Foto: Andina - Jack Román
Madre símbolo de los familiares de desaparecidos en el Perú será enterrada mañana en Ayacucho durante el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
“Mamá Angélica” inicia mañana su última travesía. Precisamente en el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, Angélica Mendoza de Ascarza será enterrada en el cementerio de Huamanga, en Ayacucho, a las 3 de la tarde.
La madre de Arquímedes Ascarza, cuya búsqueda se inició en 1983 tras su desaparición en el cuartel Los Cabitos, falleció ayer a los 88 años. Ella representa una lucha de más de 30 años que empezó con un grupo de mujeres en Ayacucho y que se extendió a todo el país, con el fin de encontrar a sus hijos y otros familiares desaparecidos durante la época de violencia que golpeó al Perú desde 1980.
La cruzada de Mamá Angélica se inicia el 2 de julio de 1983 cuando un grupo de militares ingresó a su vivienda llevándose a su hijo Arquímedes. "Lo arrancaron de mis brazos, con insultos, con golpes. Me dijeron: para aclarar no más lo estamos llevando; mañana vas a venir al cuartel", relató en su momento. No supo nada de su hijo hasta que recibió una nota en el que él señalaba que se encontraba en el cuartel Los Cabitos.
La búsqueda no fue fácil, Ayacucho ya era una zona de emergencia. Sin embargo, con una cruz en mano y la frase “No matar”, Angélica salió a las calles a buscar a su hijo y a ella se le unieron otras voces que también reclamaban a sus familiares desaparecidos.
“Mamá Angélica lideró al movimiento de mujeres que salieron venciendo el miedo y el temor a buscar a sus hijos, tiempos en lo que se vivía la violencia y no había garantía de ningún tipo”, refiere Carola Falconí, directora de la Comisión de Derechos Humanos (Comisedh), en diálogo con Convoca.pe.
Las voces se unieron formando la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecido del Perú (Anfasep), fundada por la Mamá Angélica. La organización tomó importancia en el país y, ya en 1987, junto con otras organizaciones de derechos humanos hicieron una gran caminata en Lima, desde Villa El Salvador hasta el Poder Judicial para que en la capital peruana se conociera de toda la violencia padecida en Ayacucho.
Ese tipo de acciones fueron características de Mamá Angélica. Incluso, la Comisión de la Verdad (CVR) reconoció el trabajo de Anfasep en su informe final.
Hace 11 días, luego de más de 12 años de proceso judicial, el Colegiado “B” de la Sala Penal Nacional emitió su sentencia contra los militares acusados de tortura, desaparición forzada y ejecución extrajudicial de 53 personas en Ayacucho, en 1983. Entre las víctimas confirmadas por la resolución condenatoria estaba Arquímedes Ascarza.
La directora de Comisedh cuenta que Mamá Angélica “sintió que la justicia no era justicia”, y es comprensible si se tiene en cuenta que algunos de los militares implicados en el caso estaban no habidos o fuera del país y que los que tenían mayor rango habían sido declarados con demencia senil.
Hoy en la capital ayacuchana, en su funeral, le cantan: “Mamita nos estás abandonando, a quién vamos a seguir ahora”, despidiendo a la líder que luchó por el respeto y el reconocimiento de los derechos de las familias afectadas por la violencia.