El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) publica un artículo sobre el Observatorio Transfronterizo de la Corrupción, creado por Convoca.pe como una herramienta digital para periodistas, académicos y funcionarios que investigan casos de corrupción. Con una base de datos interactiva, el Observatorio permite analizar al menos una docena de casos de corrupción en América Latina. A continuación reproducimos la entrevista a Gabriela Flores, periodista de investigación y a Milagros Salazar, directora de Convoca.pe y miembro de ICIJ. Este artículo ha sido realizado por la periodista Brenda Medina, de ICIJ. 

Desde cubrir esquemas de soborno hasta el uso indebido de fondos públicos , el periodismo de investigación en América Latina a menudo implica incursiones profundas en la corrupción.


Ahora, una nueva plataforma encabezada por Milagros Salazar, miembro del ICIJ, tiene como objetivo ayudar a periodistas, académicos y funcionarios públicos a conectar los puntos de los casos de corrupción a través de las fronteras. Salazar, directora del centro de periodismo de investigación con sede en Perú y socio de medios del ICIJ, Convoca, lanzó el Observatorio Transfronterizo de la Corrupción en diciembre.


El proyecto anticorrupción, que se estuvo preparando durante meses, incluye una base de datos que permite a los usuarios buscar investigaciones recientes de Convoca y más de una docena de medios asociados, lo que les permite analizar por país y área temática.

Salazar inauguró el Observatorio con una serie de talleres virtuales en los que periodistas de investigación, fiscales, abogados, expertos en derechos humanos y líderes cívicos compartieron herramientas, ideas y desafíos para investigar la corrupción.

Para dirigir los talleres, Salazar eligió a Gabriela Flores, periodista especializada en investigaciones sobre captura del Estado, violaciones de derechos humanos e impacto de la corrupción en los derechos de los ciudadanos. Juntas, dirigieron tres paneles: uno sobre patrones y métodos de corrupción; uno sobre la intersección de la corrupción, el crimen organizado y el lavado de dinero; y un tercero sobre los marcos legales que posibilitan la corrupción.


“Desde el principio, quisimos crear un espacio donde autoridades, expertos de la sociedad civil y periodistas pudiéramos intercambiar perspectivas de una manera más dinámica y fluida”, dijo Flores.


ICIJ habló con Milagros Salazar y Gabriela Flores para conocer sobre la nueva plataforma, sus paneles y lo que el proyecto puede significar para combatir la corrupción en el futuro.


La siguiente entrevista ha sido traducida del español y editada para mayor brevedad y claridad.

 

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Milagros Salazar, directora de Convoca, y Gabriela Flores, periodista de investigación.
 

 

¿Qué le inspiró a crear una base de datos de búsqueda para este proyecto?

Milagros: Tuvimos una iniciativa similar con Investiga Lava Jato . Investiga Lava Jato fue un proyecto transfronterizo que iniciamos en Convoca en 2016. Es un sitio web donde reunimos toda la información relacionada con el caso [un esquema de dinero por contratos orquestado por el gigante brasileño de la construcción Odebrecht en países de América Latina y África que se denominó Operación Lava Jato]. Más tarde, decidimos organizar esos datos en un sistema de búsqueda filtrado por tipo de pago, proyecto, empresa o país. Vimos que usar palabras clave y categorizar por país y tema funcionaba bien. Decidimos tomar lo que funcionó allí y aplicarlo aquí. Este es el resultado de un largo proceso que comenzó con pequeñas semillas y creció orgánicamente.


Al reunir toda esta información, ¿ qué patrones surgieron que llamaron su atención?


Milagros: Lo primero que notamos al organizar los informes fue la claridad con la que se podían agrupar los temas. Los grupos de trabajo que formamos no fueron aleatorios, sino que reflejaron patrones recurrentes que encontramos en las investigaciones. Fue una especie de reflexión: tenemos todo esto documentado, ¿ Qué vemos ahora? ¿Cómo lo agrupamos?


¿Cómo convencieron a las autoridades para que participaran en los talleres? ¿Se había hecho esto antes?


Gabriela: Presentamos la convocatoria como un espacio de diálogo. Queríamos reunir la experiencia de los fiscales y de las autoridades para identificar patrones y proponer mejoras. Fuimos cuidadosos en seleccionar autoridades con una sólida trayectoria en la lucha contra la corrupción.


Milagros: La verdad es que no he visto esto antes. Normalmente, los fiscales o los abogados reaccionan a la presión de los medios, como cuando se investiga a un presidente o a un político, pero rara vez tienen la oportunidad de reflexionar sobre patrones, modus operandi o cooperaciones internacionales que podrían establecer.
En el caso Lava Jato en Perú , la cooperación internacional funcionó bien porque los fiscales brasileños y peruanos establecieron una relación informal que aceleró los procesos. Pero esa no es la norma; a menudo faltan voluntad política y mecanismos claros de cooperación.


¿Qué comentarios recibieron y qué lecciones aprendieron como periodistas?


Gabriela: Las autoridades se sintieron cómodas, lo que les permitió compartir libremente sus experiencias y escuchar con más apertura. Esto les ayudó a darse cuenta de que no están luchando solos contra la corrupción, que los patrones que investigan se repiten en otros países y que se pueden construir redes.
El intercambio también fue enriquecedor para nosotros. Nos hizo repensar nuestros enfoques. Por ejemplo, cambió la forma en que percibimos la corrupción. Antes, la veíamos como un intercambio ilícito de dinero, pero aquí aprendimos a verla como un fenómeno más amplio, en el que actores legales e ilegales a menudo trabajan juntos sin intercambios monetarios directos.


Milagros: Sí, un punto importante es el intercambio de favores. Muchas veces pensamos en la corrupción como un soborno monetario, pero también puede manifestarse como la contratación de un familiar o beneficios indirectos. La corrupción no siempre se hace visible en pagos offshore, puede estar en pequeños gestos que consolidan redes de impunidad.

¿Qué historias o grupos de historias encontraste que te hicieron decir: “Este debería ser un tema de mesa redonda”?

Milagros: Por ejemplo, [para el panel sobre los marcos legales que facilitan la corrupción], hay un caso muy conocido en Perú: el caso del Metro de Lima. Odebrecht pagó sobornos relacionados con la construcción de ciertos tramos del Metro. Una historia típica sería: “Odebrecht pagó sobornos, aquí está el monto, y estas personas los recibieron”. Esa es la parte fáctica.


Sin embargo, descubrimos que el expresidente Alan García había firmado decretos de emergencia para saltarse el sistema de contrataciones del Estado, lo que permitió aprobar aumentos injustificados del presupuesto de la obra. [Toda la historia salió a la luz] años después, cuando el hombre de confianza de Alan García confesó que esos decretos fueron aprobados tras reuniones en Palacio de Gobierno, donde Odebrecht los solicitó.


Estas aprobaciones no son ilegales en sí mismas, y ese es el problema. Los corruptos siempre dicen: “Esto no es ilegal”. Crear una empresa offshore no es ilegal, pero como periodistas, nuestro trabajo no es investigar la ilegalidad, eso es tarea del fiscal. Investigamos hechos de interés público y los presentamos de manera veraz.


El periodismo debe estar alerta a qué regulaciones están diseñadas para facilitar la corrupción o garantizar la impunidad. También es importante investigar los vacíos legales que permiten a los corruptos afirmar que “todo vale”.
 


Idealmente, ¿Cómo espera que la gente utilice este material y cuál es su sueño para el futuro de este proyecto?

Milagros: Para mí el Observatorio debe ser un espacio de reflexión, un espacio de conversación y un espacio de acceso a metodologías de trabajo. Mi sueño es colaborar con otros medios y organizaciones para incluir herramientas que permitan rastrear información, como la relacionada con cuentas offshore o patrones de corrupción. He notado que estas herramientas también ayudan a los fiscales.


Por ejemplo, en Curitiba, [Brasil], un fiscal anticorrupción me dijo que habían recibido capacitación en sistemas de bases de datos. Cuando pregunté cuáles utilizaban, mencionaron algunos que conocían los periodistas, pero también muchos de los que yo no había oído hablar. Estoy casi seguro de que los fiscales peruanos no conocen plataformas como Aleph de OCCRP . Open Corporates es más utilizada, pero ahora está más restringida. La base de datos Offshore Leaks [de ICIJ] es ampliamente conocida, probablemente debido a los Papeles de Panamá.


En Sudamérica podríamos ayudar a difundir el uso de estas herramientas, aprender y tender puentes con otras disciplinas. ¿Cómo podemos convertirnos en estudiosos permanentes de este tema, comprometidos con la ciudadanía?

Más allá de los periodistas y las autoridades, ¿Cómo cree que esto puede beneficiar a las audiencias?


Gabriela: No sólo es útil para los periodistas, sino también para cualquier ciudadano interesado en entender la magnitud de la corrupción y cómo afecta directamente nuestras vidas. Además, ayuda a reducir la alta tolerancia hacia la corrupción que, lamentablemente, existe en nuestros países. El sueño detrás de esta iniciativa es que se convierta en una herramienta para fortalecer la acción ciudadana y contribuir a mejores políticas públicas, tanto nacionales como transnacionales, que verdaderamente aborden la corrupción.


¿Concibe el Observatorio como un modelo que colegas de otros consorcios, países o regiones podrían replicar o recrear? ¿O cree que eventualmente historias que no se produzcan con Convoca podrían incluirse en el Observatorio?


Milagros: Ambas cosas son posibles. En proyectos colaborativos, transfronterizos, a veces se lidera y otras se acompaña. Creo que el Observatorio puede trabajar en ese sentido. Queremos invitar a otros medios a que aporten su trabajo y, desde aquí, desde Sudamérica, ayudar a un trabajo más global. Por eso lo veo como un espacio de intercambio y colaboración. Cuando iniciamos las sesiones de trabajo, enviamos un paquete de investigaciones para generar conversación. Pero también les dijimos [a los participantes]: “No se limiten a estos reportajes”.