La pandemia expuso lo que muchos medios de comunicación callan: la precariedad laboral de los periodistas y, en varios casos, el abuso de corporaciones o empresas periodísticas. En la región, mujeres y hombres de prensa afrontan despidos masivos, reducción de salarios y bajas por contagios durante la cobertura de la crisis sanitaria. Una práctica que se replica en casi toda Sudamérica, según lo confirmaron testimonios de periodistas en seis países —Perú, Colombia, Ecuador, Brasil, Chile y Argentina— recogidos por Convoca.pe. En suelo peruano, hasta la fecha (actualizado al 19 de agosto) se ha registrado el cese de más 400 trabajadores de medios de comunicación, 82 periodistas fallecidos en el ejercicio de sus funciones y, al menos, 100 contagiados.

 

No sólo el personal médico ha estado en la llamada primera fila durante la pandemia del COVID-19. También los periodistas se han expuesto para informar sobre la crisis sanitaria, incluso a riesgo de su propia vida. La organización no gubernamental Press Emblem Campaign (PEC), con sede en Suiza, ha contabilizado 146 periodistas fallecidos en 31 países. Un saldo que revela la fragilidad de un gremio que,  históricamente ha padecido de bajos sueldos y malas condiciones laborales, pero que, ahora, ve agudizados sus males, a raíz de la emergencia global por el virus.

El Perú es el vivo reflejo de esta realidad. La paralización de actividades económicas y productivas, por más de tres meses, ha afectado con creces a la industria de los medios de comunicación, que ya tenía una situación crítica previa por otros factores. Ello se ha traducido en despidos masivos, recortes de sueldos y cierre de redacciones periodísticas. Según datos de la Asociación Nacional de Periodistas (ANP), diez diarios locales han dejado de circular durante el estado de emergencia nacional, que se inició el 16 de marzo último. Publimetro anunció su cierre definitivo y el diario deportivo El Bocón dio por terminada su edición impresa.

El Grupo La República —periódicos El Popular, La República y otros productos— despidió a más de 60 trabajadores. El Grupo El Comercio —diarios Trome, El Comercio, Perú21, Gestión, Correo y otros—, aplicó una reducción de sueldos de 30% durante mayo, junio y julio, para luego ordenar una reducción de personal, pese a haber sido beneficiado con el programa estatal de créditos Reactiva Perú. En este último conglomerado, el diario Correo prescindió de varios de sus corresponsales en regiones y redujo el número de páginas en la edición de algunas provincias. Mientras que Corporación Universal —que cuenta con los diarios Exitosa y Karibeña, así como radioemisoras y canal de televisión— adeuda meses de salario y beneficios sociales postergados. Este recuento, que levantó la Asociación Nacional de Periodistas, arroja que, al menos, 400 puestos de trabajo se perdieron durante la cuarentena.

"La pandemia vino a poner en evidencia la vieja precarización del sector”, afirmó Zuliana Lainez, secretaria general de la ANP, en diálogo con Convoca.pe.

“Desde hace décadas, venimos sufriendo la inestabilidad, los bajos salarios, los retrasos de los pagos y el maltrato laboral. Ahora que la prensa ha sido declarada un servicio esencial, no queremos la simple denominación. Exigimos que nos traten como tal”, agregó.

 

 

En su opinión, esta crisis sanitaria debe poner en la agenda pública la grave situación de los periodistas de la región. La ANP registra que más del 80% trabaja de forma independiente. Así que muchos carecen de seguro médico, no cotizan en el sistema de pensiones, tampoco gozan de beneficios laborales y no hay quién vele por su seguridad durante las coberturas.

“Tenemos registrados 100 periodistas contagiados y 82 fallecidos por COVID-19; (…) 21 de los que murieron, se contagiaron durante la actividad profesional, la mayoría del interior del país. Periodistas que trabajaban sin mascarillas, porque sus ingresos no les permitían comprar equipos de seguridad. Personas de más de 65 años que, al no tener una pensión digna, quedaron condenadas a trabajar hasta el último de sus días”, expresó.

 

Colombia: Cadena de violaciones contra el periodismo

La prensa colombiana viene arrastrando un largo período de crisis. Entre 2017 y 2019, fueron amenazados 583 periodistas. En los últimos cuatro años, 1,100 personas fueron despedidas de medios de comunicación, de acuerdo con cifras de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip). La década que comienza no parece ser distinta.

La Federación Colombiana de Periodistas (Fecolper) y la Federación Internacional de Periodistas han alertado sobre prácticas de seis empresas —que representan a 18 medios del país— que están vulnerando los derechos laborales de los trabajadores de la prensa, en el contexto de la pandemia.
 
El gremio ha registrado irregularidades como la imposición de licencias no remuneradas; la modificación de la jornada laboral con una disminución del salario y sin reducir la carga de funciones; la asignación de actividades fuera del horario habitual del trabajador; así como la suspensión de los contratos sin dar aviso al Ministerio de Trabajo.

El episodio más reciente de despedidos ocurrió el 12 de junio, cuando un abogado de la Casa Editorial El Heraldo le comunicó a 23 periodistas —que laboraban en los diarios El Heraldo, Al Día y Q’hubo— la decisión de despido y la firma de un documento de “mutuo acuerdo”.

Nilson Romo, quien laboraba desde hace cuatro años en El Heraldo de Barranquilla, recibió un mensaje por Whatsapp para informarle que debía presentarse en la redacción, a una reunión con la directora. Acudió el día acordado y esperó ser atendido. Pero nadie se presentó. Hasta que le informaron que debía ir a la oficina de Recursos Humanos y ahí entendió el mensaje.

 

ya
La pandemia agudizó la situación ya precaria de los profesionales de la información. Foto: Difusión

 

“Decidí firmar lo que me ofrecieron porque no quería someterme a un desgaste con la empresa”, cuenta Romo. “Puedo entender el tema de las cifras y la incertidumbre por la enfermedad, pero no fueron los modos. Nadie me dio la cara. Ni siquiera, las gracias. Yo sí fui y me despedí para terminar esta etapa” añadió. “Es un momento difícil. Soy padre de tres hijos. Mi hogar depende de mí. Ahora, hay que seguir adelante, en este contexto”, refirió.

Werner Zitzmann, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Medios de Información (AMI), afirmó en una entrevista que las medidas de aislamiento han generado un caos total en las finanzas de los medios. En el caso de Colombia, la caída de los ingresos económicos ronda entre el 70% y 90%. “Al no haber ingresos, no hay con qué pagar absolutamente nada y eso está generando una situación muy compleja”, explica.

La Federación Colombiana de Periodistas (Fecolper) reconoce que la reducción de la publicidad es una realidad que afronta el sector. Sin embargo, advierte que la respuesta no puede enfocarse en medidas que vulneren las condiciones de los trabajadores, tanto de los medios nacionales como regionales.

“En circunstancias tan impredecibles, el empleador debe abstenerse de realizar prácticas abusivas y de tomar decisiones arbitrarias porque, en estos momentos de dificultad, es cuando debe mantener la solidaridad y el respeto con todos sus trabajadores y sus respectivas familias, que son la fuerza laboral que impulsa el desarrollo de sus medios de comunicación”, se reseñó en el comunicado.

 

Ecuador: Se agudiza crisis en la industria de los medios

El pasado 7 de junio, a las 17:45 horas, apagó su transmisión la emisora Ondas Azuayas, después de 72 años de operaciones desde la ciudad de Cuenca (Ecuador). El medio atravesaba dificultades económicas que se agudizaron en el contexto de la pandemia. No resistieron la suspensión de la pauta publicitaria y su salida del aire dejó a sus trabajadores sin sustento.

César Ricaurte, director ejecutivo de Fundamedios, califica la situación de la prensa en Ecuador como compleja. Hasta la fecha, calcula que 600 periodistas han sido despedidos de distintos medios. Los diarios locales figuran entre los más afectados. Al menos, diez han tenido que dejar de circular y otros han bajado su tiraje, como consecuencia de la reducción de hasta 90% de sus ingresos por publicidad y la caída de 70% de su circulación.

 

 

 

El panorama más desalentador se ha visto en la provincia de Guayas, el epicentro de la pandemia en Ecuador. La ciudad de Guayaquil llegó a reportar al día hasta 500 fallecidos por COVID-19, durante abril. La labor de los periodistas permitió visibilizar el colapso de las morgues y dejar registro de los cadáveres que se acumulaban en las calles. Pero aquella cobertura le arrebató la vida a 12 trabajadores de prensa.

“Tenemos contabilizados 15 periodistas fallecidos. La mayoría, en Guayaquil y, el resto, en la zona costera”, afirmó Ricaurte. “Hemos tenido que dar asistencia de emergencia a muchos colegas, así como ayuda de alimentación a más de 100 periodistas que se quedaron desempleados. La situación es grave”, añadió.

 

Brasil: Agredidos por combatir la desinformación

El gobierno brasileño no ha tomado medidas suficientes para contener la pandemia. Mientras las cifras de contagiados crecen, el presidente Jair Bolsonaro niega la gravedad del virus y deja sin efecto las recomendaciones dadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En ese contexto, los periodistas han hecho esfuerzos por contrarrestar la desinformación, pero han sido agredidos en las calles por grupos oficialistas, con el argumento de que propagan el pánico.

La denuncia la hizo la Federación Nacional de Periodistas (Fenaj) de este país, que instruyó a los sindicatos sobre cómo solicitar a los medios medidas de protección para los trabajadores, no sólo para resguardarlos de las agresiones sino también de los contagios que, hasta ahora, alcanzan a unos 50 casos y, al menos, seis fallecidos, según informó María José Braga, presidenta de la organización gremial.

El problema resulta aún mayor, cuando se considera que los periodistas en Brasil se han sentido desprotegidos, incluso, dentro de sus propias redacciones, a raíz de los anuncios de recortes de la jornada laboral y reducciones de hasta 70% de los salarios. Esto ha movido al gremio de trabajadores de prensa a divulgar en redes la etiqueta #JornalistasSalvamVidas (Periodistas Salvan Vidas), como una forma de visibilizar su malestar.

 

ya
Por los altos niveles de contagio y decesos, Brasil se ha convertido en uno de los focos globales de la pandemia. Foto: Difusión

 

“La amenaza llega justo cuando la población brasileña necesita más información de calidad sobre la pandemia y sus efectos. Reducir las horas de trabajo y los salarios de los periodistas significa reducir la capacidad de la sociedad para informarse, abriendo espacio para la difusión de noticias falsas”, se indicó en el comunicado divulgado por la Federación Nacional de Periodistas.

Esta organización realizó una encuesta a 457 profesionales en todo el país, para conocer la situación laboral en el contexto de la emergencia sanitaria. El estudio arrojó una reducción de los salarios en 29% de los lugares de trabajo y despidos en más de 20% de las salas de redacción, lo que se traduce en una sobrecarga en los periodistas que quedan. Mayor presión y más estrés.

“La pandemia ha agravado la situación, en relación con las condiciones de trabajo y los salarios, lo cual es muy grave para cualquier trabajador, sobre todo, para alguien que no tiene un salario alto como el periodista”, declaró Braga. “Al contrario de lo que piensa la mayoría de la gente, la categoría está mal pagada y, con un salario ya bajo, tener un recorte de 25% es extremadamente grave”, se reseñó en el comunicado


Chile: Problemática laboral de vieja data

El 3 de marzo se confirmó el primer caso de coronavirus en Chile: un médico de 33 años, que regresó de un viaje a Singapur. Decretada la cuarentena, el Colegio de Periodistas de ese país le exigió a las autoridades que tomaran medidas de seguridad para mujeres y hombres de prensa, limitaran las conferencias presenciales y accedieran a hacer conferencias virtuales, sin restricciones para hacer preguntas.

Unas semanas después, la Secretaria Regional Ministerial (Seremi) de Salud de la región de Araucanía convocó a los medios para dar unas declaraciones, sin tomar en cuenta la recomendación del Colegio de Periodistas. Nadie cumplió los protocolos de seguridad. Hubo saludos, manos estrechadas y abrazos, sin sospechar que la representante del Ministerio de Salud que ofreció la conferencia de prensa, tenía coronavirus. El resultado: ocho periodistas contagiados.

“Lo que ocurrió en Araucanía fue emblemático”, consideró Rocío Alorda, secretaria general de la organización gremial. “A raíz de este caso, nosotros pusimos un recurso de protección a los periodistas, para que las autoridades no vuelvan a hacer estos encuentros presenciales con los medios, en aquellas regiones que están en cuarentena o con altos índices de contagio”, explicó.

La vulnerabilidad de los periodistas en Chile durante la pandemia se ha visto reflejada también en la reducción de personal. Una estrategia que los grandes medios, como el Grupo Copesa —diarios La Tercera, La Cuarta; radio Duna y otros— y el Grupo Edwards —periódicos El Mercurio, Las Últimas Noticias—, vienen aplicado desde octubre de 2019, durante las olas de protestas, y que ha tomado fuerza en los días de la pandemia.

 

ya
En muchos casos, los periodistas latinoamericanos realizan sus labores sin contar con seguro de salud o médico. Foto: Difusión

 

“Desde el Colegio de Periodistas, vemos con preocupación esta ola de despidos, que ya suma 40 periodistas en el país. La semana pasada, llamamos la atención por la reducción de 20 personas en las sucursales regionales. La decisión de disminuir los medios en el interior nos deja sin expresión local. Es una vulneración a la libertad de prensa y de información”, sostuvo la secretaria general del Colegio de Periodistas.

A su juicio, la crisis económica en Chile y la situación de la post pandemia va a obligar a los medios a replantear de qué forma van a seguir funcionado. “Esto no es un efecto reciente”, dijo Alorda. “Lo vemos desde hace un par de años, cuando cerró el Diario la Hora, Publimetro y la revista Paula. Y seguirá pasando. Mientras en Chile no haya una Ley de Medios que garantice el derecho a la libertad de prensa, que establezca sectores de la comunicación privados, públicos y comunitarios y el Estado no sea garante, va a ser muy difícil avanzar hacia un sistema que garantice la existencia de los medios más allá de estos procesos de quiebre”, advirtió.


Argentina: Sueldos por debajo de la línea de pobreza

Mariano Caruso llevaba 24 años trabajando en la redacción de la revista Pronto, la más vendida en Argentina desde hace dos décadas. Pero su paso por ese medio terminó de forma intempestiva el pasado 30 de marzo, cuando los dueños notificaron su decisión de cerrar y prescindir de los servicios de 40 trabajadores, pese a estar prohibidos los despidos por decreto del Gobierno en razón de la pandemia.

“La empresa decidió un cierre ilegal y fraudulento”, comentó Caruso. “Quisieron aprovechar la cuarentena para sacarse la mayor cantidad de gente de encima. Aparte, pagaron indemnizaciones a la baja, alegando causas de fuerza mayor que no existían”, agregó. Este caso de la revista Pronto se llevó a un juzgado, que le dio la razón a los trabajadores. Sin embargo, la empresa PubliExpress no ha dado respuesta sobre la reincorporación.

Una situación similar ocurrió con Editorial Atlántida, cuyos dueños decidieron cerrar la revista Gente y despedir a sus 43 trabajadores, en plena cuarentena. Más allá de esos dos casos, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) no ha registrado otros despidos masivos durante la pandemia. No obstante, ha reportado hechos como la reducción de sueldos, atrasos salariales y fraccionamiento del pago.

“El grupo El Clarín está pagando 60% del sueldo a inicios de mes y el resto, lo deposita a finales. Aparte, tenemos el caso del diario Popular, que redujo a la mitad el salario de sus trabajadores. El Gobierno está pagando una parte, pero los dueños no están cumpliendo con la suya. De paso, les deben los aguinaldos y otros beneficios laborales”, explicó Matías Cervilla, miembro de la Secretaría de Asuntos Profesionales del Sipreba.

 

ya
Mujeres y hombres de prensa argentinos en cobertura de la crisis sanitaria. Foto: VOA Noticias.

 

El Estado está asumiendo el pago de los salarios de cerca de 2,2 millones de trabajadores argentinos, a través el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP). Hay más de 450 mil empresas inscritas para recibir ayuda estatal, incluidos los medios de comunicación. En esa lista, figura el Diario Perfil, que se adhirió a esa modalidad para que el gobierno asumiera parte del sueldo de sus 500 trabajadores, entre prensa y gráficos.

En algunos casos, el subsidio estatal supera 50%, en otros casi cubre 100% y, en los cargos gerenciales, no supera 25% del sueldo. Una situación que en el oficio periodístico podría convertirse en un dilema ético, menos en Argentina. “La gran mayoría de los medios argentinos, sobre todo la prensa gráfica, depende de la pauta oficial, mucho antes de la pandemia. Los avisos privados se fueron desplomando fruto de la crisis económica”, explicó Marcelo Iglesias, delegado gremial en la comisión interna de Editorial Perfil. “No creo demasiado en la libertad de prensa en un medio privado de alcance masivo. No por intervención del Estado, sino por los intereses de los grupos económicos”, opinó.

Antes de la pandemia, el panorama no era más alentador. Este sector de la prensa ha perdido más de 4,500 puestos de trabajo en los últimos cuatro años, de acuerdo con datos del Sipreba. De paso, los atrasos salariales ha reducido el poder adquisitivo de los periodistas, porque la inflación ha pulverizado sus sueldos, que sólo se ajustaron 15% durante 2019.

El virus sólo ha venido a agravar la situación de los medios en Argentina. Así lo confirma un estudio realizado por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires a más de 700 agremiados, para conocer sus condiciones laborales en tiempos de pandemia. La encuesta arrojó que 66% cobra un sueldo por debajo de la canasta total, valorada en 768,46 dólares, y 42% recibe un salario que raya la línea de pobreza (602 dólares).

 

 

 

Aparte, se conoció que seis de cada diez trabajadores no recibe pago por horas extras y casi 40% afirma tener más de un empleo, porque el sueldo no les alcanza para subsistir. La reducción de la capacidad adquisitiva de los periodistas llega a tal punto que 32% de los encuestados aseguró que recortó gastos de alimentación y 12% prescindió de alguna de las comidas.

El sindicato no ha reportado fallecidos por COVID-19, sólo un contagiado entre los trabajadores de prensa que se encuentran en Buenos Aires. Lo que sí han registrado son enfermedades profesionales, porque muchos trabajadores no cuentan con condiciones adecuadas para laborar en sus hogares y están sobrecargados con una jornada excesiva, sin ninguna remuneración adicional.

“Como en muchas profesiones, el periodismo trabaja más en esta situación de pandemia”, refirió Ezequiel Franco, integrante del comité directivo del Foro de Periodismo Argentino (Fopea). “Si bien los periodistas asumimos que no tenemos horarios, hoy eso se vive con intensidad. Más cuando hemos sido declarados trabajadores ‘esenciales’, lo que quiere decir que para el Estado el periodismo es un trabajo clave para que funcione el sistema y la sociedad”, añadió.

Esta crisis sanitaria, en opinión de Franco, deja ver con claridad una realidad: la incertidumbre sólo se combate con más y mejor periodismo. “Quizás, como nunca antes en la historia de este siglo, los medios se han visto ante un escenario de informar para el bien común”, manifestó. “Este es un escenario ideal para apoyar al periodismo, para asumir funciones, pactos y compromisos con la verdad y con la audiencia, a fin de combatir esta pandemia”, concluyó.