En agosto del 2019, un equipo de Convoca.pe, integrado por la periodista Jackeline Cárdenas y el desarrollador web Elvis Rivera, llegó hasta la comunidad awajún de Nazareth luego de 7 horas de viaje. Primero, un vuelo los trasladó de Lima a Jaén, en Cajamarca, luego un taxi los llevó de Jaén a Bagua, un colectivo los condujo de Bagua a Chiriaco y, finalmente, una mototaxi puso sus pies en Nazareth, ubicada en las profundidades de la región Amazonas.

Nuestro centro de operaciones fue Chiriaco, la ciudad más cercana a Nazareth. Allí podíamos recargar las baterías de nuestros equipos y descansar. En Chiriaco hay buena señal de Internet, restaurantes y la agencia de un banco.

Como parte de la serie investigativa “Expediente tóxico”, combinamos la reportería clásica, estar en el lugar de los hechos conversando con la gente, con la visión de un desarrollador equipado para tomar fotos y videos en 360 grados. Esta idea nació como parte de la búsqueda de formatos que permitan al lector una experiencia audiovisual inmersiva. Pretendemos acercar un lugar tan alejado como Nazareth a cualquier persona con conexión a Internet. Además, buscamos echar luces sobre un tema poco investigado: el impacto de los hidrocarburos en la salud y en la vida de pobladores expuestos a ellos. Es una contaminación que parece invisible, pero que genera cambios drásticos y hasta irreversibles que las autoridades han preferido no ver

Como el periodismo busca reflejar los hechos y está obligado a demostrar en forma rigurosa aquello que afirma, para la elaboración de este reportaje sobre Nazareth y otras historias de la serie investigativa “Expediente tóxico”, construimos una metodología desde la reportería y la ciencia, con la ayuda de médicos toxicólogos e ingenieros ambientales.

 

NAZARETH
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¿Por qué Nazareth? En 2019, gracias al trabajo de varias organizaciones civiles, los líderes de algunas comunidades nativas de zonas mineras e industriales se unieron para crear una plataforma de personas afectadas por metales pesados y otras sustancias químicas. Son hombres y mujeres de diferentes regiones del Perú que se organizaron para hacerle un pedido al Estado: atención especializada para sus hijos, hermanos, padres y vecinos que viven en un entorno contaminado por la actividades industriales, mineras y de hidrocarburos. Nazareth es una de estas comunidades afectadas y olvidadas de la Amazonía, marcada por un desastre ambiental ocurrido en 2016, que concitó interés internacional, y que hoy es víctima de la pandemia.

Con dos laptops, una cámara fotográfica, una cámara 360 y un trípode, nos embarcamos en una ruta desconocida que pudimos planificar y proyectar con el apoyo de los propios habitantes de Nazareth, como Eliseo Mashigkash, el viceapu, y Edinson Taijin, un joven que nos ayudó a ubicarnos en la comunidad y nos llevó a las casas de las personas que participaron en el recojo del petróleo que se derramó en 2016. Edinson fue clave para este reportaje: nos ayudó a traducir del awajún al español. Muchos fueron entrevistados en su propia lengua. 

De vuelta en Lima, hubo que procesar grandes cantidades de testimonios y material gráfico. El periodismo ofrece sólo lo mejor y aquello que ha podido verificar, profundizar y comprender. Meses después, tuvimos que hacer varias llamadas telefónicas para conocer cómo el nuevo coronavirus estaba afectando a la comunidad. Nos enteramos que estaban tomando ivermectina veterinaria ante la falta de medicamentos y de orientación sanitaria. Hubo que armar el rompecabezas de esta historia, un proceso que estuvo a cargo del periodista Ghiovani Hinojosa, mientras que la coordinación general del proyecto, desde la concepción de la idea hasta la planificación de la investigación, estuvo en manos de la periodista Milagros Salazar Herrera. El hilo conductor fue el olvido que ha sufrido Nazareth. Primero cuando el petróleo llegó a su río y luego cuando un virus tocó su puerta.