Ante un auditorio con más de cien personas, una mujer de 75 años, de herencia francesa, ojos pequeños y luminosos, cabellos rubios y de movimientos delicados, hace un anuncio desde el escenario: ‘Ahora vamos a constelar a Chile’. Las miradas se cruzan, las manos y las piernas se mueven inquietas. Habíamos llegado a este lugar en Santiago de Chile para participar en un taller sobre constelaciones familiares en un momento en el que la ciudad continuaba tomada por el reclamo social masivo que ha conmovido a millones de latinoamericanos. Era jueves 31 de octubre al mediodía.
Mientras en las calles del centro histórico de Santiago continuaban las protestas, en este auditorio había una tranquilidad y silencio de convento que acogía a chilenos, ecuatorianos, argentinos y a una delegación de doce peruanas, que había llegado desde las ciudades de Lima y Arequipa. Yo era una de estas mujeres. Y quien dirigía la sesión era Brigitte Champetier de Ribes, una reconocida psicóloga que decidió entregarse hace veinte años a las constelaciones familiares, una filosofía que permite tomar conciencia de nuestro lugar en el mundo y en la familia para vivir sanamente el presente, con una mirada adulta y compasiva de la Humanidad.
Brigitte nació en Marruecos porque su padre, un ingeniero agrónomo francés, se mudó con toda la familia cuando el gobierno de ese país le ofreció trabajar en un proyecto de cultivos después de la Segunda Guerra Mundial. Pocos años más tarde, aún niña, volvió a Francia, al país de sus padres y de su tradición. ‘Toda mi familia es parisina”, añade. Pero tampoco permaneció en París. En 1972 migró a España, a la tierra de su esposo, en donde fundó el Instituto de Constelaciones Familiares, desde donde se mueve de un país a otro para continuar el legado de su maestro, el teólogo alemán Bert Hellinger, el creador de las constelaciones familiares, quien murió en setiembre de 2019.
Brigitte ha viajado más de 15 horas en avión desde Madrid para llegar a Santiago de Chile en un momento de convulsión social que nos sacude, que nos hace mirar hacia adentro. ‘La madre es el país”, dice. ‘La madre es la patria’, susurra una de las participantes chilenas. Entonces la consteladora que viene de lejos, elige entre los asistentes a quienes representarán en esta constelación a las víctimas, los perpetradores, los pueblos indígenas, el gobierno, las fuerzas armadas, la clase media, la clase alta, la pobreza, la situación social, a Chile. Les pide que se pongan de pie en el campo destinado para la constelación y se dejen mover por la energía, sin voluntad, sin pensamientos, que solo esperen y se entreguen al movimiento. Cada uno representa algo vital en este tejido. Brigitte observa los gestos, las manos, el cuerpo, adónde apunta la mirada. Les pide repetir a cada uno por separado, frases cortas que liberan nudos insospechados y ancestrales, dirige la sesión con la maestría de quien ha realizado más de 50 mil constelaciones en los últimos veinte años en seis países: Chile, Perú, Argentina, Brasil, México, España. “Es mi vida, hago constelaciones todo el tiempo”, dice sonriente.
Somos tomados por la evolución de nuestros países, que a su vez forman parte de grandes movimientos de épocas sociales que son muy profundos. Todo esto permite la evolución de la Humanidad.
Brigitte Champetier tiene la energía y la fuerza de una mujer adulta en todo su esplendor cuando está al frente para enseñar lo que sabe hacer con generosidad y eficacia. En Santiago de Chile, la vimos dirigir una constelación tras otra a lo largo de ocho horas en cada jornada y durante cuatro días seguidos. La vimos atender consultas sin pausa en el tiempo destinado para los refrigerios, la escuchamos responder con agudeza casi un centenar de preguntas. En medio de este ir y venir, conversó con Convive, la nueva sección de desarrollo humano de Convoca.pe que nace en estos tiempos desafiantes y, también de oportunidades, para nuestros países.
¿Cómo puede sanar un país tomado por el conflicto social?
Todo en la vida, muchas cosas en la vida son movimientos ondulatorios y esos momentos difíciles son los que van a preparar un futuro orden, una futura nueva posibilidad. Las crisis tienen ese papel, despertar algo nuevo. Es importante recordar esa visión que tenemos desde las constelaciones. El destino individual está totalmente al servicio del destino colectivo. La vida de los países está al servicio de algo incluso mayor a nivel colectivo. Nosotros como individuos somos tomados por la evolución de nuestros países, que a su vez forman parte de grandes movimientos de épocas sociales que son muy profundos. Todo esto permite la evolución de la Humanidad. No es una evolución que nosotros podamos percibir, no está en nuestra escala. Cuando esas crisis, que son los preparativos de un cambio de evolución, entran en nuestras vidas, a nivel individual se sufre mucho, es mucho más difícil de vivir, pero sabemos que estamos tomados por otra dimensión.
Mencionabas que este contexto social que vive Chile está tomado por perpetradores y víctimas si se mira esta realidad desde las constelaciones familiares. ¿Qué pasos se puede dar para una reconciliación?
Las crisis siempre nos hablan de que tenemos la mirada en el pasado en vez del presente y el pasado nos atrae a las víctimas en vez de considerar que esas víctimas ya murieron, terminaron con su misión al servicio de su país, de su época, queremos prolongar sus vidas. La gente que cultiva el apego al pasado se transforma en perpetrador porque por amor a su familia, a su grupo inconscientemente quiere vengar y hoy se transforma en un perpetrador, aunque esté acusando a los otros de que son los perpetradores de su familia. Hay todo un sistema de proyección del pasado al presente. Y no ver el presente para proyectar sobre los otros lo que uno realmente vive en el pasado, es imposible resolver en el presente. Como decía Gregory Bateson (antropólogo, científico social y lingüista), un conflicto no se resuelve en el nivel que se plantea. Hay que buscar un nivel superior, de abstracción para resolverlo. ¿Qué nos pide la vida para resolver esto? Renunciar al pasado como fue, agradecer el sacrificio de todos nuestros ancestros y ahora elegir el presente. Rendirnos ante lo que es el presente.
Las cosas se van repitiendo de generación en generación hasta que uno renuncie al pasado, acepte vivir en el presente y para hacerlo reconcilie en su corazón a víctimas y perpetradores.
¿Cómo empiezas a rendirte? Desde ser una víctima de la dictadura, por ejemplo aquí en Chile, que es una herida que ha salido a flote en este contexto…
Aquí hay que entender que un perpetrador primero fue víctima o vengó a sus víctimas. En la dictadura pasó eso también, la dictadura tuvo un pasado. Los perpetradores de la dictadura vengaban a sus víctimas. Y uno se transforma en víctima pudiendo imitar o imitando inconscientemente por amor a otra víctima anterior o bien porque está pagando las culpas de familiares perpetradores. Detrás de una víctima hay perpetradores y detrás de un perpetrador, hay víctimas.
Entones hay que abrir la mirada de que las cosas tienen un pasado muy dinámico. Mucho más atrás. No viene de hace 30 años. Las cosas se van repitiendo de generación en generación hasta que uno renuncie al pasado, acepte vivir en el presente y para hacerlo reconcilie en su corazón a víctimas y perpetradores. Si se abre los ojos viendo que esos perpetradores de la dictadura vengaban a sus víctimas y que las desgracias que pasaron fue sistémicamente al servicio de perpetradores anteriores que no habían asumido el daño que habían hecho. Entonces eso no tendrá fin al menos que estemos en la reconciliación, que estemos en el amor viendo que estamos siendo tomados por víctima y perpetrador. No puedo decir soy fiel a una víctima porque en cuanto lo digo me entra la energía perpetradora, es algo biológico, es algo que no se puede evitar. Lo único adulto, lo único real es unir en nosotros la energía perpetradora y víctima.
Mencionabas que la ira y la rabia se expresa sobre todo en la política y en la religión. Precisamente las redes sociales en estos tiempos se han convertido en un espacio para despreciar la opinión del otro sobre estos temas, y estamos tomados por esa polaridad. ¿Cómo podríamos empezar a entendernos?
En constelaciones una de las fuerzas del amor es respetar a todo el mundo independientemente de lo que haga. Cuando estamos en un entorno que conocemos, ahí solemos respetar a las personas aunque no estemos de acuerdo, no les lanzas insultos. Pero en política y en religión nos permitimos despreciar al que está en la frente mientras que en la vida común podemos decir: ‘Yo soy pacífico, yo respeto a todo el mundo’. Entonces hay que empezar en serio a respetar, es una decisión personal. Poder ver en el otro a otra persona igual que yo.
“Hay que empezar en serio a respetar al otro. Cuando uno se hace más lúcido, más adulto, se hace más humilde y logra ver que el del frente me está reflejando a mí. El futuro es salir de las polaridades”.
Hay algo muy interesante que nos dice la psicología: solamente te enojas con alguien que hace de espejo tuyo. ¿Qué tiene ese grupo que me enoja tanto?, ¿en qué me muestran algo mío que yo no quiero ver? Entonces cuando uno se hace más lúcido, más adulto, se hace más humilde y logra ver que el del frente me está reflejando a mí. El futuro es salir de las polaridades. Hay una palabra que se suele usar en el crecimiento: la iluminación. ¿Cuándo hay iluminación? Cuando uno se reconcilia, cuando uno renuncia a polaridades, a estar en contra de quien está al frente. Inmediatamente recibe un salto cuántico en su vida que trae una nueva comprensión.
Hay una familia que construyó un imperio empresarial por décadas basado en pagos de sobornos a funcionarios en América Latina y parte de África. En algunos países como el Perú ha empezado a emerger la verdad, pero en otros países, en la mayoría diría yo, se ha empezado a ocultar los hechos y se han presentado momentos difíciles como asesinatos a testigos (de ese caso de corrupción). ¿Cómo una familia pudo haber llegado a tener tanto poder como para crear un sistema de corrupción en todo un continente y qué oportunidad tenemos para ir al futuro?
Esto lo observamos en el mundo entero. Grupos, familias que toman el poder y que durante generaciones siguen generando el mismo poder. Es un poder al precio de la vida de otros de muchas maneras. Al cabo de unas cuantas generaciones, eso es totalmente sistémico, los descendientes de estas familias empiezan a pagar por los crímenes no asumidos de los poderosos de su familia. Es un movimiento ondulatorio. Lo que observamos hoy es que si antes el poder y la desgracia se transmitía en generaciones durante siglos, las mismas familias eran las poderosas y las mismas familias eran las pobres, las explotadas; ahora la curva se está invirtiendo de un modo más rápido que antes. Si antes tardaba siglos, ahora el culpable del sufrimiento de otros, empieza a ser descubierto en su generación o en la siguiente. Eso es algo nuevo en la evolución de la Humanidad.
Si antes tardaba siglos en que las familias empiecen a pagar por los crímenes no asumidos de los poderosos de su familia, ahora el culpable del sufrimiento de otros, empieza a ser descubierto en su generación o en la siguiente.
¿Y a qué responde?
A la presencia del amor cada vez mayor, las fuerzas del amor actúan de un modo cada vez más presente y la evolución es como exponencial. Miles de años en una cierta estructura hasta que la fase opuesta, la compensación, se pudo producir. Y la compensación equilibra el dar y recibir, es lo que mueve todo. Y hoy podemos observar desde hace 20 años, que la compensación es cada vez más rápida.
¿A qué posibilidades nos abren las constelaciones familiares?
Las constelaciones familiares son la herramienta de una filosofía. Lo importante de esa filosofía de Hellinger es que existe a través de las fuerzas del amor. Estar en el presente, estar en el adulto, decir sí a lo que hay. Me rindo desde el adulto, no desde la sumisión. Esto provoca en mí la acción adecuada y productiva sobre mi entorno. Después ese respeto a la primacía, a lo que hubo antes. El respeto al ser humano exactamente cómo es, separando su responsabilidad del ser humano que es: veo a un perpetrador, veo su culpa, y las consecuencias que tendrá para él. Pero eso es suyo. Lo único que me corresponde a mí es honorar a esa persona como ser humano. Tener para él el mismo respeto a su dignidad que con cualquier otra persona.
Las constelaciones familiares son una filosofía y una entrega a la eficacia. La ciencia siempre va por detrás del empirismo. No tengo que justificar lo que hago, solo veo que la gente está más feliz.
La tercera vertiente de esa filosofía es equilibrar el dar y recibir. Todo en la vida son movimientos de compensación. Las pérdidas y las ganancias se van equilibrando y lo que mueve esa compensación es la necesidad de gratitud. Esa filosofía nos pide reconocer, estar constantemente en gratitud, que es la fuerza que mueve ese campo cuántico. La fuerza que crea saltos cuánticos.
¿Qué ha significado para ti constelar la situación actual de Chile?
Cada constelación me abre a algo nuevo, aquí ha sido ver el dolor de Chile, su soledad asociada a la solidaridad entre los chilenos que solo podrá entrar en acción si cada uno mira a los demás y mira a su país. Eso les habla a los chilenos, a mí, a cada uno, solidarizarnos, ver al país.
Alguna vez te preguntaron sobre las evidencias científicas que existen sobre los resultados de las constelaciones familiares. ¿Qué sueles responder ante esa interrogante?
Mira, primero me formé en PNL (Programación Neurolingüística) cuando era puro empirismo que funcionaba y con Bert Hellinger es exactamente lo mismo: empirismo que funciona. Para mí eso es suficiente. Y ahora gracias a la biogenética y epigenética estamos descubriendo que todo es cierto. Las constelaciones familiares son una filosofía que conforme evoluciona la filosofía evoluciona la herramienta. Es una filosofía y una entrega a la eficacia. La ciencia siempre va por detrás del empirismo. No tengo que justificar lo que hago, solo veo que la gente está más feliz.
Comenzaste como psicóloga, ¿por qué elegiste luego las constelaciones?
Fue por una crisis personal y la necesidad de encontrar nuevas herramientas que la psicología no da. Entonces estudié análisis transaccional, PNL, hipnosis y las constelaciones. Pero sin duda las constelaciones familiares son la reina.
Sobre el taller:
El curso de constelaciones familiares en Santiago de Chile ‘Padres e hijos’, que se hace referencia en esta entrevista, se realizó del 31 de octubre al 3 de noviembre de 2019, y fue organizado por el grupo Nuevas Constelaciones de Chile en coordinación con el Instituto Constelaciones Familiares, que dirige Brigitte Champetier en Madrid.
Sobre la entrevistadora:
Milagros Salazar Herrera es periodista de investigación, profesora, emprendedora y coach ontológico integral certificada por la Escuela Asersentido con una especialización en Coaching de Vida otorgada por el Instituto de Investigación para la Práctica Ontológica. Es fundadora y directora de Convoca.pe, portal de periodismo de investigación con sede en Lima (Perú), desde donde lidera el nuevo proyecto sobre desarrollo humano ‘Convive’.
Agradecemos a Milagros Chávez Mauricio, consteladora familiar, quien grabó esta entrevista en vídeo, y a Suzette Tori, consultora en liderazgo, quien aportó con ideas durante la elaboración de las preguntas para este encuentro con Brigitte Champetier. Ambas participaron en el taller de constelaciones familiares que se realizó en Santiago de Chile.