Esta semana se cumplió un mes de las multitudinarias protestas sociales en Chile contra del gobierno de Sebastián Piñera y en busca de una nueva constitución. Lo que inició como reclamos de estudiantes por el alza de 30 pesos (0,04 centavos de dolar) en el pasaje del Metro de Santiago ha terminado convirtiéndose en uno de los movimientos reivindicativos más grandes de la historia de ese país y de América Latina que, pese a no tener liderazgos claros, se sostiene ante las medidas de excepción dictadas por el Ejecutivo chileno. 

¿Cómo se puede explicar que algunas de las convocatorias hayan reunido a más de un millón de personas a las calles? ¿Por qué en el país "ejemplo económico" para el resto de la región se está desmoronando el modelo económico neoliberal? ¿Cómo se explica que en democracia las fuerzas de seguridad del Estado actúen como si estuvieran en una guerra? Convoca.pe dialogó con el cientista social chileno Carlos Durán, investigador de la Universidad Católica Silva Henríquez de Santiago de Chile, quien analiza las causas y consecuencias de las protestas, el comportamiento represivo de las fuerzas policiales y militares y el surgimiento de los nuevos actores sociales que se verán en la próxima Asamblea Constituyente del 2020.

A casi un mes de las masivas movilizaciones a nivel nacional, ¿Cómo entender la explosión de malestar en un país como Chile, que muestra cifras macroeconómicas ejemplares? 

Lo que ocurre es que este modelo es en lo social-económico muy exitoso pero a condición de generar cierta relación de la sociedad con ese modelo que está basada en la inseguridad, en la flexibilidad y en la ausencia de mecanismos de protección social que otorguen a las personas determinadas seguridades básicas en el ámbito de la educación, salud y el acceso a la vivienda. Creo que ese conjunto de malestares son los que terminaron por estallar en las manifestaciones.     
    
Lo que se expresó en las manifestaciones que llevan más de un mes, justamente es una objeción a las bases de un sistema supuestamente exitoso. Lo más curioso es que no hay una demanda en particular que sea la que aglutina estas manifestaciones, sino que es un conjunto de demandas. 

 

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El cientista político chileno Carlos Durán conversó con Convoca.pe sobre los más de 30 días de manifestaciones y sus consecuencias para el futuro político y económico de su país. Foto: BBC/C. Durán

 

¿Por qué las protestas más contundentes se presentaron en el gobierno de Sebastián Piñera y no tanto así durante el gobierno de Michelle Bachelet?

Nadie logró anticipar el impacto y la magnitud de estas manifestaciones. Tengo la impresión que lo que pasó en el gobierno de Piñera fue una tormenta perfecta. Piñera representa la figura y la representación misma del modelo económico: una persona exitosa y ligada a labores empresariales, una persona especuladora, y que se hace rodear de otros empresarios poderosos, creo que con esa representación sumada a un mal manejo político determinaron la magnitud de las protestas. 

En el 2006 a la expresidenta Bachelet le tocó vivir una situación de protestas por la implementación del sistema de transporte ‘Transantiago’, pero que supo manejar con cierta muñeca política, pero el gobierno de Piñera hace buen tiempo que tiene poca capacidad política para comprender lo que está pasando. 

Las protestas estallan por una ligera subida del precio de los pasajes del Metro (transporte subterráneo) en hora punta y el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, llama a los chilenos a levantarse más temprano para evitar la hora punta, lo que que la gente toma como provocación el hecho de que los llame prácticamente flojos. También el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ante los datos de inflación de octubre anunció que entre las cosas que bajaron de precio están las flores y llamó a los chilenos a comprar más flores porque estaba barato. Esas cosas que son casi anecdóticas, en un ambiente de creciente malestar, fueron como los ingredientes finales para la crispación de esta protesta social. 

¿Quiere decir que la gota que derramó el vaso se debió a la mala comunicación de algunos voceros del gobierno?

También están las razones de incapacidad política de una élite política y empresarial que está fuertemente separada de las angustias de los chilenos.

A causa del Estado de Excepción decretado para el país por el presidente Piñera se han visibilizado en redes sociales redadas de militares y policías que sacaban de sus casas a ciudadano con fines de detención. ¿Estas prácticas de las fuerzas de seguridad ha quedado como un rezago de la dictadura de Pinochet? 

Podría decir que en general la policía chilena, los Carabineros, son una institución muy militarizada, con un potencial represivo muy fuerte y eso sin lugar a duda es una herencia de la dictadura. En la democracia se había avanzado en ir sometiendo la capacidad de acción de la policía al poder civil, estableciendo protocolos para avanzar a una policía moderna que tuviera una mejor relación con la ciudadanía.

 

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Piñera monitoreó junto al alto mando militar las intervenciones de las fuerzas de seguridad del Estado.  Foto: El Mostrador

 

Hay un paréntesis que tiene que ver con el trato que ha tenido la policía de Chile especialmente en el conflicto mapuche, en el conflicto que se da con los pueblos originarios al sur del país, que ha tenido un componente represivo muy fuerte. 

Sin embargo, pese a la gravedad del comportamiento contra el pueblo mapuche y en general con el comportamiento poco civilizado de los efectivos policiales con los sectores populares, lo que ha pasado a partir del estado de emergencia que fue dictado el 18 de octubre alcanzó una dimensión cualitativamente distinta de lo que hemos visto en los últimos 30 años. El nivel de represión y de violación a derechos humanos,que incluyen tortura y al menos seis asesinatos cometidos por fuerzas del Estado, está siendo ya investigado por organismos internacionales. 

Un dato no menor es que hay al menos 200 personas con heridas en los ojos por balines y hay varios manifestantes que se han quedado ciegos y al menos 100 que han perdido la visión en un ojo. Eso es a partir del uso de balines como elemento disuasivo pero sin seguir los protocolos. La suma y resta, la policía chilena tiene una tradición, digámoslo así, represiva, por rezagos que vienen de la dictadura y eso es una constante. Eso va a tener consecuencia porque la ciudadanía está mirando a la policía como un adversario más que como parte de la sociedad. 

 

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Cifras del Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile (INDH) señalan que hay más de 400 lesionados por disparos de balines. Foto: AP

 

La policía chilena tiene una tradición, digámoslo así, represiva, por rezagos que vienen de la dictadura y eso es una constante. Eso va a tener consecuencia porque la ciudadanía está mirando a la policía como un adversario más que como parte de la sociedad.

En las manifestaciones se ha visto cómo las expresiones de violencia y represión son bastante duras e incluso se han denunciado violaciones a derechos humanos contra mujeres y niños, ¿cuál es la relación de la ciudadanía y las fuerzas armadas y policiales en su país? ¿Existen casos donde se haya llevado a juicio a los militares por este tipo de denuncias?  

Los últimos excomandantes y jefes del Ejército y los exdirectores generales de Carabineros están procesados, uno de ellos por violaciones a derechos humanos y otros vinculados a malversación de fondos. Durante los últimos años se han descubierto delitos de fraude en ambas instituciones. Esa crisis institucional ya se venía dando y es un ingrediente más de este estallido social porque las fuerzas del orden han perdido mucho respeto por parte de la ciudadanía. 

Podría decir con total seguridad que estas violaciones de derechos humanos van a tener consecuencias porque la sociedad chilena ha ido adquiriendo una sensibilidad muy fuerte respecto a los temas de derechos humanos y existen instituciones públicas y privadas que siguen muy de cerca estos temas. Tengo la impresión que la acción de la justicia va a funcionar para los casos del accionar represivo porque la sociedad chilena es muy activa en buscar la justicia en estos casos.

 

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Carlos Durán señala que los Carabineros han perdido el respeto de la ciudadanía por los hechos de corrupción institucional y violaciones a los derechos humanos. Foto: Reuters

 

Muchos piensan que jóvenes actúan en la democracia y la política en cuestiones puntuales y focalizadas, como el medio ambiente o el feminismo. ¿Cómo interpreta la movilización masiva generada desde el sector estudiantil y juvenil en Chile? 

Los jóvenes han sido un factor muy importante en el actual proceso, pero esto viene de antes. En el 2011 se generó una explosión del movimiento estudiantil muy fuerte, pero también en movilizaciones de estudiantes del 2006 y 2001.  Los jóvenes que son un sector importante pero su vinculación con la política institucional es muy pobre. El principal error de las élites chilenas era pensar que los jóvenes no participaban en la política institucional porque eran despolitizados. En general, los jóvenes y la sociedad chilena han tenido un proceso de politización creciente, pero al margen de la política institucional. Las élites políticas no fueron capaces de representar los malestares que tienen los jóvenes. 

El principal error de las élites chilenas era pensar que los jóvenes no participaban en la política institucional porque eran despolitizados.

¿Cree que Chile se encuentra en circunstancias de cambiar la Constitución? ¿Esta sería una salida a las exigencias? 

Diría que sin lugar a dudas que Chile está viviendo un proceso constituyente. Junto a la protesta y la movilización se está desarrollando procesos que aquí llamamos "cabildos ciudadanos" que son reuniones autoconvocadas por ciudadanos que se juntan en sus barrios, trabajos o universidades que se juntan a pensar en el Chile que quieren. Son reuniones autoconvocadas que no tienen, por ahora, ningún sentido institucional. 

Respecto a resolver la exigencias, diría que se debe pensar cómo este proceso constituyente se institucionaliza a través de una Asamblea Constituyente donde se vinculen las demandas del mundo social y de los jóvenes que participan activamente, para construir un nuevo pacto social en una nueva Constitución. A mi juicio este proceso sería una manera muy adecuada de encarar una movilización social que no plantea una, dos o tres demandas, sino que está planteando repensar nuestro modelo económico social.

 

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Las protestas en Chile tienen como principal demanda el cambio de la Constitución. Foto: BBC

 

En estas movilizaciones no se ven hasta ahora caras reconocibles de liderazgo, ¿pueden ser estos Cabildos la forma en que estos liderazgos surjan y se encuentren en una eventual Asamblea Constituyente? 

Diría que así va a ser. Los liderazgos que están dirigiendo las movilizaciones, que tú muy bien dices, no tienen las caras visibles de antes, son liderazgos muy diversos, muy heterogéneos que tienen que ver con organizaciones sociales pero ninguna de ellas demasiado robustas. Algunos liderazgos políticos que tienen algún nivel de presencia están sumándose a un proceso social que los trasciende ampliamente. Y la tercera fuente de liderazgo, tienes mucha razón, viene del mundo de los Cabildos. Ahí hay que tener mucho ojo con los gobiernos locales donde los alcaldes, que tienen presencia muy activa, pueden jugar un rol muy importante y es posible suponer que de ese mundo dirigencial a nivel local puedan surgir los liderazgos en una eventual Asamblea constituyente. 

En el contexto latinoamericano de alta confrontación geopolítica, ¿en qué medida cree que afectará lo ocurrido en Chile en otros gobiernos que tienen como referente el modelo económico de este país? 

Me da la impresión que Chile, de cierta manera, ha sido un espejo de la sociedad latinoamericana por el "éxito" de implementación en dictadura del modelo económico implementado, con éxitos que lamentablemente son para algunos y no para otros. Pero en la suma y resta de los indicadores macroeconómicos adecuados con estabilidad general, ese espejo se está rompiendo porque la sociedad chilena está afectada por los males sociales de América Latina y el mito neoliberal se destruyó en Chile. Por eso creo que el impacto en la sociedad latinoamericana es que el espejo donde las élites de muchos países se miraban hoy empieza a romperse.

 

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Los cabildos ciudadanos por una nueva Constitución se realizan de forma paralela a las manifestaciones. Foto: BioBio.

 

En algunos países las élites están buscando modificaciones constitucionales como paliativos ante las demandas sociales, ¿por qué estas modificaciones no se podrían adaptar a la Constitución chilena?

Esta idea del cambio de la Constitución  tiene que ver entre otras cosas con el hecho de que el neoliberalismo no es un modelo económico por el que determinado gobierno toma partido. El modelo neoliberal está en la Constitución y por ello está fuera de la disputa política. Es un amarre del texto constitucional que no permite, por ejemplo, que los chilenos no puedan pensar en una nueva forma de administrar sus pensiones. Esa es la relevancia del cambio constitucional en Chile que tiene que ver con devolverle a la política y la democracia la capacidad de decidir sobre el futuro. 

¿Cómo las élites chilenas van a intentar no cambiar lo sustancial de la Constitución chilena? 

Este conflicto partió porque el gobierno, el establishment, quedó muy sorprendido con lo que estaba viendo. El alza del pasaje de 30 pesos, que para cualquier tecnócrata es un alza moderada que cualquiera podría entender, no era el único problema sino la suma de malestares de la ciudadanía. Por eso pese a que el gobierno retrocedió en el alza, los manifestantes empezaron a pedir más y más. El gobierno ha llegado a ofrecer un proceso para crear una nueva Constitución. Es decir, hasta Piñera y las élites empresariales entienden que deben incorporarse en un proceso de elaboración de la nueva Constitución. ¿Dónde está el límite? El límite está en quién elabora ese proceso. 

Los representantes del oficialismo y la oposición ya lograron un acuerdo para que en abril de 2020 el país decida si desea una 'Convención Constituyente' - porque la derecha rechaza denominarla 'Asamblea Constituyente'- con 100% de representantes electos o si se decide una 'Convención mixta' de mitad asambleístas y la mitad de parlamentarios de las cámaras. 

En el caso de la 'Convención Mixta' ahí es muy claro que el oficialismo y las élites van a inclinarse mayoritariamente a esa opción, mientras que las movilizaciones plantean que la nueva Constitución debe ser redactada desde el poder constituyente originario, una Asamblea -o convención- Constituyente que esté exclusivamente vinculada a eso. 

 

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Oposición y oficialismo llegaron a un acuerdo para realizar un referendum donde se decida la modalidad para la elaboración de la nueva Constitución de Chile. Foto: AFP
 

Sin embargo, todo está abierto. En los sectores más movilizados hay muchas dudas y desconfianza sobre este acuerdo y en las próximas semanas va a haber una conversación sobre eso. Lo que sí está claro es que la redacción del texto de la nueva Constitución será con el mecanismo de la ‘hoja en blanco’, partir desde cero, con lo que no habrá Constitución de 1980.

El segundo debate, te diría yo, será el rol del Estado subsidiario y que desde del punto de vista de las élites empresariales va a tener que ver con la defensa del derecho de propiedad en determinados ámbitos de la vida social, por ejemplo, si los chilenos tienen derecho o no a elegir sobre quién administra sus pensiones o si tiene derecho o no a elegir su tipo de educación. Estas son las preguntas que las élites van a querer llevar a la discusión constituyente versus un proceso que lo más probable es que vaya conducido para amplificar los derechos sociales y que el actuar del Estado no sea para garantizar la actuación de los privados sino para garantizar el bien común. 

Lo que sí está claro que la redacción del texto de la nueva constitución será con el mecanismo de la ‘hoja en blanco’, partir desde cero, con lo que no habrá Constitución de 1980.

En el vecino país de Bolivia las Fuerzas Armadas fueron claves para inclinar la balanza a favor de un sector político. En el caso de Chile, ¿cree usted que las Fuerzas Armadas en su país podrían tener esa capacidad en este proceso? 

Una de las grandes discusiones durante las movilizaciones es que las Fuerzas Armadas, sobretodo la oficialidad, están alineadas a ciertos intereses. Creo que es muy difícil que las Fuerzas Armadas puedan convertirse en un actor deliberante en el proceso de la nueva Constitución. En Chile, la justicia respecto a la sanción por derechos humanos, ha llevado a muchos militares a la cárcel y otros continúan presos por violación de los derechos humanos. Por eso tengo la impresión, es pura impresión, de que las FF.AA. saben de que el riesgo de intervenir en la vida política es demasiado alto aunque en Latinoamérica las Fuerzas Armadas han tenido un rol más político. En estos momentos, sin descartar lo que pueda ocurrir en el futuro, las Fuerzas Armadas en Chile están subordinadas al poder político. 

 

Video animación: Gustavo Gatica: “Regalé mis ojos para que la gente despierte”. Cortesía: The Clinic - Chile