La propagación de información falsa ha generado que seis comunidades nativas solo en Madre de Dios hayan decidido no participar en el proceso de vacunación contra el covid-19. Sin embargo, desde las propias organizaciones amazónicas han surgido iniciativas para contrarrestar esta desconfianza, apoyadas con recursos limitados de los gobiernos regionales y la sociedad civil. Las Diresas informan que siguen sin recibir un presupuesto exclusivo desde el gobierno central para trabajar campañas de sensibilización.

La desinformación llegó a la Amazonía antes que la vacunación contra el nuevo coronavirus. Así lo expresa Luis Tayori, líder de la etnia amazónica harakbut, de Madre de Dios, que ha sido uno de los primeros vacunados en su comunidad nativa de Puerto Luz y hoy combate a los malinformantes. La propagación de información falsa ha calado entre los pueblos indígenas y la situación pone en riesgo la vida de miles de personas de lugares remotos de la selva, donde los servicios de salud ya eran muy deficientes desde antes de la pandemia del covid-19.

A la fecha, según datos oficiales, ya se han contabilizado 22 190 casos positivos de esta enfermedad entre la población indígena amazónica. Y en Madre de Dios, los mensajes de rechazo contra la vacuna han afectado principalmente a los nativos de las comunidades religiosas adventistas y bautistas.

“Las iglesias adventistas les dicen a sus fieles que al aplicarles la vacuna les van a poner la marca del diablo”, cuenta Tayori, quien también lamenta otras informaciones falsas promovidas por los mismos sectores, como que la vacunación deja estériles a las mujeres o que instalará un chip en cada organismo.

Por ello, Tayori cuestiona que las campañas de comunicación del gobierno nacional se hayan impulsado sin contar con la participación de las organizaciones indígenas, algo que las hubiese hecho más efectivas para contrarrestar la ola de desinformación.

 

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Líderes indígenas denuncian que iglesias evangélicas y adventistas propagan información falsa entre las comunidades y obstruyen el proceso de vacunación. Foto: Facebook - Feconamach.

 

Alfredo García, que es parte del Comando Covid Indígena de Madre de Dios -una instancia de coordinación entre los niveles de gobierno y las comunidades nativas-, también observa que entre las comunidades evangélicas hay mucha obstrucción al proceso de inmunización.

Además, la información malintencionada también se propaga rápidamente a través de las redes sociales. A estas alturas de la pandemia, se hace necesario un cambio en la estrategia para sensibilizar e informar sobre los beneficios y la efectividad de recibir las dos dosis de la vacuna. De lo contrario, según García, algunos miembros de las comunidades nativas seguirán rechazando a las brigadas de vacunación, que tendrán que regresar en otro momento y se generaría un doble gasto.

Consultado por Convoca.pe, el epidemiólogo Antonio Quispe, asesor del Ministerio de Salud (Minsa), indica que ya se han mapeado cuáles son las sectas religiosas entre las que se difunde la malinformación de los llamados antivacunas.

“Hay que trabajar con líderes religiosos activamente”, señala Quispe. Sin embargo, comenta que la estrategia comunicativa no se puede aplicar líder por líder. La campaña del gobierno se ha venido dando masivamente por prensa, radio y televisión, anota. “Así hemos podido vencer esa resistencia”, asegura el epidemiólogo del Minsa.

El Ministerio de Cultura ha informado que viene difundiendo mensajes en lenguas orginarias a través de 70 emisoras radiales y que ha enviado más de 200 mil llamadas "pregrabadas" y mensajes de texto a estas comunidades.

La realidad, sin embargo, es que en Madre de Dios aún existen al menos seis comunidades nativas que han enviado una carta al Comando Covid Indígena expresando que no quieren recibir la vacuna.

Gustavo Andía, coordinador de pueblos indígenas de la Dirección Regional de Salud (Diresa) de Madre de Dios, confirma que estas son las comunidades de Shipetiari, Shintuya, Tayakome, Matsigenka, Isla de los Valles y Puerto Azul.

 

Vacunación FENAMAD

La Fenamad y otras organizaciones indígenas han tomado la iniciativa para combatir también el virus de la desinformación. Foto: Facebook - Fenamad.

 

Entrando al bosque

Hasta el momento, el gobierno nacional no ha designado ningún presupuesto adicional a esta necesidad de comunicación intercultural. Los esfuerzos por lograr reducir el rechazo de la vacuna a ras de campo han surgido del trabajo voluntario de líderes índigenas como Tayori o el apu shipibo Julio Cusirichi, quien también es presidente de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad).

Junto con la Diresa del gobierno regional, han diseñado campañas de sensibilización con cada jefe comunal en las comunidades de Madre de Dios que rechazan el proceso de inmunización.

“Por ejemplo, el pueblo Machiguenga, del Parque Nacional del Manu, le dijo 'no' a la vacuna y 'no' al ingreso de autoridades”, recuerda Julio Cusurichi. "Ahora, ya estamos trabajando para el ingreso de las brigadas [de vacunación] a la comunidad", añade.

Este es uno de los resultados positivos de la campaña, llevada a través de actividades presenciales, virtuales y conferencias telefónicas. También se han venido utilizando materiales audiovisuales, como proyecciones, y materiales físicos, como afiches.

“Ya tenemos más del 50% de comunidades nativas con la primera dosis de vacuna. Ninguna persona ha tenido reacción adversa y tampoco ha fallecido por la vacuna”, señala Gustavo Andía, corroborando lo que ya demostró la ciencia en numerosas publicaciones, pero que en este contexto de desinformación es necesario repetir.

Andía asegura que de 36 comunidades nativas en Madre de Dios, ya se han intervenido 23. Esta ha sido una iniciativa del equipo técnico de la Fenamad, en colaboración con la Diresa de Madre de Dios, que desembolsó recursos destinados a actividades de prevención y control del covid-19.

 

Recursos limitados

"En Ucayali, el 70% de los pueblos indígenas no aceptaba la vacuna", comenta por su parte Berlín Diques, presidente de la Organización Regional Aidesep de Ucayali (Orau), otra región amazónica muy afectada por la desinformación y el coronavirus. Junto con la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio) y un equipo de monitoreo, han identificado las tres principales razones que mencionaban los nativos ucayalinos para no vacunarse: ausencia de información oficial, el miedo generalizado y no querer morir.

Diques recalca que muchos profesionales malinformaron y que las comunidades con mayor acceso a internet fueron afectadas por los mensajes virales que sostenían falsedades como que la vacuna era un experimento para inyectar genes y que podía causar infertilidad.

 

tayori vacunación

 

Luis Tayori, en la foto, fue uno de los primeros en vacunarse contra el covid-19 para inspirar confianza en su comunidad. Foto: ECA Amarakaeri.

Hasta ahora, la Diresa de Ucayali, con los líderes de las organizaciones indígenas, han recibido el apoyo de la Cruz Roja y de Prisma ONG. Pero Diques también trabaja en conjunto con otras tres federaciones indígenas que colaboran para que el proceso de vacunación siga en pie y se contragolpee la desinformación. Sus colaboradores no son remunerados, por lo que solicitan al gobierno central un presupuesto para poder sostener esta campaña.

El Minsa aún no respondido a esta necesidad.

Nelly Aedo, jefa del Programa de Pueblos Indígenas de Defensoría del Pueblo, comenta a Convoca.pe que esta institución ya ha reportado al Minsa la urgencia de desplegar estrategias de sensibilización y de la implementación de un presupuesto.

Según la última actualización del Ministerio de Salud, solo se registran 41 924 indígenas amazónicos que se han aplicado al menos una dosis de la vacuna contra el covid-19. De estos, 23 505 ya cuentan con las dos dosis. Aedo sostiene que la meta de vacunación planteada es llegar a 368 908 indígenas amazonicos.

En las comunidades nativas de las zonas altoandinas del país como Cajamarca, Cusco y Ayacucho, también hace falta mucha información del proceso de inoculación en lenguas originarias. Se está solicitando coordinación con las organizaciones representativas, líderes comunales y promotores de salud para lograr un verdadero alcance, puntualiza Aedo.