Mujeres del distrito de Lamas en las actividades del VIII Foro Social Panamazónico. Foto: Milagros Salazar
 

En el VIII Foro Social Panamazónico que reunió a representantes de sociedad civil de los países de la cuenca amazónica y el territorio de la Guyana Francesa en la ciudad de Tarapoto.

Tarapoto, región San Martín.- La corrupción ha permitido el acceso a la Amazonía, es una enfermedad que lo contagia todo, reclama Ruben Siqueira, coordinador de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPF) de Brasil. Uno de los puntos centrales que se dieron a conocer el lunes 1 de mayo en el cierre del VIII Foro Social Panamazónico fue precisamente la lucha contra la corrupción en la adjudicación de megaproyectos para proteger los bosques, el agua, la tierra.

El foro congregó en la ciudad de Tarapoto a  representantes de la sociedad civil de los países de la cuenca amazónica y el territorio de la Guyana Francesa. Más de mil 600 personas participaron en este encuentro internacional que concluyó con 24 propuestas para proteger los bienes de la naturaleza y los derechos de las poblaciones indígenas.

Los representantes de los movimientos sociales, líderes indígenas y de la academia acordaron, entre otros puntos, “denunciar y luchar contra la corrupción relacionada al modelo extractivista y los megaproyectos de explotación de la Amazonía y el Ande”.

El acuerdo denominado “Carta de Tarapoto” se aprobó como resultado del debate en nueve mesas de trabajo, en el que sobresalieron las denuncias de las obras ejecutadas por las empresas brasileñas investigadas en el megacaso de corrupción Lava Jato.

“Las propuestas y conclusiones del Fospa serán entregadas a las autoridades de las diversas instituciones del Estado  de cada país que toman decisiones sobre estos temas”, explicó Ismael Vega, director ejecutivo del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAPP) y miembro del equipo organizador, quien estuvo a cargo de la lectura de los acuerdos finales en la plenaria de cierre.

Aunque la investigación Lava Jato comenzó en Brasil hace tres años, el caso tiene sus conexiones en una docena de países de América Latina y África donde la empresa Odebrecht y otras compañías brasileñas pagaron sobornos millonarios a altos funcionarios públicos para obtener las licitaciones de las obras, varias de ellas ejecutadas en el territorio amazónico.

Los directivos de Odebrecht confesaron que pagaron sobornos de cerca de 800 millones de dólares por las obras que ejecutaron en estos países entre 2001 y 2016, lo que le permitió ganar a la compañía por encima de 3 mil millones de dólares, de acuerdo al documento difundido por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos a fines de diciembre de 2016.

 

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Los pagos se hicieron para obras en Brasil, Argentina, Angola, Panamá, República Dominicana, Perú, Ecuador, Colombia, México, Guatemala, Venezuela y Mozambique, entre los cuales aparecen cinco de los 8 países amazónicos y la Guyana Francesa, de donde provienen los representantes de los movimientos sociales, las organizaciones indígenas e investigadores que acordaron denunciar y enfrentar estos hechos ilícitos en el encuentro de Tarapoto.

En Perú, donde las investigaciones de la Fiscalía presentan mayores avances después de Brasil, la construcción de la carretera Interoceánica Sur que conecta este país con Brasil desde el Oceáno Pacífico hasta el Atlántico, atraviesa regiones de la Amazonía y los Andes (Ver ‘Cuotas y pagos millonarios de la Interoceánica’).

Para la Interoceánica, Odebrecht confesó haber pagado al menos 20 millones de dólares en sobornos durante el gobierno del expresidente Alejandro Toledo (2001-2006) y la Fiscalía peruana continúa investigando el pago de coimas de otra compañía brasileña, Camargo Correa, por la misma obra.

 

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“La corrupción es sistémica: está presente en la construcción de megaproyectos, en la extracción de maderas con identificación y certificados falsos, en los proyectos de las industrias extractivas y en leyes que favorecen a estas inversiones”, apuntó a Ruben Siqueira, coordinador de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT).

Siqueira y otros representantes latinoamericanos destacaron las cifras alarmantes de asesinatos a líderes ambientales. CPT reportó que en 2016 se asesinaron 61 líderes en Brasil, de los cuales 47 pertenecían a la Amazonía.

Olga Suárez de la asociación Minga de Colombia también denunció el asesinato de líderes ambientales en su país y que las investigaciones sobre estos casos en la Fiscalía de Colombia pueden tomar hasta 25 años. “Hay mucha demora e impunidad”, agregó.

Como parte de los 24 acuerdos del foro se señaló poner fin a “todo tipo de violencia contra las mujeres tanto de las comunidades como fuera de ellas, en especial de las mujeres defensoras de derechos”.

También se exigió que los Estados “se aparten de los preceptos religiosos a la hora de aprobar leyes y decidir las políticas públicas que afectan” los derechos, cuerpos y territorios de las mujeres.

El reconocimiento de los derechos colectivos, el territorio de los pueblos y sus saberes ancestrales fue otro eje central de las propuestas. En esa línea se exigió a los Estados revindicar los conocimientos de los ancianos de las comunidades y también respetar y reconocer las propuestas de los niños y jóvenes en el cuidado de los bienes de la naturaleza.

 

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Jhanmarco Flores Huamaní, criador de aguas de Ayacucho, llegó a San Martín para participar en la reunión de jóvenes
del Fospa. Foto: Milagros Salazar.

 

En forma simultánea a las mesas de trabajo del foro, cerca de 200 jóvenes se reunieron en el distrito de Lamas, a media hora en carro de la ciudad de Tarapoto, para recorrer diversas zonas afectadas por la contaminación y conocer las experiencias de las comunidades  en el cuidado de los bosques y las fuentes de agua.

Entre los adolescentes que llegaron de diversas regiones de Perú,  encontramos a Jhanmarco Flores Humaní de 13 años originario de la región andina de Ayacucho, una de las zonas más golpeadas en los años de la violencia que vivió Perú (1980-2000).

Jhanmarco es un criador de lagunas: represa el agua de la lluvia como una respuesta vital en tiempos de sequía. Él es el presidente de la red de jóvenes del centro poblado ayacuchano de Quispillacta.

“El Apu me habla, me dice en mis sueños cómo cuidar los ojos de agua, cómo criar las lagunas”, narra Jhanmarco en su primer recorrido por la Amazonía a la que desea volver.

*Este artículo fue publicado en la agencia internacional IPS como parte de un acuerdo colaborativo.

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