La canadiense PetroTal busca modificar el Estudio de Impacto Ambiental para el Lote 95 en Loreto para perforar 56 nuevos pozos petroleros. Comunidades locales, lideradas por Aidecobap, advierten de graves riesgos ambientales y denuncian  la falta de precisiones técnicas en la propuesta. Sostienen que las operaciones, ubicadas en la Zona de Amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, podrían alterar el frágil equilibrio ecológico de este área sensible. La organización indígena advierte que este proyecto carece de un número adecuado de pozos de reinyección, lo que aumenta el riesgo de fugas que contaminen fuentes de agua, considerando además que se trata de una zona inundable. 

“Aceptar esa modificación del Estudio Impacto Ambiental podría significar quedarnos sin comida”. Con estas palabras James Pérez Pacaya, líder de la Asociación Indígena de Desarrollo y Conservación del Bajo Purunahua (Aidecobap), describe el impacto que tendría la propuesta de PetroTal de perforar 56 nuevos pozos en el Lote 95, una operación que para las comunidades amenaza su seguridad alimentaria y el equilibro ambiental. 

Esta asociación ha observado la propuesta de la canadiense PetroTal para modificar el Estudio de Impacto Ambiental Detallado (MEIA-D) para el Lote 95, una instalación petrolera ubicada en el distrito de Puinahua, en Loreto. Esta modificación plantea la perforación de 56 nuevos pozos petroleros.

Para la organización indígena, el resumen ejecutivo para modificar el Estudio de Impacto Ambiental que PetroTal ha presentado ante SENACE es insuficiente y omite información. 

El Lote 95, epicentro de este debate, se extiende entre los distritos de Puinahua, Capelo, Maquia, Emilio San Martín y Tapiche, situados en la provincia de Requena (Loreto). Parte de su extensión se solapa con la Zona de Amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, un área de humedales reconocida desde 1992 como sitio RAMSAR, lo que la posiciona como un ecosistema de importancia internacional por su biodiversidad y su rol en la regulación climática global. La posible afectación a este frágil entorno es una de las principales preocupaciones de las comunidades locales.

 

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Lote 95, ubicado en la localidad de Bretaña, en Loreto, Perú. Este es operado por la canadiense PetroTal. Foto: Difusión.


En 2024, Petrotal Perú SRL presentó al SENACE la solicitud de modificación de su Estudio de Impacto Ambiental Detallado (MEIA-D) para el desarrollo del Campo Bretaña Norte. Como parte del proceso, se convocó a una audiencia dentro del Plan de Participación Ciudadana, en la que se dieron a conocer los alcances del proyecto. Sin embargo, Aidecobap, que representa a las comunidades indígenas de la zona, expresó su oposición mediante observaciones detalladas al plan de la empresa.

Entre las críticas más relevantes, Aidecobap destaca que la propuesta contempla la perforación de 56 nuevos pozos, distribuidos en tres plataformas: L-2 Oeste, L-2 y L-2 Sur. Aunque el documento indica que la profundidad de los pozos sería de 3,900 metros, no se detalla si esta implementación se realizará de forma progresiva ni se especifican los planes para los pozos de reinyección, claves para mitigar impactos ambientales. 

Los pozos de reinyección se utilizan para almacenar de manera segura el agua salada que se extrae junto con el petróleo, evitando que esta contamine ríos, quebradas, lagunas u otros ecosistemas cercanos. Un mal manejo de los pozos de reinyección puede ocasionar fugas que contaminen las fuentes de agua cercanas. 

Un número suficiente de pozos de inyección, un buen manejo técnico y monitoreos frecuentes son imprescindibles para proteger la zona reservada, más aún teniendo en cuenta que es inundable, como señala a Convoca la bióloga Cristina López, coordinadora de la Oficina descentralizada de DAR, en Loreto,: “Si no se reinyecta [el agua extraída] en una capa que tenga la capacidad para mantener toda el agua de producción, esto se va a filtrar y puede aflorar en una cocha o en una fuente de agua que la gente de Puinahua está consumiendo o que usa para pescar”, declaró para Convoca la especialista.

El proyecto pretende llegar a una producción de 50 mil barriles por día en un futuro. Aidecobap plantea que esa cantidad supone la producción de 600 mil barriles de agua salada diariamente, lo cual, sin las especificaciones adecuadas, podría terminar contaminando el área involucrada. 

Esta preocupación tiene antecedentes en lo ocurrido en Lote 8, operado por Pluspetrol. El río Corrientes no solo sufrió derrames de petróleo, sino que también se habría producido el vertido de agua reinyectada al ambiente, que afloró en pequeñas quebradas que desembocan en el río Corrientes. 

“¿Cuál va a ser la solución al hambre si solamente se centran en el lado de la utilidad y el capital? Los que vivimos ahí nos estamos quedando sin comida, ¿cuál sería la solución? Si en 20 o 30 años más esta operación se va, en caso el petróleo quede obsoleto, ¿qué pasaría?”, se pregunta el apu James Pérez Pacaya.
 

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Parte del Resumen Ejecutivo de la modificatoria del Estudio de Impacto Ambiental Detallado (MEIA-D) en el que se declara la intención de producir 50 mil barriles de petróleo adicionales del Lote 95. 
 
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Parte del Resumen Ejecutivo de la modificatoria del Estudio de Impacto Ambiental Detallado (MEIA-D) en el que se declara la intención de excavar 56 nuevos pozos.
 

 

Programas cuestionables en la modificatoria planteada por PetroTal al Lote 95

En agosto de 2020, tres indígenas kukama murieron y 10 resultaron heridos durante un enfrentamiento con la policía durante una protesta en los alrededores del campamento petrolero de PetroTal, en Bretaña, una comunidad de 3000 habitantes. 

Dos años después, en 2022, la comunidad volvió a manifestarse frente a las instalaciones de la empresa, demandando que el 2,5 % de la producción de petróleo del Lote 95, ubicado en la misma área, fuera destinado al desarrollo local.

A este clima de tensión se le suma la actual problemática de la modificatoria planteada por la canadiense PetroTal.

Aidecobap también ha señalado serias deficiencias en los programas propuestos dentro de la modificatoria del MEIA-D. Uno de ellos es el Programa de Manejo del Recurso Suelo, que, según la organización indígena, carece de procedimientos claros para las etapas de construcción. No se especifica, por ejemplo, dónde se ubicarán los depósitos de materiales tras la remoción de suelos ni el destino de las escombreras y el lodo de perforación, a pesar de que está prevista la perforación de 56 nuevos pozos. 

Estas omisiones generan preocupación por los posibles impactos en los ecosistemas y las condiciones climáticas de la cuenca del Lote 95. Además, no se detalla el manejo del agua de formación, un subproducto de la extracción de petróleo, incluyendo su almacenamiento, reinyección y disposición final.

 

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Parte del Resumen Ejecutivo de la modificatoria del Estudio de Impacto Ambiental Detallado (MEIA-D) donde se resumen los programas del Plan de Manejo Ambiental de PetroTal, sin embargo, estos no se desarrollan a detalle en el Resumen Ejecutivo.


"¿Dónde van a almacenar esa cantidad de tierra que van a sacar?, ¿hacia dónde va a ser su destino final?, ¿qué van a hacer con eso? Son varias interrogantes que no están propiamente dichas en el estudio", refiere James Pérez Pacaya, lider de Aidecobap.

En cuanto al Programa de Manejo del Recurso Aire y Emisiones Gaseosas, Aidecobap considera que su contenido es demasiado general y no establece diferencias entre las etapas de construcción, operación y funcionamiento del proyecto. Tampoco aborda el impacto del ruido que podrían generar las actividades extractivas, un aspecto que las comunidades indígenas consideran relevante para la fauna local y la calidad de vida en la zona.

Por otra parte, el Programa de Manejo de Vegetación también ha sido objeto de críticas. Según Aidecobap, la implementación del proyecto implicará una pérdida significativa de cobertura boscosa. Aunque se menciona que se aplicarán medidas de revegetación a largo plazo, las comunidades están preocupadas por los efectos inmediatos sobre el equilibrio ecológico de la zona afectada. 

James Pérez, lider de Aidecobap, destacó la necesidad de que el Estado haga cumplir las leyes ambientales, recordando que el Lote 95 opera en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya Samiria. "Lo que pedimos es que se cumpla la ley", enfatizó, al cuestionar la falta de pronunciamiento del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) frente a las actividades de PetroTal, pese a los impactos que ya se estarían registrando en el ecosistema.

El líder señaló también la contradicción entre el trato hacia las comunidades y el permisivo enfoque hacia la actividad extractiva. "Cuando pobladores o comuneros de la zona entran a la reserva, a veces sin un permiso, por ahí a buscarse algunos recursos hidrobiológicos para llevar la comida a la casa, a veces les terminan decomisando, en palabras más crudas. Sin embargo frente a esta operación que está causando ya una afectación al medio ambiente, al ecosistema, ahí no opinan nada en contra", lamentó.

Por último, Pérez también hizo un llamado al gobierno para que garantice el cumplimiento de los estándares ambientales, especialmente considerando los riesgos que según la organización indígena amenazan a la reserva. "La Reserva Nacional Pacaya Samiria con su densidad de bosques, más o menos 2 millones 80 mil hectáreas ha sido considerada como el pulmón del mundo, donde se purifica el oxígeno que que contaminan las grandes fábricas y ahorita no están tomando en cuenta si es o no es importante esa reserva", concluyó.

Convoca intentó obtener la versión de PetroTal sobre estas observaciones pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta nota.