Ya sea que estemos siguiendo una pista sobre un acto de corrupción o un mal manejo de fondos públicos en alguna entidad del Estado, o que estemos en un nivel exploratorio viendo si hay algo que merece ser investigado, es importante que nos planteemos una estrategia o una metodología de investigación, la cual debe partir por saber dónde buscar. Para eso conviene hacer un listado de las posibles fuentes que nos podrán brindar la información necesaria para contrastar nuestra hipótesis de trabajo.

Los primeros pasos. Es importante revisar los portales de las instituciones públicas que contengan información relevante sobre el sistema de contrataciones públicas y de los organismos que supervisan los fondos públicos. En el caso de Perú, se recomienda revisar el portal del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) y la Contraloría General de la República, así como los sitios web de Transparencia de las instituciones que nos permitan acceder, por ejemplo, a información relacionada a licitaciones, contratos, presupuestos y gastos ejecutados. También se recomienda hacer pedidos de información vía la Ley de Transparencia.

Tras revisar los datos de carácter público, procedemos a ordenar la información para determinar a qué otras fuentes vamos a consultar con el propósito de avanzar en nuestra indagación preliminar y construir nuestra hipótesis de trabajo. Para la elaboración de los reportajes sobre las obras paralizadas en colegios (capítulo II), por ejemplo, Convoca.pe sistematizó, todos los casos monitoreados por la Contraloría General de la República a nivel nacional. La base de datos construida permitió analizar la información para encontrar patrones, seleccionar algunos casos y elegir los ángulos de los reportajes.

La indagación preliminar y la hipótesis son solo el punto de partida. Lo que sigue es profundizar, contrastar los primeros hallazgos con diversas fuentes documentales y humanas, cruzar la información con nuevas bases de daros si es posible, así como hacer un trabajo de campo.

En paralelo, se recomienda buscar fuentes especializadas que puedan darnos más luces sobre si lo que estamos investigando. Por ejemplo, para un reportaje sobre corrupción podríamos recurrir a procuradores o exprocuradores anticorrupción, exfiscales y abogados penalistas. Volviendo a los reportajes sobre las obras paralizadas en colegios, para hacerlos, se tuvo en cuenta el conocimiento de expertos en contrataciones. Esto ayudó a determinar qué información nos permitía revelar qué caso era irregular, sospecho y de alto interés público.

En el proceso investigativo es importante recoger los testimonios de las personas afectadas. Así pues, en uno de los reportajes sobre la pandemia (capítulo IV) se recogió el testimonio de una enfermera que, debido a una mala administración en su centro de labores, no contaba con el equipo mínimo para atender pacientes de forma segura. Para los reportajes sobre la reconstrucción con cambios se conversó con dirigentes vecinales. En muchos casos son los afectados quienes, al denunciar una situación poco clara, nos entregan información valiosa que da pie a una investigación.

Todas las fuentes deben ser evaluadas, sobre todo aquellas que ofrecen información “privilegiada”.

Debemos tener en cuenta qué tanto conocen del tema y si cuenta con documentación que la sustente. De no tener pruebas que respalden lo que dice (fotos, videos, audios, documentos, etc.), es importante que nos cuestionemos si realmente pudo ser testigo o si pudo ser capaz de acceder a ese tipo de información. En todo caso, siempre será necesario buscar otros testimonios o fuentes para contrastar la información.

Contactar a los involucrados es indispensable. Con los hallazgos del proceso investigativo, determinamos quiénes son las personas (empresarios, funcionarios públicos, etc) y las instituciones y compañías que deben responder sobre los hechos de interés público que hemos identificado. Por ejemplo, en el caso de las investigaciones que presentamos en este libro: los representantes de las compañías con contratos millonarios que son investigadas por la justicia o fueron sancionadas por el Estado por incumplimiento de contratos, los funcionarios públicos que estuvieron a cargo de estos procesos, entre otros personajes importantes. Contrastar nuestros hallazgos finales con los protagonistas de nuestros reportajes es fundamental. Sin embargo, si no están dispuestos a responder y dar su versión con sustentos, el periodista que cuenta con información verificada de interés público y ha cruzado la información con diversas fuentes, está en su derecho de publicar el reportaje.

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