Cómo opera en América Latina una red global de desinformación sobre salud reproductiva, explotando zonas grises creadas por la clandestinidad del aborto.

 

Una investigación de openDemocracy de nueve meses, que incluyó reporteo encubierto en 18 países, reveló esta semana la existencia de una red global de más de cientos de ‘centros de embarazos en crisis’ (CPC, por sus siglas en inglés) que se presentan a menudo en sitios web como grupos de apoyo, información e incluso servicios de aborto.

A ellos acuden mujeres que consideran poner fin a sus embarazos. En muchos se les da información falsa y distorsionada sobre el aborto y, en algunos casos, sobre anticonceptivos. Cientos de estos grupos funcionan en países latinoamericanos.

A nuestra reportera encubierta en Buenos Aires, que se hizo pasar por una joven que intentaba poner fin a un embarazo producto de una relación violenta, el personal de uno de esos centros le dijo: “Tú viviste violencia, pero una vez que te hiciste un aborto, perpetuaste el ciclo de la violencia; la violencia más grande que se puede hacer a un ser humano es eliminarlo”.

Le mostraron un video de un feto siendo desmembrado y le entregaron un folleto donde se asegura que las “potenciales consecuencias del aborto” incluyen conducta autodestructiva, agresividad, depresión profunda y culpa, pesadillas y relaciones problemáticas o no saludables con hijos y familiares.

En todo el mundo, el uso de videos con imágenes chocantes y explícitas fue una constante. En Argentina estaba narrado en español, en Ecuador se oía solamente música; en Costa Rica y México la narración era en inglés con subtítulos en español.

 

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Folleto entregado en un ‘Centro de Asistencia a la Mujer’ en Buenos Aires. Crédito: Agostina Mileo.
 

A la reportera ecuatoriana que visitó uno de estos centros en Quito, se le advirtió, de forma incorrecta, de mayores riesgos físicos extremos, como cáncer.


 

Tu esposo no va a estar ahí cuando tengas cáncer, cuando estés operada sin un seno"

“Tu esposo no va a estar ahí cuando tengas un cáncer, cuando estés operada sin un seno”; “hay casos en que (las pastillas) no funcionan y ahí sí vienen los niños con deformidad... Dentro del endometrio se forman hematomas, se revientan los hematomas, se cortan venas, arterias. (Así yo) destruí todo el interior del útero, mi matriz”, le dijeron.

Nuestra investigación descubrió que:

-A las mujeres se les dice, falsamente, que el aborto eleva los riesgos de cáncer y enfermedad mental; que una mujer necesita permiso de su pareja para acceder a un aborto, y que los hospitales se negarán a asistir a una persona con complicaciones posaborto;

-El personal de estos centros alienta a las mujeres a posponer el aborto y los anticonceptivos de emergencia;

-Los materiales de entrenamiento de estos centros aseguran que “los condones no funcionan bien para impedir el embarazo”;

-Aseveraciones de que el aborto aumenta los riesgos de que la mujer abuse de sus hijos;

-Insinuaciones de que el aborto puede ‘convertir’ en gay a la pareja de la mujer;

-Publicidad engañosa, lo que incluye algunos centros que se presentan en internet como grupos de apoyo en favor del aborto o como servicios de interrupción de embarazos;

-El personal de algunos centros ofrece ecografías sin tener formación médica.


Esta investigación (que puede leerse aquí en inglés) supuso enviar reporteras encubiertas, haciéndose pasar por mujeres vulnerables con embarazos no deseados, contactaran 33 centros afiliados al grupo estadounidense Heartbeat International en 18 países: Argentina, Canadá, Costa Rica, Corea del Sur, Croacia, Ecuador, España, Estados Unidos, Irlanda, Israel, Italia, México, Nigeria, Rumania, Serbia, Sudáfrica, Ucrania y Uganda. Se hicieron consultas en persona en 21 centros y se requirió asesoramiento telefónico en otros 12.

En los cuatro países latinoamericanos (Argentina, Costa Rica, Ecuador y México), el aborto está permitido bajo ciertas circunstancias, y en dos distritos mexicanos (la capital y el estado de Oaxaca) es legal. 

Pero sigue figurando como delito en los códigos penales de prácticamente todos los estados latinoamericanos y caribeños

En consecuencia, el aborto clandestino es una realidad generalizada, con ofertas de todo tipo en el mundo físico y virtual. Es en los intersticios de estas zonas grises donde proliferan estos ‘centros de crisis’.

En Costa Rica, nuestra reportera contactó con uno de estos centros a través del sitio quieroabortarcr.com; en Argentina fue en embarazoinesperado.com, en México, estos centros publicitan sus servicios en los sitios web interrumpir-embarazo.com y aborto-mexico.com.

En Ecuador, varios de estos grupos se publicitan a través de Profem o del sitio web decidemujer.com. Si se lo busca en Google aparece junto a las palabras clave “Información clínicas de aborto en Quito. Aborto seguro en Quito”. Y en su portada parece ofrecer pastillas de misoprostol. 

 

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En esta cuadra del sur de Quito funciona uno de los centros investigados. Nada indica su presencia desde la vereda. Crédito: Ángela Meléndez.

 

En estos sitios y en sus páginas de Facebook nuestras reporteras hallaron imágenes de mujeres jóvenes en actitudes de diversión o de fiesta, acompañadas de frases como “embarazo no deseado”; “libre soy”, “¿te has preguntado dónde abortar?”; “¿necesita solucionar un embarazo inesperado? Se atiende previa cita. Confidencialidad y seguridad”.

Pero al llegar a la cita concertada, encontraron una oferta muy diferente.

En uno de los dos centros visitados en Ciudad de México, una mujer que no exhibió formación médica le dijo a nuestra reportera: “¿Sabes que no te aceptarían en un hospital al llegar con una hemorragia si te automedicaste?”. Pero esto no es cierto. Por ley, los hospitales públicos deben atender a cualquiera que llegue a una sala de urgencia. 

La misma mujer mencionó 20 veces al novio de la reportera y su presunto “derecho a decidir”, le dijo que sin su permiso o el de un familiar, no podía practicarse un aborto e incluso le presentó un formulario de consentimiento con espacio para dos firmas, pese a que en Ciudad de México el aborto voluntario es legal en las primeras 12 semanas desde 2007.

A varias fuentes con las que habló openDemocracy les preocupa que estos centros eludan los controles sobre información sanitaria pues no se les exige registrarse como proveedores de servicios de salud.

Para la senadora mexicana Patricia Mercado, estos grupos están “aprovechando una laguna de manera tramposa”.

“Escandalosa estrategia”

Las revelaciones de openDemocracy despertaron reacciones y reclamos de integrantes de parlamentos, especialistas en salud y activistas.

La profesora de derecho internacional en derechos humanos de la Universidad de Toronto, Rebecca Cook, dijo que “estos grupos están violando la esencia de la ética médica”, y recordó que hubo médicos llevados a la justicia por “suministrar información incorrecta” a sus pacientes.

“Es clave que la justicia investigue el grado de legalidad de los procedimientos” de estos centros, dijo la diputada de la coalición gobernante en Argentina, Mónica Macha.

Para la ecuatoriana Mónica Alemán, que preside el Grupo Parlamentario por los Derechos de las Mujeres, se debe “tomar medidas en todos los ámbitos. Todos tenemos responsabilidad en esto”.

Los hallazgos de openDemocracy “deberían ser entregados a las autoridades competentes para que puedan iniciar una investigación”, sostuvo por su parte la presidenta de la comisión de justicia de la Asamblea Nacional de Ecuador, Ximena Peña.

De hecho, la directora del Instituto Nacional contra la Discriminación de Argentina, Victoria Donda, aseguró que la entidad está “trabajando” en “campañas que visibilicen cómo actúan estos grupos religiosos atentando contra la integridad de las personas”.

También en Europa se empieza a actuar. Integrantes de la Eurocámara pidieron por escrito a la comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria y a la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa “adoptar medidas firmes” contra los “peligrosos y deshonestos centros de embarazos en crisis”.


Nexo con EEUU 

La mayoría de los centros que investigamos no muestran sus creencias religiosas, ni sus conexiones estadounidenses.

Pero el grupo Heartbeat International viene apoyando a estos centros desde que se fundó a inicios de los años 70, en medio de la ola de legalización del aborto en EEUU. Hay miles de CPC en ese país, y han sido objeto de numerosas controversias, incluyendo acusaciones de desinformación.

Heartbeat tiene cientos de afiliados en el resto del mundo, muchos en América Latina (solo en México son 70), donde mantiene un acuerdo de asociación con la red Centro de Ayuda para la Mujer Latinoamericana (CAM) a la que entregó al menos 25.000 dólares desde 2012 para “entrenamiento, consultoría y apoyo a nuestros afiliados comunes”, según las declaraciones tributarias de este grupo, analizadas por openDemocracy.

 

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Captura de pantalla del sitio decidemujer.com, con teléfonos de centros CAM en Ecuador.
 

CAM se fundó en los años 80 en México, cuando un activista local asistió a una conferencia organizada por el grupo católico estadounidense Human Life International (HLI), con sede en Virginia. Los logos de ambas organizaciones se encuentran en el sitio web de CAM.

HLI declara haber donado unos 920.000 dólares en América Central y el Caribe entre 2008 y 2014, y más de 230.00 dólares en América Latina en 2015-2017. Pero desde 2008 se abstiene de divulgar los nombres de sus beneficiarios, así que no está claro cuánto dinero fue a la red CAM.

Estas dos organizaciones tienen nexos con un exfuncionario del gobierno de Trump, Scott Lloyd, destituido al revelarse que manipuló solicitudes de aborto de inmigrantes adolescentes. Este hombre integró la junta directiva de una filial de Heartbeat en Virginia y fundó un bufete legal en la misma sede de HLI.

En 2017, periodistas de investigación revelaron que adolescentes inmigrantes que habían solicitado abortos mientras estaban bajo custodia federal en la frontera con México, eran derivadas a filiales de Heartbeat.

Eres católica, ándate a una iglesia, que el padre te bendiga, confiésate, confiésate"

Ni la red CAM ni los centros que visitamos en México, Costa Rica, Ecuador y Argentina ni HLI respondieron a nuestras preguntas.

Sí lo hizo Heartbeat. “Nos adherimos a nuestro Compromiso de Cuidado”, que obliga a los afiliados a la exactitud en la información y la publicidad. “Diferentes  países tienen sus culturas y diversas formas de comunicarse, pero sigue siendo un hecho que el aborto tiene riesgos para las mujeres”, sostuvo la organización.

En el sur de Quito, en un centro que decía ofrecer misoprostol, la mujer que atendió a nuestra periodista encubierta le dijo: “El mismo hecho de que estés en este lugar ya te contamina… es como cuando pisas popó, te limpias, te limpias, pero vas llevando el aroma”.

“Eres católica, ándate a una iglesia, que el padre te bendiga, confiésate, confiésate... Te equivocaste, sí, pero puedes levantarte y continuar”.