ¿Qué pasa con generaciones como la de Miguel que ha crecido entre esa mirada “de macho” y papá proveedor y las nuevas miradas que plantean una apertura de sentimientos y valores? 

Enrique Gómez considera que “deconstruir” el aprendizaje acumulado es complejo, sin embargo plantea que los seres humanos logran entender algunos cambios, ya sea desde lo histórico o lo que se vive en el día a día. 

“Por ejemplo, mi padre nació allá por los (años) 40, sus seis hermanas no recibieron estudios porque se pensaba que ellas deberían buscar y esperar al marido que las mantenga, pero él sí le dio educación a mis hermanas, ahí hay un cambio (...) la historia y los tiempos ayuda a que estos cambios se den”. 

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Los nuevos tiempos han generado conciencia de los espacios donde el hombre realiza las labores del hogar junto a la familia. Foto: Agencia Andina

El hombre funcional 

Rolando tiene 35 años*. Es comunicador de profesión, pero en los últimos años sus estudios y opciones laborales lo llevaron por el camino de las asesorías en temas de comunicación interna y externa. La mayoría de sus actividades son por teletrabajo. Hace 4 años es papá. 

“Fue intenso. Imagínate, he vivido solo muchos años, luego pasé a convivir con mi pareja y de pronto nos convertimos en papás. Ella trabaja también de forma remota, a veces híbrida. Es contadora. Y de un momento a otro una persona más estaba en nuestras vidas. Yo vengo de una familia con tres hermanas, yo soy el menor. Pero no era consentido, me hacían trabajar también en la casa. Creo que eso se me quedó, por eso no se me complicó cocinar, lavar, o hacer las cosas de la casa cuando ya fuimos tres”, nos cuenta. 

¿Lavar, cocinar o hacer las cosas de la casa te convierte de inmediato en un nuevo hombre? ¿Eres un nuevo modelo de padre por cuidar a tus hijos? 

Al respecto, Enrique Gómez considera que tenemos ante nosotros la figura del “hombre funcional”. “No porque cocines, laves o cambies un pañal se va a aplaudir o ponerte en primera plana (...) si cuando una mujer lo hace no se dice nada de ella, ¿por qué habrían de hacerlo si nosotros ejecutamos esas labores? Lo que pasa es que ahí uno se vuelve un hombre funcional: Cumple, ejerce una función”, señala. 

Sin embargo, Gómez reconoce que es bueno que se esté tomando conciencia de esos espacios donde el hombre realiza estas labores. “No está ayudando a la mujer. Está cumpliendo con una función que también le corresponde al interior de su casa y entienden que las labores de cuidado tienen que ver con hacerse cargo de responsabilidades que han decidido libremente”.

Una mirada de la corresponsabilidad. el trabajo compartido en casa, la crianza en pareja, donde ambos padres tengan el mismo nivel de responsabilidad y de afecto. Eso es lo que propone esa mirada donde también el hombre entienda que puede -y debe- cuidarse, tanto en lo físico como en lo emocional y que eso no afecta su masculinidad. 

Es ahí donde debe apuntar la nueva masculinidad: al desarrollo de hombres y mujeres sensibles, que aporten, no solo lo material sino también lo emocional, donde ambos asuman que son un modelo para los hijos y donde ninguno está por encima o por debajo del otro en cuánto a la responsabilidad de ejercer una paternidad y una maternidad responsable y respetuosa. 

*Por razones personales Miguel y Rolando prefieren que no aparezcan sus nombres reales.