Mariana Tschudi es madre de 4 hijos. Su cuarto parto, lo decidió ella, tenía que ser natural -igual que los tres anteriores- pero en casa, con su familia, rodeada de quienes ama y de quienes podía sentir el calor de ese sentimiento que solo el hogar puede brindar, para quien está por dar a luz y para la vida que está a punto de llegar.
Mariana estuvo acompañada por Andrea Betocchi, quien fue la doula que estuvo en todo el proceso y que para el día decisivo llegó con Sara Alomía una partera que ya tenía, bajo sus cuidados y técnicas, 500 niños llegados a este mundo.
“Fue un trabajo muy lindo con ellas dos desde que las contacté, porque hay un trabajo de acompañamiento psicológico, espiritual en cada paso, donde todo cuenta. Por ejemplo, ellas decían que si hay algún conflicto con mi pareja todo eso se potencia al momento del parto. Entonces me han ayudado a trabajar detalles de pareja, como una terapia, que uno diría “no tiene nada que ver con un parto” pero sí y es muy lindo todo ese proceso”, cuenta Mariana en diálogo con Convive.
Pero ¿qué es una doula y cuál es su papel en el acompañamiento de un embarazo? Según el diccionario, se trata de una persona “generalmente mujer, que presta orientación y apoyo físico y emocional a otra persona en algunos momentos de su vida, especialmente a una mujer durante el embarazo, el parto y el posparto”.
Ariela Waltzer es doula hace más de 18 años. Para ella su labor “se trata de empoderar y darle herramientas a la mujer para que conozca su cuerpo y haga que también sea respetado, que sus deseos y sus formas de dar a luz también sean respetados”.
Las doulas y su papel en un mundo de cesáreas
Una mirada a las cifras del Ministerio de Salud (Minsa) revela que los cinco departamentos donde más nacimientos por cesárea se han producido en los primeros meses del 2024 son Lima con 22,124 intervenciones, Piura con 3,856 partos bajo dicha modalidad, Arequipa con 3,565, La Libertad con 3,357 y Junín con 2,631 casos.
Desde el punto de vista de Ariela Waltzer una cesárea es “una transgresión al cuerpo de las mujeres (..) y existen factores para que algunos médicos lo planteen. Uno de ellos es que nos han hecho creer a las mujeres, que no podemos dar a luz de forma natural, que por cesárea es más fácil, que se puede evadir el dolor”.
La OMS señala que “no están demostrados los beneficios del parto por cesárea para las mujeres o los neonatos en quienes este procedimiento resulta innecesario”.
Andrea Bettochi, periodista, madre de tres y doula desde hace 17 años considera que las mujeres llegan al momento del parto aterradas “sin saber que va a pasar (...) tenemos tan internalizado el terror al dolor que asumimos que la cesárea va a ser más fácil porque no quieres pasar por ahí (...) pero el “peaje” de la cesárea me parece mucho mayor al del parto natural”.
Tanto Andrea como Ariela coinciden que es en ese momento donde las doulas cumplen el papel de hacer que la mujer embarazada traspase el portal del parto donde finalmente una nueva vida llega al mundo.
Las cesáreas como un procedimiento invasivo dejando de lado la naturaleza del parto solo por cuestiones económicas o por cumplir con una cuota, impedir que la madre escoja la posición del parto, separar al bebé de la madre al momento del nacimiento y otros casos más son considerados como violencia obstétrica.
Según la Defensoría del Pueblo se considera violencia obstétrica “a aquellas prácticas y actos violentos realizados, por acción u omisión, por profesionales de la salud en el ámbito público o privado hacia mujeres durante el embarazo, el parto y el post parto”. (*)
Es en este escenario, donde aparece la figura de las doulas como una forma de contrarrestar y minimizar esos actos de violencia obstétrica contra las mujeres, recuperando el concepto de parir, de traer una vida al mundo y rescatando ese vínculo imborrable entre madre e hijo.
El vínculo entre la doula y la madre
Para Ariela es fundamental el vínculo de la doula con la madre. “Hay mujeres que entrevistan dos o tres doulas, o en medio camino cambian, porque tiene que haber química, tiene que haber ese sentimiento de “es con ella con quien yo quiero transitar este camino”, debe haber la misma sintonía, la misma vibra, se gesta un relación, desde las sesiones previas al parto y en el momento mismo”,
Mariana coincide con Ariela: el vínculo de la doula es también con los otros integrantes de la familia. Ambas señalan que es vital la inclusión de todas las personas que forman parte de lo que Waltzer llama “el clan”.
“Está el papá, la abuela, los otros hijos (...) entonces si ellos te dejan entrar a ese clan, a esa tribu, formas parte de eso, entonces el vínculo es más fuerte”, señala Ariela.
“Algo importante es que uno se permite entrar en el trance del parto, en vivir ese momento trascendental con quienes te aman, porque para la mujer es como morir y renacer a una nueva dimensión y esa experiencia no se puede vivir en la clínica”, puntualiza Mariana.
Para Andrea Bettochi la doula y la madre pasan por este “rito de la naturaleza sin sentir miedo y sabiendo que esta mujer que está a tu lado, no solamente ha visto a otras mujeres hacerlo muchas veces, sino que en la mayoría de casos e idealmente lo ha hecho ella también y sigue aquí”.
El arte de parir: Un portal de vida y muerte
“´Parir´ es una palabra contundente. Es literalmente la definición de un antes y un después. Un antes y un después en la vida de quien viene a este mundo, de la madre que entrega su cuerpo como portal hacia esta dimensión terrenal (...)”
Esta cita forma parte del texto “El Cuento de Parir (Confesiones de una doula)” de Ariela Waltzer.
“Parir es un portal de muerte, para dar paso a la vida”, escribe Ariela. Y en nuestra conversación Mariana también usó esa frase, o la parafraseó “es como morir y renacer a una nueva dimensión” nos dijo y lo mencionamos líneas arriba.
“Acá (con la doula) te inducen al trance del dolor, al contacto con tu cuerpo, que el dolor tiene una razón de ser y eso hay que cambiarlo, hay que transitar el dolor que te lleva a lugares poderosos, donde conoces tu propia fuerza como mujer (...) hay un poder que tenemos que es el regalo de parir”, señala.
“Cuando ya está saliendo el bebé, el dolor es como si se te partiera la cadera, pero en realidad va más allá de eso, es algo que uno siente que se está muriendo (...) y simplemente hay que entregarse a ese dolor porque después viene algo hermoso, en un momento sientes eso que vas a morir, pero lo das todo por la vida que va a venir y trasciendes eso al parir al natural”, puntualiza.
Andrea Bettochi desde su labor de doula también coincide: “el parto en la mujer es una oportunidad extraordinaria de darte cuenta que la muerte respira a nuestro lado y que tú en ese parto vas a morir esta versión de mujer que conoces, que nunca ha parido, no sé Andrea que nunca había parido no va a morir para convertirse en la madre de alguien y literalmente sientes en algún momento de tu labor de parto tú sientes que mueres y el que la dula esté ahí acompañándote.
Para Anneliese Fiedler haber estado acompañada de una doula “te da una seguridad muy grande y te permite verte a ti misma y ser fiel a lo que realmente quieres y no tomar decisiones por miedo”.
Fiedler que dio a luz a su último hijo de forma natural, investigó y buscó información para “evitar nuevamente una cesárea” y para ella ha sido vital tener a una doula al lado y concientizarse del hecho de que tener un hijo es una experiencia -dolorosa, sí- pero maravillosa y repite lo que ha sido una constante: “Es morir para renacer y traer una vida nueva”:
Y también reitera la importancia de las doulas y su vínculo con la madre al señalar que “te crea una conciencia que te permite tener la seguridad de que hay alguien que va a defender lo que tú quieres y te va a ayudar a transitar ese proceso que es dar vida”.
Cada parto es una historia distinta, cada escenario es diferente. Las doulas, las parteras, las acompañantes son una posibilidad para sentir cada vez más cerca el nacimiento, sin dejar de lado la mirada médica, ninguna excluye -ni debería excluir- a la otra y por ello es vital que el sistema médico esté aceptando el acompañamiento de estas mujeres que logran entender lo que es traer al mundo una nueva vida, porque finalmente ellas forman parte y son hacedoras de un arte: El arte de parir.
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